Un estudio muestra por primera vez que la fibromialgia juvenil produce alteraciones en regiones del cerebro

  • Carmen Espinosa

  • Maria Baena
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La fibromialgia juvenil se caracteriza por dolor musculoesquelético crónico generalizado que causa fatiga, trastornos del sueño y alteraciones del estado de ánimo, lo que tiene un gran impacto en el rendimiento académico y las actividades sociales de los adolescentes que la padecen. Esta enfermedad, cuyo diagnóstico es muy complejo, se manifiesta en un momento crítico del desarrollo del cerebro. 

Un estudio del grupo de investigación Pain and Emotion Neuroscience Laboratory de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona analiza por primera vez los cambios cerebrales asociados a la fibromialgia juvenil. Para ello reclutaron 34 chicas adolescentes con fibromialgia juvenil y 38 chicas sanas. Se les hizo una resonancia magnética estructural del cerebro a todas las participantes y se les pasó una serie de cuestionarios sobre el grado de dificultad que experimentaban al realizar actividades cotidianas. A partir de esta información se estudió si existían regiones cerebrales con menor o mayor volumen en las pacientes con fibromialgia que en las adolescentes sanas. También se analizó si las alteraciones cerebrales explicaban el grado de dolor, fatiga y discapacidad que experimentaban las pacientes.

Hallazgos interesantes

“Hemos observado que la reducción de sustancia gris del córtex cingulado anterior-medio, una región típicamente asociada con el procesamiento del dolor agudo, es una característica común de las pacientes con fibromialgia juvenil como grupo. Esto podría estar relacionado con un excesivo uso de los circuitos cerebrales que procesan el dolor y sugiere una reorganización de estos circuitos. Además, la presencia de esta alteración en pacientes jóvenes y adultas de fibromialgia sugiere que ambos grupos podrían compartir una parte de su patofisiología”, explicó a Univadis España, la Dra. Marina López-Solà, autora principal del estudio Brain Structural Changes during Juvenile Fibromyalgia: Relationships with Pain, Fatigue and Functional Disability, publicado[1] en la revista Arthritis and Rheumatology

El estudio además constató que las pacientes más afectadas por la enfermedad y con más síntomas mostraban aumentos de volumen en regiones cerebrales frontales implicadas en la creación de narrativas sobre una misma (aspectos del self), afectivas y del lenguaje. “Tentativamente, estas alteraciones podrían reflejar una alteración en el desarrollo de los circuitos frontales implicados en percibir y regular emociones y en procesamiento narrativo/lenguaje”, indicó la investigadora postdoctoral, Dra. Maria Suñol. 

Dolor y cerebro

En las últimas dos décadas la investigación sobre la fibromialgia adulta mediante técnicas de neuroimagen ha crecido de forma exponencial y, actualmente, se dispone de evidencia robusta de que los síntomas de dolor crónico se asocian con alteraciones que implican multitud de circuitos cerebrales y dominios funcionales [2,3,4] más allá de aquellos típicamente asociados con el procesamiento nociceptivo. “Por ejemplo, en estudios anteriores [5] nuestro grupo [6] ha observado que las pacientes adultas presentan alteraciones en el procesamiento de estímulos sensoriales no dolorosos (ante sonidos fuertes o imágenes brillantes de elevado contraste) o en regiones que procesan los pensamientos auto-referenciales o las emociones”, apuntó la autora principal del estudio. 

Aunque todavía las investigadoras no pueden afirmar si estas alteraciones son causa o consecuencia de la fibromialgia consideran que se necesitan más estudios longitudinales con seguimiento de las pacientes, así como otros estudios en personas con alta probabilidad de desarrollar la enfermedad antes de manifestarla. “Si queremos llegar a conocer las causas patofisiológicas de la fibromialgia, es fundamental estudiar cómo afecta a personas jóvenes que han sido recientemente diagnosticadas y que llevan menos tiempo expuestas a los síntomas y al tratamiento farmacológico. Aquí hemos observado que a parte de la reducción del córtex cingulado anterior-medio, los síntomas como la fatiga o la dificultad que las participantes experimentan a la hora de desarrollar sus actividades cotidianas se vinculan con alteraciones frontales inferiores, es decir que diferentes síntomas parecen asociarse a circuitos cerebrales distintos”. 

Las investigadoras además explicaron que están trabajando en analizar cómo el cerebro de estas pacientes responde ante estímulos estresantes concretos, incluyendo el dolor físico controlado, la estimulación multisensorial no dolorosa o el juicio de la propia manera de ser. “De este modo, esperamos entender mejor cómo la actividad cerebral podría estar alterada en la fibromialgia juvenil”.

Desde hace unos años se sabe que hay una relación [7] entre el funcionamiento anormal del sistema nervioso central y la fibromialgia, que parece ya establecida en la fibromialgia de adultos, ¿se confirmaría esta relación en el caso de la fibromialgia juvenil? Para la Dra. Maria Suñol, “los resultados de este estudio sugieren que incluso en pacientes jóvenes diagnosticadas recientemente existen alteraciones en la estructura del cerebro, independientemente del tiempo que las pacientes llevan experimentando síntomas. Además, hemos observado que algunas de las alteraciones detectadas en chicas con fibromialgia juvenil coincidían justamente con las identificadas en mujeres adultas con la misma enfermedad, según metanálisis previos. Estas alteraciones comunes en ambos grupos se localizan en el mismo lugar: el córtex cingulado anterior-medio y posterior, regiones involucradas en el dolor, la memoria autobiográfica o la mentalización -la capacidad de comprender el estado mental de uno mismo o de los demás”. 

Un diagnóstico complejo

La evaluación de la fibromialgia es compleja debido a que no existen hallazgos de laboratorio sensibles y específicos para diagnosticar la enfermedad. Los clínicos se basan mayoritariamente en los síntomas de las pacientes a la hora de entender las complejidades clínicas de la fibromialgia. “Esto puede resultar en una mirada y entendimiento limitados y tratamientos menos eficaces. Además, la fibromialgia juvenil se ha cuestionado como diagnóstico clínico [8] (y, en ocasiones, se aborda únicamente como una manifestación de ansiedad o depresión”, manifestó la Dra. Maria Suñol.

Según los protocolos actualizados de 2020 de la Asociación Española de Reumatología Pediátrica [9], existen una serie de criterios para diagnosticar la fibromialgia juvenil. Entre los criterios destaca la presencia de dolor generalizado en al menos tres áreas corporales de más de tres meses de duración, la ausencia de otra patología o causa conocida que explique los síntomas, pruebas de laboratorio normales y dolor en al menos cinco de los 18 puntos sensibles característicos. “Por consiguiente, el primer paso es realizar pruebas que permitan descartar otras enfermedades o causas que expliquen los síntomas. Una vez descartadas, el diagnóostico debe realizarlo un reumatólogo especialista”, destacó la Dra. López-Solà, que recordó que “aunque existen servicios de reumatología cada vez más informados y concienciados sobre esta patología, la sobrecarga asistencial en la atención primaria dificulta a veces el abordaje especializado de esta enfermedad. Hoy en día sigue siendo una enfermedad estigmatizada. En este sentido, creemos que la investigación puede jugar un papel clave a la hora de mostrar que la fibromialgia se asocia con alteraciones neurofisiológicas específicas”. 

Sobre la aplicación de estos hallazgos a la práctica clínica, la Dra. Maria Suñol comentó que “nuestros hallazgos refuerzan la necesidad de combinar las terapias sensoriales específicas para el dolor con intervenciones dirigidas a promover la regulación cognitiva del dolor, el afecto negativo y las narrativas potencialmente dañinas que las pacientes pueden tener de sí mismas”.  Sin embargo, al ser el primer estudio que analiza los cambios cerebrales asociados con la fibromialgia juvenil, “es imposible trasladar nuestros resultados a la práctica clínica de forma directa. Para ello es necesario estudiar el cerebro de estas pacientes desde múltiples perspectivas, analizando no solo la estructura sino también el funcionamiento del cerebro tanto en reposo como ante estímulos dolorosos, cognitivos o emocionales. Del mismo modo, para extraer conclusiones robustas es necesario replicar nuestros resultados en muestras de pacientes más amplias y diversas a nivel étnico, cultural y socioeconómico. “Hemos dado un primer paso muy importante, pero sabemos que no es suficiente. En este sentido, estamos muy motivadas para seguir avanzando en esta dirección, especialmente en el desarrollo de biomarcadores de la enfermedad y en la clasificación de subtipos de pacientes, lo que podría llegar a ser útil tanto para detectar como para tratar la fibromialgia de forma más personalizada”, concluye la Dra. López-Solà.