Un estudio español demuestra que seguir un programa para promover la salud cardiovascular en el trabajo tiene efectos beneficiosos
- Pura C. Roy
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo y representa una de las mayores cargas económicas para los sistemas sanitarios actualmente. Por este motivo, los expertos en este campo se están enfocando desde hace años en los factores de riesgo cardiovascular, como la falta de actividad física, la mala alimentación, el consumo de alcohol y tabaco, etc., para intentar prevenir esta enfermedad
Con esta idea en mente el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) puso en marcha el estudio TRANSIP-PESA, una iniciativa internacional con el objetivo de desarrollar herramientas para mejorar el estilo de vida antes de la aparición de síntomas.
Publicado recientemente en European Heart Journal, sus resultados muestran que incluso pequeños cambios de comportamiento y mantenerlos a largo plazo puede ayudar a preservar la salud cardiovascular de la población. Del estudio también se desprende que el lugar de trabajo es un escenario ideal para la implantación de estos programas de prevención.
Estudios previos
La mayoría de los estudios existentes sobre el tema se habían realizado, hasta la fecha, con pequeñas muestras de individuos y durante un corto plazo de tiempo. Por ello, había una necesidad urgente de poner en marcha estudios que ampliaran el número de participantes y la duración en el tiempo.
Con esto en mento, el Dr. Valentín Fuster, Director General del CNIC, inició el proyecto TANSNIP (Trans-Atlantic Network to study Stepwise Non-invasive Imaging as a tool for CVD Prognosis and prevention), una iniciativa internacional que cuenta con la participación de distintos centros en Estados Unidos (Icahn School of Medicine del Hospital Mount Sinai de Nueva York y el estudio Framingham) y Europa (CNIC y el University Medical Center en Ámsterdam). El objetivo fue desarrollar herramientas para mejorar el estilo de vida basadas en la detección mediante técnicas de imagen de la presencia de aterosclerosis en sus estadios iniciales, antes de la aparición de síntomas o enfermedades como en infarto de miocardio o el ictus.
Basado en los parámetros de TANSNIP se inició en 2015 un gran proyecto dirigido a promover un estilo de vida cardiosaludable en más de 1.000 individuos de la cohorte PESA-CNIC-Santander en Madrid, con el objetivo de identificar la presencia de ateroesclerosis subclínica antes de la aparición de síntomas para poder comprender las señales que conducen a su desarrollo y progresión. Además de comprobar si con otras pautas se pueden eliminar o prevenir la probabilidad de tener una enfermedad cardiovascular.
El estudio PESA-CNIC-Santander (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis), un proyecto pionero en el uso de técnicas de imagen no invasivas para mejorar la estimación del riesgo de enfermedad cardiovascular antes de que aparezcan los síntomas, se inició en 2010. Se espera que el proyecto continúe hasta 2029 y ya cuenta con más de 4.000 participantes, empleados sanos del banco Santander.
La unión de estos dos programas ha dado lugar a un nuevo ensayo comparativo aleatorizado, fundamental para comprobar cómo los estilos de vida influyen en la salud cardiovascular y prevenirlos también en el ámbito laboral. Para llevarlo a cabo se eligieron personas de mediana edad y asintomáticos y se diseñó un programa que consistía en 12 sesiones motivacionales distribuidas a lo largo de 3 años (9 en el primer año, y tres en los siguientes dos) en las que una psicóloga experta facilitaba a los participantes las herramientas para introducir los cambios cardiosaludables en su estilo de vida. Además, se les entregaba una pulsera de actividad física para registrar el número de pasos al día, y una mesa que permite alternar el tiempo trabajando sentado y de pie para disminuir el sedentarismo durante las horas de trabajo.
Los individuos del estudio fueron seleccionados de manera aleatoria: se aplicaron en la mitad de ellos las técnicas diseñadas durante las horas de trabajo en el Banco Santander y la otra mitad seguía las recomendaciones estándar de sus médicos de atención primaria para poder cruzar los datos obtenidos en los dos grupos.
Muestra y métodos
De los 1.034 participantes en TRANSIP-PESA, 1.020 cumplieron los criterios de inclusión. 959 de ellos (94,0 %) completaron el primer año de seguimiento, 692 (67,8 %) en el segundo año y en el tercero 896 (87,8 %).
La muestra contó con personas con una media de 49,9 años y con un 30 % de mujeres. Aproximadamente el 10 % tenía hipertensión, un 15 % era obeso y un 20 % fumador. Entre los participantes un 40 % eran físicamente activos pero con un alto porcentaje de sedentarismo. Todos ellos en general tenían un riesgo cardiovascular bajo o intermedio.
“Mediante tecnologías de imagen se comprobaron la presencia o no de aterosclerosis en las arterias de los participantes para comprobar su evolución con el tiempo. Se utilizaron ecografías de carótidas y femorales y tomografías computarizadas (TAC) para ver el calcio en las coronarias”, explica a Univadis España la Dra. Inés García-Lunar, cardióloga y participante en el estudio.
"Las imágenes de última generación - ultrasonido vascular en 2D y 3D (VUS), TAC, e imagen híbrida con resonancia magnética híbrida y tomografía por emisión de positrones (PET)- y su correlación con otras medidas - indicadores bioquímicos, ómicos, y de estilo de vida- han sido de gran ayuda para evaluar el riesgo cardiovascular", afirma la especialista.
El resultado primario fue el cambio en una adaptación preespecificada de la puntuación Fuster-BEWAT (Presión arterial, Ejercicio, Peso, Alimentación y Tabaco) entre la línea de base y los años 1-3 de seguimiento. Además se realizó una clasificación en función del riesgo de la ateroesclerosis subclínica: baja o alta.
Resultados fundamentales
A lo largo de los tres años del estudio “encontramos que los individuos que habían seguido la intervención mejoraron su nivel de actividad física y su dieta, redujeron el sedentarismo y como consecuencia, su tensión arterial y su colesterol también disminuyeron”, explica el Dr. José María Castellano, cardiólogo del CNIC y Director Científico de la Fundación de Investigación de HM Hospitales, en una nota de prensa.
Una de las primeras conclusiones observadas durante el primer año fue que reduciendo el sedentarismo y mejorando la dieta se redujeron los riesgos cardiovasculares, pero que este efecto se atenúa al año tres. “Los resultados del presente estudio lanzan un mensaje optimista: un cambio a un estilo de vida más cardiosaludable es posible, también en la edad adulta, pero necesita reintervenciones posteriores. Un resultado muy importante es que el efecto de la intervención va disminuyendo a lo largo del tiempo, lo que nos hace pensar que este tipo de programas deben tener recuerdos frecuentes para conseguir cambios sostenidos que se mantengan a largo plazo”, asegura García-Lunar.
Además se observó que la intervención fue eficaz en los participantes que tenían una ateroesclerosis subclínica inicial baja pero no en los que tenían una alta. Desde el punto de vista de la promoción de la salud, se podría argumentar que los esfuerzos de prevención deberían incrementarse para aquellos sujetos con una aterosclerosis subclínica alta
“Este estudio ha sido un gran hito, por la complejidad de implementar un programa de estas características en un entorno laboral, y ha sido posible gracias a la colaboración y el trabajo de todos los implicados, y la excelente aceptación entre los participantes”, destaca el Dr. Valentín Fuster, investigador principal del proyecto en nota de prensa. El especialista lleva toda una vida dedicada a la investigación cardiovascular al más alto nivel y ha liderado múltiples estudios a lo largo de todo el mundo con la intención de promover la salud cardiovascular en distintas edades de la vida, desde niños hasta adultos.
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