Un estudio identifica numerosos genes implicados en la vasculitis
- Pura C. Roy
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Identificar algunos de los numerosos genes implicados en las vasculitis ha sido el objetivo de un nuevo estudio internacional liderado por Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en Annals of the Rheumatic Diseases
El foco lo pusieron en los componente genéticos compartidos entre diferentes tipos de vasculitis sistémicas, unas patologías caracterizadas por la inflamación de los vasos sanguíneos y que pueden conllevar importantes daños y una amplia gama de síntomas.
Para realizarlo han contado con el análisis del genoma de 8.467 pacientes con ocho tipos distintos de vasculitis y 29. 795 individuos sanos. Esto ha permitido a los investigadores identificar 16 regiones del genoma implicadas en el riesgo de desarrollar dos o más de estas patologías, pero también nuevas posibilidades para su tratamiento
“Es un estudio muy complejo ya que el número de datos adquiridos es enorme. Ha sido necesario comparar personas que padecen la enfermedad y aquellas que no. Este cruce de datos era imprescindible pero también laborioso”, comenta a Univadis España Ana Márquez, investigadora del CSIC en el Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra de Granada y participante en el estudio.
El objetivo de este estudio es que fuera lo más global posible ya que la identificación de los genes implicados en estas patologías no estaba suficientemente delimitado.
Su compañera Lourdes Ortiz, investigadora del CSIC y también firmante del documento explica a Univadis España que “ha sido fundamental identificar los mecanismos biológicos comunes para comprender el material genético que comparten las distintas vasculitis sistémicas. Los 8.467 pacientes provienen de distintos países, el 77,8 % son europeos, el 15,8 % turcos y el 5,8 % asiáticos. Por ello se ha contado con la colaboración internacional de 20 investigadores de prestigiosas instituciones y hospitales de Estados Unidos, Australia, China, Turquía, Singapur, Italia, Reino Unido y España”.
La mayoría de las vasculitis son poco frecuentes, y las causas por lo general no se conocen. No es una única enfermedad, sino que se han detectado hasta 11 tipos distintos. Algunas, como la arteritis de Takayasu, suele aparecer entre los 20 y 30 años y es más frecuente en mujeres, mientras que la llamada ANCA (vasculitis asociadas con anticuerpos contra el citoplasma de los neutrófilos) positivas se da un poco más en los hombres y la vasculitis tipo púrpura de Schoenlein-Henoch y la enfermedad de Kawasaki es más común entre los niños y adolescentes. Todas ellas pueden variar en gran medida los síntomas, la gravedad y la duración. Además su desarrollo también se debe a la acción conjunta de factores genéticos y ambientales.
La predisposición no significa que se vaya a desarrollar la enfermedad, además de los factores genéticos existen los ambientales. “Todavía hay muchas hipótesis sobre los desencadenantes ambientales: pueden ser químicos, el tabaco, una infección que haga que el sistema inmune no se vuelva a regular. Otra de las causas en las que se piensa es en el factor hormonal, porque la prevalencia varía de mujeres a hombres”, matiza Ortiz.
Según Márquez, “en España no hay una gran prevalencia al tratarse de enfermedades raras. Sus síntomas son variados, algunos de ellos leves: la fatiga o el dolor de cabeza, pero otros más graves cursan con afectación pulmonar, problemas neurológicos o cardiacos. No todas las vasculitis comparten la misma genética esta suele variar dependiendo de cada tipo. Nosotros hemos identificado la compartida en algunas de ellas”.
Descubrimiento de variantes genéticas
En total se han identificado 16 variantes asociadas de forma independiente con dos o más vasculitis, 15 de las cuales representaban nuevos loci de riesgo compartido.
Dos de ellas, localizadas cerca de CTLA4 y CPLX1, resultaron ser nuevos loci de riesgo genético.
Nuevas vías para el tratamiento
Las enfermedades vasculíticas al generar inflamación requieren tratamiento con medicamentos como los glucocorticoides. Pero también es posible recetar a los pacientes otros medicamentos inmunosupresores adicionales.
Para Márquez, “las vasculitis representan un grupo de enfermedades autoinmunes heterogéneas desde el punto de vista clínico y aunque actualmente existen diversos tratamientos que permiten una mejora de los síntomas; sin embargo, algunos de estos fármacos traen consigo la aparición de importantes efectos adversos y, además, un importante porcentaje de los pacientes no responde a los tratamientos utilizados hasta ahora”. Las investigadoras concluyen que al haber factores de riesgo comunes a otras enfermedades autoinmunes se abren nuevas opciones terapéuticas que permitirán un tratamiento más efectivo de estas patologías.
“Además de las variantes genéticas compartidas en diferentes vasculitis, este estudio también identificó los genes afectados por estos cambios genéticos, gran parte de los cuales codifican proteínas que son dianas para en el tratamiento de otras enfermedades autoinmunes con medicamentos como el abatacept, indicado para tratar la artritis reumatoide y la artritis psoriásica. Con fármacos como este, al estar ya aprobados, se simplifica y agiliza en gran medida su uso potencial para las vasculitis”, explica Márquez
Las investigadoras no dudan que los estudios genéticos y los patrones moleculares permitirán buscar estas dianas más específicas, con las que se logrará una mayor precisión y nuevas terapias para su tratamiento.
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