Un poeta brillante, un rey confuso y una conjetura audaz
- Dr. Thomas Kron
El dramaturgo, poeta y actor británico William Shakespeare era conocido por tener cierta debilidad por los poderosos, por sus puntos fuertes, sus locuras y sobre todo sus debilidades. El académico estadounidense Stephen Greenblatt ha escrito un libro sobre la representación que hace Shakespeare de los poderosos y el poder. "¿Cómo es posible, por ejemplo, que todo un país caiga en manos de un tirano?", se pregunta Greenblatt, con la mirada puesta en la actualidad, al comienzo de su libro El tirano - Shakespeare y la política. En él explica los mecanismos de la aparición del poder y su abuso a partir de las historias y dramas del poeta. Greenblatt se enfoca especialmente en el villano "Ricardo III".
Educativo también para los médicos
Pero no solo los historiadores, los políticos y los politólogos pueden aprender de Shakespeare. El dramaturgo también tiene algo que ofrecer a los médicos. La neuróloga estadounidense Brandy R. Matthews (Indiana Alzheimer Disease Center, Indianápolis) atestigua que Shakespeare retrata con gran precisión las enfermedades médicas y psiquiátricas. Según Matthews: "En cualquier caso, Shakespeare, que no tenía formación médica, describió varios trastornos neurológicos con una mirada aguda. Era consciente no solo de los signos y síntomas, sino también, lo que quizá sea más importante para un dramaturgo, de las consecuencias a largo plazso para los enfermos y para quienes los atienden, incluidos los médicos". Así, según la neuróloga, en las obras de Shakespeare aparecen varios trastornos neurológicos, de los que aquí se ofrecen algunos ejemplos:
- Trastornos cognitivos como la demencia en El cuento de invierno (Polixenes).
- La epilepsia en Otelo y Julio César.
- Parasomnias en Macbeth (Lady Macbeth).
- Parkinsonismo en Troilo y Crésida (Aquiles).
- Enfermedades priónicas en Macbeth (Macbeth).
- Apnea del sueño en Enrique IV (Falstaff).
Tal vez la más conocida sea la representación del envejecimiento y la decadencia mental del personaje principal en el drama El Rey Lear. Las referencias a su deterioro se encuentran ya en el primer acto. Así lo dice allí en la cuarta escena:
Lear: ¿Tú eres hija mía?
Goneril: Quisiera que obrarais con prudencia,
de la que estáis bien dotado, y os libraseis
de los arranques que recientemente
os han hecho cambiar tanto.
Lear: ¿Alguno me conoce? Éste no es Lear.
¿Anda así Lear? ¿Habla así? ¿Dónde están sus ojos?
Le flaquea el entendimiento, o el juicio
se le ha embotado ...¡Cómo! ¿Despierto? No.
¿Hay alguien que pueda decirme quién soy?
Lo que podemos aprender del Rey Lear de Shakespeare, en sus ya 400 años de historia, sobre el envejecimiento y el tratamiento de la demencia será incluso el tema de una conferencia magistral de la gerontóloga y profesora estadounidense Ulla Kriebernegg, de la Universidad de Graz, en el congreso anual conjunto de la Sociedad Alemana de Geriatría (DGG) y la Sociedad Alemana de Gerontología y Geriatría (del 12 al 15 de septiembre).
¿Alteraciones cognitivas, psicosis, trastorno bipolar, demencia con cuerpos de Lewy?
Los síntomas cognitivos y trastornos psiquiátricos que muestra el rey Lear han sido objeto de varias revisiones de casos psiquiátricos. Los diagnósticos realizados han sido variados, desde el síndrome cerebral orgánico hasta el delirio, la psicosis reactiva y el trastorno bipolar. Sin embargo, las consideraciones diagnósticas se han ampliado con el conocimiento actual de las enfermedades neurodegenerativas. La opinión más extendida hoy en día es que los síntomas del viejo rey se asemejan más a los de la demencia con cuerpos de Lewy.
Entre los que están convencidos de que Lear presenta síntomas de demencia con cuerpos de Lewy se encuentra el famoso actor de teatro británico Simon Russel Beale, que dice haber estudiado a fondo la condición de la demencia para prepararse para el papel del viejo rey y ha llegado a la conclusión de que la demencia con cuerpos de Lewy, que también implica alucinaciones y alteraciones motoras, parece encajar mejor con la locura de Lear.
Evidencia de demencia con cuerpos de Lewy
De hecho, varias de las características principales de la demencia con cuerpos de Lewy estan presentes en Lear, escribe Brandy R. Matthews. La tendencia a las fluctuaciones cognitivas es evidente, por ejemplo, en los discursos del acto IV, cuando Lear habla primero de forma incoherente (describiendo otro rasgo central: las alucinaciones visuales) y luego describe su situación al conde de Gloster con gran claridad:
Lear :En esto la naturaleza supera al arte. Toma tu prima de enganche. –– Ése maneja el arco
como un espantacuervos. Ténsamelo una vara. –– Mira, mira, un ratón. ¡Chsss...! Servirá
este trozo de queso tostado. ––Ahí va mi guante: lo demostraré con un gigante. –– ¡Aquí
los alabarderos! –– ¡Ah, así se vuela, pájaro! ¡Diana, diana! ¡Fíu! –– La contraseña.
Además, según Matthews, en la obra aparecen posibles signos de parkinsonismo, como la disartria hipocinética. Y un indicio de sutil disfunción motriz fina podría interpretarse también por la petición del rey "Por favor, desabroche este botón" (Acto V, Escena 3). Además de las alucinaciones visuales descritas anteriormente, Lear también tenía delirios, como lo demuestra la creencia de que el Bufón era un noble filósofo en el Acto III. Según Matthews, es posible que se produzca una confusión delirante durante el posterior encuentro con Cordelia (Acto IV):
Lear: No te burles de mí, te lo ruego.
Sólo soy un anciano que chochea,
los ochenta ya pasados, ni un día menos,
y, hablando con franqueza,
me temo que no estoy en mi juicio.
Creo que te conozco, a ti y a este hombre,
pero estoy dudoso: ignoro del todo
qué lugar es éste y, por más que lo intento,
no recuerdo esta ropa; ni tampoco sé
dónde he pasado la noche. No os riáis de mí,
pues, tan verdad como que soy hombre, creo
que esta dama es mi hija Cordelia.
Otros rasgos que apotan esta teoría son las alucinaciones táctiles (por ejemplo, "...mis lágrimas me abrasan como plomo fundido."; Acto IV, Escena 7) y síntomas de depresión, como "Si tienes veneno me lo beberé (Acto IV, Escena 7).
Si Shakespeare está describiendo realmente la demencia con cuerpos de Lewy en su drama sobre el rey, es y sigue siendo, por supuesto, una cuestión de especulación. Las investigaciones sobre el personaje histórico que, según se dice, sirvió a Shakespeare de modelo para Lear tampoco ayudan. Lo único que se sabe es que Shakespeare se basó en el relato de Holinshed sobre Leir, un legendario rey de Gran Bretaña cuya historia se sitúa en torno al siglo VIII a.C. La obra fue una fuente importante para muchos escritores literarios del Renacimiento, como Marlowe y Shakespeare.
Demencia con cuerpos de Lewy: síntomas y tratamiento
La demencia con cuerpos de Lewy es una alteración cognitiva frecuente, siendo la forma más común de demencia degenerativa después de los 65 años, según el Dr. Robert Haußmann, de la Clínica y Policlínica de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad Técnica de Dresde. Clínicamente, la enfermedad se caracteriza por un alteración cognitiva, síntomas motores extrapiramidales espontáneos, alucinaciones y fluctuaciones de la atención. Los criterios diagnósticos clínicos son muy útiles, especialmente para diferenciarla de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, especialmente en las sinucleinopatías como el Parkinson y la demencia de cuerpos de Lewy, el diagnóstico clínico es exigente debido a los grandes solapamientos clínicos y patológicos con otras enfermedades de demencia neurodegenerativa.
No solo el diagnóstico, sino también el tratamiento pueden describirse como mucho con el eufemismo "desafío". En Shakespeare, el médico solo puede ofrecer consuelo a la hija de Lear, Cordelia.
Alegraos, señora. Veis que su furor
ya se ha apagado. Pedidle que entre;
no le molestéis hasta que esté más sereno.
En la medicina moderna, es cierto, se puede dar algo más que consuelo. Pero incluso hoy, las opciones terapéuticas no son especialmente numerosas. Los autores de la guía S3 sobre las demencias afirman: "Para el tratamiento de la demencia con cuerpos de Lewy, no existe ningún medicamento aprobado o suficientemente probado. Hay pruebas sobre la eficacia de la rivastigmina en los síntomas conductuales y del donepezilo en la cognición, la impresión clínica general y los síntomas conductuales. También hay pruebas de la eficacia de la memantina sobre la impresión clínica y los síntomas conductuales, pero no sobre la cognición. Se pueden considerar ensayos de tratamiento adecuados...".
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.
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