Una propuesta taxonómica para la salud digital

  • Salud Digital
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La denominación “salud digital” tal vez no sea muy adecuada. El término "salud" se refiere a un estado de la persona, relacionado con los aspectos biológicos, psicológicos y sociales que inciden en su bienestar y situación física y mental. Por eso, asociarlo a lo “digital” no tiene mucho sentido. Porque el concepto de salud digital, como tal, nos dirige no tanto hacia la persona, sino al conjunto de instrumentos y aplicaciones basados en el manejo de los datos que pueden permiten mejorar o restituir su salud. 

Desde este punto de vista, la expresión "sanidad digital" podría ser una alternativa más apropiada para describir la integración de la tecnología en el ámbito de la atención médica y la promoción de la salud. Fundamentalmente, porque el término "sanidad" está más directamente relacionado con la atención médica y la prestación de servicios, en comparación con el término "salud". Al agregar el adjetivo "digital", se establece claramente la conexión con la tecnología y el papel de esta en la mejora clínica y la promoción de la salud. 

“Sanidad digital”, en efecto, sugeriría el conjunto de herramientas que pueden tener utilidad a los servicios sanitarios en el contexto digital, enfatizando la aplicación tecnológica que puede ayudar al trabajo médico. Incluso podría dar lugar a la utilización de términos más claros y específicos, como “telesalud”, “sanidad electrónica” o “sanidad en línea”, que describen de manera más precisa la relación entre esa sanidad y la tecnología digital.

Probablemente, la acepción “salud digital”, que ya es popular y es la que titula desde hace años esta sección, tiene su origen en inglés, en digital health, y debido a que no siempre se hace la distinción entre health y healthcare, generalmente por simplificar. Sea como sea, es un término consolidado y que permite identificar esta nueva frontera de la asistencia sanitaria y la prevención de la enfermedad, al igual que se habla también de “banca digital” o “música digital”.

Pero, ¿qué es lo que compone la “salud digital” y cómo podemos entender mejor sus aportaciones? Esta pregunta nos lleva a la necesidad de establecer una cierta taxonomía o clasificación de los contenidos de este nuevo campo. Por ejemplo, ¿se considera que es salud digital el sistema informático en el que se anota la historia clínica del paciente? ¿Y la receta electrónica? ¿O el sistema de mensajería para alertar de la existencia de alergenos ambientales? Si la respuesta fuera afirmativa, ¿qué tiene que ver todos eso con las apps que el paciente puede usar para anotar sus síntomas, o un modelo evaluado de terapéutica digital?

Estas son las preguntas que se ha hecho el grupo de The Digital Therapeutics Alliance, que es una organización global sin ánimo de lucro conformada por líderes de la industria y asociaciones interesadas en la misión de ampliar la comprensión, adopción e integración de la terapéutica digital en la asistencia sanitaria. Como resultado, ha emitido una nota explicativa que propone un estándar terminológico que pueda ayudar a clasificar adecuadamente todo lo que se está haciendo en este campo. Para este trabajo han contado con la colaboración de la consultora Health Advances.

Esta propuesta se ha concretado en dos documentos fundamentales. El primero es el que denominan Framework and Definitionsfor Classifying Digital Health Technologies, y es en el que se puede encontrar un cuadro comparativo en el que se describen las tecnologías que hoy componen el ecosistema de la salud digital.  

La virtud que tiene la taxonomía expuesta es que la divide en tres apartados, según hacia donde “miran” cada una de las soluciones. Así, el primer espacio es el conformado por aquello que se hace para la administración sanitaria y las empresas de la salud, como son los sistemas de software empleados por las organizaciones. En segundo lugar, encontramos aquellas soluciones previstas para facilitar a los médicos la gestión clínica son sus pacientes y las poblaciones a las que deben atender, como los sistemas de historia clínica digital. Y, en tercer término, tenemos todo lo que puede llegar directamente al paciente, como los sistemas de monitorización remota, el soporte a los cuidados, el diagnóstico digital o la terapéutica digital.

Junto a este esquema preliminar, la Digital Therapeutics Alliance ha presentado otro documento denominado Comparison Guide: Patient-Facing Digital Health Technologies, que tiene la virtud de estructurar un análisis sobre las DTH (Digital Health Technologies) mediante cinco criterios de diferenciación que categorizan los productos. Estos son: quienes son sus usuarios finales o beneficiarios, qué tipo de beneficio se propone, cuál es la exigencia regulatoria, qué nivel de evidencia se necesita para su puesta en el mercado, y de qué tipo de intervención se trata.

Una tabla útil

La tabla que se incluye en este segundo documento puede ser una buena manera para situar el espacio concreto en el que se encuadra un determinado producto. Por ejemplo, valorando hacia qué área se dirige, o qué requisitos regulatorios debe cumplir para insertarse en cada una de las categorías. 

Para elaborar este cuadro analítico, se han tomado en cuenta las últimas publicaciones de los organismos reguladores internacionales, y se ha analizado cómo es el actual panorama mundial en la salud digital. 

Lo que se ha querido hacer con esta propuesta taxonómica es que no sean las empresas las que elaboren sus propias definiciones y mensajes relativos a las propuestas de valor. Mediante la identificación de los puntos clave de diferenciación se intenta que exista una taxonomía común y que refleje adecuadamente el panorama actual de este ámbito tecnológico.

La Alliance ha informado que las clasificaciones que propone son fruto del consenso, y fueron revisadas por equipos médicos, organizaciones sanitarias, empresas y agencias gubernamentales norteamericanas.