Un sello para acreditar la calidad de las Unidades de Vacunación como respuesta a los retos del sistema de vacunación español
- Andrea Jiménez
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La Asociación Española de Vacunología (AEV) acaba de poner en marcha la iniciativa VaCredita, un sello que avala la calidad de las Unidades de Vacunación con el fin de mejorar la atención de los pacientes de riesgo en el proceso de vacunación.
Como explica a Univadis España la secretaria de la asociación, María Fernández-Prada, la iniciativa, cuya fase piloto se desarrollará en las próximas semanas en los hospitales Río Hortega de Valladolid, Marqués de Valdecilla de Santander y Virgen de la Victoria de Málaga, “surgió en el año 2022 cuando detectamos la necesidad de homogeneizar la sistemática de trabajo de las diferentes Unidades de Vacunas de los Servicios de Medicina Preventiva y Salud Pública de los hospitales orientando a los profesionales que dirigen estas Unidades hacia los mayores niveles de excelencia de calidad asistencial”.
En las Unidades de Vacunación se valoran pacientes que “debido a un antecedente médico que afecta al sistema inmune (trasplantados de órgano sólido, trasplantados de médula ósea, enfermedades autoinmunes, cáncer hematológico [leucemia, linfoma, mieloma], cáncer de órgano sólido, VIH...) o debido a un tratamiento específico (inmunosupresores, inmunomoduladores, quimioterapia, etc) tienen mayor riesgo de contraer infecciones y también mayor riesgo de complicaciones secundarias”, expone Fernández-Prada.
Por ello, los procesos que se llevan a cabo en este ámbito son una estrategia clave para el Sistema Nacional de Salud “y hasta la fecha, las Unidades de Vacunación no disponen de un modelo personalizado de evaluación”, apunta la experta, para quien VaCredita, un modelo de acreditación pionero en España, “resulta fundamental en el mundo de la vacunología moderna”.
El incremento de la esperanza de vida de la población, la definición de nuevos riesgos infecciosos y la autorización de nuevos fármacos inmunosupresores e inmunomoduladores hacen que los calendarios de vacunación sean cada vez más complejos. “Además, los últimos avances en el diseño y fabricación de vacunas instan a que los profesionales dedicados a la vacunación mantengan un nivel constante de actualización de conocimientos necesarios para ofrecer una mejora en la calidad asistencial”, matiza Fernández-Prada.
De acuerdo con la especialista, el innovador proyecto que ha puesto en marcha su organización será clave para “definir de una manera más adecuada el proceso asistencial del paciente inmunodeprimido o en situaciones especiales, desde su identificación, su valoración inicial, su seguimiento y sus indicaciones de vacunación al alta”.
El Modelo de Acreditación se compone de 27 criterios de calidad y 48 estándares definidos para tres ámbitos de la calidad: estructura, procesos y resultado, destacando entre los parámetros a evaluar los recursos humanos, materiales, informáticos y formativos con los que deben contar las Unidades de Vacunación, los elementos necesarios para el mantenimiento de la logística vacunal, los planes de formación y acogida, y la estrategia de comunicación interna y externa, entre otros.
Una vez finalice la fase piloto en los tres centros que fueron seleccionados en base a sus características estructurales, a la experiencia en vacunación de pacientes inmunodeprimidos y a su distribución geográfica, la AEV creará una convocatoria para que los Servicios de Medicina Preventiva puedan aspirar a recibir el sello.
Como señala la secretaria, el objetivo a largo plazo es que la iniciativa llegue “a todos aquellos pacientes que se encuentren en situación de riesgo por inmunodepresión y están siendo atendidos en el nuestro sistema sanitario”, uno de los mejores del mundo en cuestiones de vacunas.
“España es el segundo país europeo que registra unos mayores índices de confianza en la vacunación, lo que se traduce en coberturas vacunales envidiables, con una capacidad de mejora importante en la vacunación del adulto y de los grupos de riesgo”, expone a Univadis España Jaime Pérez, presidente de la AEV. Como señalaba una encuesta lanzada en el 2021 por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), hasta un 83 % de la población española confía en la vacunación contra la COVID-19, una valoración muy positiva en referencia a la de otros países”.
“Además, es uno de los países con mayor investigación respecto a ensayos clínicos y hemos mejorado en campos como la investigación básica y la efectividad en la vacunación”, agrega.
Según detalla Pérez, “si bien uno de los mayores déficits que teníamos era la no presencia de fábricas de vacunas en nuestro territorio, esto empezó a cambiar a partir de la inclusión de Hipra como vacuna autorizada frente a la COVID-19”. Junto con Portugal, España se posicionó entre los países con mayor cobertura vacunal frente al coronavirus, “destacando, sin duda, como un ejemplo para la mayor parte de países de nuestro entorno”, apunta el presidente de AEV.
A pesar de los grandes avances en el sector, el sistema español tiene por delante algunos retos para los próximos años, “como la necesidad de la evaluación e introducción (si procede) a una velocidad acorde a los tiempos que corren y a la necesidad de protección que la población merece. Así como, aumentar las coberturas vacunales en los grupos que tengan indicada la vacunación: principalmente adultos y grupos de riesgo”, matiza Pérez.
Por otro lado, las sociedades expertas españolas se encuentran en la actualidad trabajando en un Registro Nacional de Vacunas para el 2024. “Se basa en la experiencia de la vacunación contra la COVID-19 y las ventajas son múltiples: para la ciudadanía serán cuestiones como poder tener todas sus vacunas registradas en un único repositorio común en las que podamos tener todas nuestras vacunas independientemente de cuándo y dónde nos hayamos vacunados”, expone el presidente de la AEV.
Este sistema único permitiría, además, un mejor cálculo de coberturas. “Lo que a veces ocurre es que las personas desplazadas, aquellas que se mudan de Comunidad Autónoma, generan dos registros, un registro en la Comunidad de la que se han ido en la que figura como no vacunado, sería un falso no vacunado), y un registro en la que llega (ahí podría figurar como vacunado de las vacunas más recientes, pero como no vacunado de las vacunas más antiguas)”, explica Pérez. “Todos esos problemas nos los resolvería un registro único de vacunas. Además, permitirá mejorar la realización de estudios de efectividad de vacunas a nivel nacional”, concluye.
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