Un mayor consumo de aceite de oliva se relaciona con menor riesgo de mortalidad cardiovascular y por cáncer
El aceite de oliva es un componente fundamental de la dieta mediterránea, siendo la principal fuente de grasas de esta dieta.
¿Qué se sabe hasta la fecha?
Estudios previos ya habían señalado una relación inversa entre el consumo de aceite de oliva con la incidencia de enfermedad cardiovascular, mediante la reducción de la síntesis de interleucina-6, proteína C reactiva y otras moléculas proinflamatorias. Otros trabajos han mostrado también que el consumo de aceite de oliva puede reducir la incidencia de enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2, la hipertensión, las enfermedades neurodegenerativas, la enfermedad coronaria, el ictus y ciertos tipos de cáncer.
El estudio EPIC, realizado en España, mostró que los participantes en el cuartil más alto de consumo de aceite de oliva tenían una reducción del riesgo de mortalidad por todas las causas y por enfermedad cardiovascular del 26 y del 44 % respectivamente.
Ahora, un nuevo estudio español confirma estos datos, analizando la asociación entre el consumo de aceite de oliva y la mortalidad por todas las causas y por causas cardiovasculares, y añade evidencia de que también se reduce el riesgo de mortalidad por cáncer en adultos.
Evaluación del consumo de aceite de oliva en España y su relación con la mortalidad por todas las causas, cardiovascular y por cáncer
Se estudiaron 1.567 participantes mayores de 20 años del Estudio Español Valenciano de Nutrición (1994) utilizando cuestionarios validados sobre la alimentación.
La ingesta dietética se evaluó mediante un cuestionario semicuantitativo al inicio del estudio con 93 alimentos, que comprendían los diez grupos principales de alimentos: frutas; verduras y legumbres; lácteos; huevos, pescado y carne; alimentos procesados; panes y cereales; aceites y grasas; dulces y bollería y bebidas. Se preguntó acerca de la dieta habitual el año anterior a su inlcusión, frecuencia y tamaño de las porciones. Una cucharada equivalía a 11 gramos de aceite de oliva, siendo el rango de las categorías: no consumidores (0 g/día), ≤1 cucharada/día (0,7 a ≤11g/día) y ≥2 cucharadas/día (22 a 75,0 g/día).
El seguimiento se realizó durante 18 años. En este periodo se notificaron 317 muertes, 115 por causas cardiovasculares y 82 por cáncer. Los datos se obtuvieron del registro nacional de mortalidad.
Se utilizó un análisis de regresión de Cox, ajustando por factores sociodemográficos y estilo de vida.
Conclusión: el aceite de oliva se relaciona con un menor riesgo de mortalidad por todas las caídas, cardiovascular y por cáncer
El análisis mostró un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, por enfermedad cardiovascular y por cáncer entre los consumidores de dos o más cucharadas al día a los 18 años de seguimiento.
En comparación con el no consumo, el consumo de dos o más cucharadas al día, se asoció con un riesgo de mortalidad un 31 %, 46 % y 51 % menor, respectivamente.
Limitaciones y líneas futuras
Los autores destacan que el análisis se basó en una sola medición del consumo, al inicio del estudio, y que no se controlaron las modificaciones en el consumo a lo largo del seguimiento. Tampoco se hizo una distinción entre el consumo de oliva y el consumo de aceite de oliva virgen extra.
Los autores concluyen señalando: “Es necesario realizar más estudios prospectivos para confirmar el efecto beneficioso del aceite de oliva y sus diferentes tipos, con el fin de hacer recomendaciones más precisas sobre el aceite de oliva como componente de un patrón alimentario saludable.”
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