Vacuna contra la COVID-19: ¿es también útil para la COVID persistente?
- Dr. Thomas Kron
COVID persistente: una carga para los pacientes y la sociedad
Durante la pandemia de la COVID-19 quedó claro, relativamente pronto, que algunos pacientes infectados no se recuperaban de la infección aguda y seguían presentando síntomas semanas después.
Probablemente entre el 10 y el 20% de todos los pacientes infectados por el SARS-CoV-2 sufren síntomas tras la infección, informan la doctora Isabell Pink y el profesor Tobias Welte, del Departamento de Neumología de la Facultad de Medicina de Hannover, en un artículo reciente. No existen hallazgos patognomónicos ni parámetros químicos con los que se pueda demostrar la presencia de la COVID persistente. Las quejas más comunes son la fatiga, la disnea, la anosmia y la ageusia, así como la cefalea, el dolor articular, la tos, el deterioro cognitivo y las alteraciones del sueño.
La COVID persistente no solo supone una gran carga para los afectados, sino para toda la sociedad. Tal y como informó recientemente Univadis Alemania, según los datos del seguro alemán Techniker Krankenkasse, los pacientes con COVID persistente estuvieron de media más de 100 días sin poder trabajar el año pasado. Las personas con un curso leve de la enfermedad estuvieron de baja por enfermedad una media de 90 días al año siguiente, para los asegurados que fueron hospitalizados durante más de siete días fue de 168 días, y para los requirieron ventilación mecánica fue de 190 días.
¿Prevención y tratamiento con la vacunación?
¿Reduce la vacunación contra la COVID-19 el riesgo de COVID persistente?, ¿Mejora la vacuna contra la COVID-19 los síntomas de la COVID persistente? Dos científicas, la Dra. Stilla Bauernfeind y la profesora Barbara Schmidt, de la Universidad de Ratisbona,en Alemania, investigaron estas cuestiones analizando las publicaciones disponibles.
La causa de la COVID persistente no está clara. Según Stilla Bauernfeind y Babara Schmidt, se habla de los siguientes factores en términos de fisiopatología:
- Persistencia de virus, antígenos virales y ARN viral en los tejidos, lo que provoca una inflamación crónica.
- Desencadenamiento de una respuesta autoinmune tras una infección viral aguda.
- Disbiosis del microbioma o del viroma.
- Daño tisular no reparado.
Por lo tanto, se supone, entre otras cosas, que la vacunación contra COVID-19 como opción preventiva podría evitar tanto la formación de reservorios virales persistentes como el daño tisular causado por las respuestas inmunes no específicas o autoreactivas mediante una respuesta inmune dirigida que esté presente desde el principio. Según las autores de Ratisbona, un efecto terapéutico sería "concebible erradicando el reservorio viral o restableciendo una respuesta inmunitaria desregulada".
Indicios claros de reducción de riesgos
Sin embargo, en este momento no se dispone de estudios aleatorizados que evalúen la vacuna contra la COVID-19 con respecto a la prevención y el tratamiento de la COVID persistente, añaden las científicas. Por lo tanto, solo pudieron evaluar los estudios observacionales. Según ellas, la calidad y la cantidad de los estudios observacionales disponibles no permiten una afirmación concluyente. No obstante, hay indicios claros de que la vacunación (completa) contra la COVID-19 puede reducir el riesgo de COVID persistente
Además, si un paciente padece COVID persistente, la vacunación parece modificar en ocasiones los síntomas. Sin embargo, aún no está claro si se trata de un efecto temporal o de un efecto duradero. No se puede derivar un efecto terapéutico de forma fiable a partir de las pruebas disponibles.
El impacto indirecto de la vacunación en la COVID persistente, las infecciones sintomáticas por SARS-CoV-2 que se evitaron en diversos grados, no se ha registrado en los estudios realizados hasta la fecha. Tampoco está claro "hasta qué punto puede alegarse un impacto de la vacunación contra la COVID-19 en la COVID persistente a través de la prevención de cursos graves, ya que se discute si un curso grave es un factor de riesgo para el desarrollo COVID persistente". Según las autoras, también sería posible una influencia directa, sin embargo, no hay datos al respecto. También hay que mencionar en este contexto que, en casos muy raros, la vacunación puede provocar síntomas similares a los de la COVID persistente, en forma dede un “síndrome post vacunación”.
Se esperan más resultados de los estudios en curso. Un ejemplo es el estudio estadounidense Yale-COVID-Recovery. Se está investigando el impacto de la vacunación sobre los síntomas y la respuesta inmunitaria en pacientes con COVID persistente en una cohorte prospectiva. Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford está examinando también el efecto de diferentes vacunas en la COVID persistente.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.
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