Vigilancia epidemiológica, la mejor herramienta para prevenir pandemias

  • Dr. Miguel Álvarez Deza

  • Maria Baena
  • Editorial
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La revista Charlie Hebdo publicó en su edición del 29 de junio que la cuarentena demuestra tres cosas. Una: que la economía se derrumba tan pronto como deja de vender cosas inútiles a personas sobreendeudadas. Dos: que es perfectamente posible reducir la contaminación. Y tres: que las personas peor pagadas son las más esenciales para el funcionamiento del sistema y yo añadiría, sobre todo del sistema sanitario. 

En toda enfermedad transmisible, la vigilancia epidemiológica es clave y ha quedado patente el bajo peso que se le ha dado a la Salud Pública en los sistemas sanitarios de las distintas comunidades autónomas de nuestro país. 

En esta crisis de la epidemia de coronavirus, la parte de Salud Pública, que tiene que ver con la vigilancia y seguimiento, ha sido adecuada, pero a base de dedicar con buena voluntad horas y horas, fuera de nuestra jornada laboral, por las tardes, fines de semana y festivos. 

Nuestra resiliencia se ha visto afectada. El personal de los servicios de alertas epidemiológicas está cansado y se siente poco reconocido. Los aplausos y las buenas palabras de agradecimiento se quedan en eso. 

Los profesionales de Salud Pública en España, y sobre todo en Galicia, somos los grandes olvidados de los políticos sanitarios, que sólo han potenciado la Atención Primaria y la Atención Hospitalaria, más centros y más hospitales, olvidándose de la prevención. 

La Ley General de Salud Pública se aprobó, en octubre de 2011, para sostener "las acciones de coordinación y cooperación entre administraciones" con el objetivo de "prevenir la enfermedad, así como para proteger, promover y recuperar la salud de las personas, tanto en el ámbito individual como en el colectivo", según exponía la norma. Sin embargo, no se ha desarrollado. 

Aquí es necesario tener en mente tres principios clave en enfermedades infecciosas. Uno: en casi todas hay casos asintomáticos. Dos: hay que vigilar si estos individuos transmiten la enfermedad. Tres: si no los buscas, estos casos no los encuentras. El riesgo entonces es que detectemos los casos graves, una mínima parte del total. 

Ahora es el mejor momento para emprender una profunda reforma de las estructuras de Salud Pública y los sistemas de información sanitaria en España. Hoy hay soluciones tecnológicas que ofrecen información de calidad en tiempo real. Es un problema sistémico que hay que resolver con urgencia porque habrá rebrotes y hay que estar preparados para anticiparnos. 

Lo decisivo para controlar esta pandemia es planificar y desplegar como primera línea de defensa la epidemiología y la prevención, orientadas a evitar contagios, mediante la detección temprana de casos, análisis y rastreo de contactos con encuestas realizadas por personal entrenado. 

Este es el momento de reflexionar. Hay que ver lo que hemos aprendido. Estamos en precario y somos poco personal dedicado a la vigilancia epidemiológica y muchos nos jubilaremos en los próximos años. Veremos nuevas enfermedades transmisibles por nuevos agentes infecciosos y tenemos que estar preparados. 

Es necesario reforzar la salud pública, reformarla y rediseñarla para que proteja la segunda línea de defensa, la estructura asistencial, que no deja de ser poderosa, como han demostrado nuestros compañeros. 

Nosotros somos los que podemos evitar que los pacientes lleguen a los respiradores, a la UCI. 

Miguel Álvarez Deza es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.