Caso clínico: un deportista con petequias en ambos antebrazos
- Dr. med. Thomas Kron
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Las erupciones petequiales pueden aparecer en muchas enfermedades. Es extremadamente importante realizar una correcta anamnesis y un examen físico específico, no solo para identificar enfermedades graves, sino también para reconocer patologías benignas que no requieren tratamiento, de modo que los afectados puedan estar tranquilos. Un ejemplo de este fenómeno ha sido publicado por médicos de la India en el British Medical Journal.
El paciente y sus antecedentes
Un hombre de unos sesenta años desarrolló erupciones petequiales eritematosas difusas predominantemente en la cara volar de ambos antebrazos y, en menor medida, en los muslos en tres ocasiones consecutivas tras comenzar recientemente a realizar sentadillas en un gimnasio. Las erupciones petequiales (diámetro 1-3 mm) eran pruriginosas y no desaparecían a la presión. Desaparecieron espontáneamente al cabo de una hora.
Pruebas complementarias
Las pruebas de laboratorio para detectar trastornos hemorrágicos y de coagulación (como recuento de plaquetas, tiempo de hemorragia y coagulación, tiempo de protrombina y tiempo de coagulación de tromboplastina parcial activada) fueron normales.
Diagnóstico: púrpura/petequia inducida por estrés.
Discusión
La púrpura inducida por el ejercicio se produce en la parte inferior de las piernas tras un esfuerzo muscular inusual o vigoroso, por ejemplo, en corredores de maratón o tras largas caminatas, especialmente cuando hace calor. Los síntomas incluyen prurito, dolor y sensación de quemazón. Las lesiones suelen remitir al cabo de unos días, aunque es frecuente que reaparezcan con nuevos esfuerzos musculares. Si persisten las condiciones desencadenantes, son frecuentes las recaídas.
Hace unos meses, dermatólogos chinos informaron de un caso similar. Se trataba de una mujer de 27 años que acudió a una consulta de dermatología porque el día anterior le había aparecido de repente una erupción alrededor de los ojos. En la exploración clínica se observaron hemorragias puntiformes, planas y del tamaño de la cabeza de un alfiler bajo la piel. No dolían ni picaban y desaparecían a la presión. La joven no presentaba antecedentes médicos de interés y no tomaba ninguna medicación en el momento en que apareció la erupción. Un recuento sanguíneo no arrojó resultados destacables.
La pista decisiva la proporcionó la historia clínica: la paciente había vomitado varias veces dos días después de beber alcohol. Al parecer, las petequias se habían desarrollado debido a un aumento de la presión intravascular. La erupción desapareció al cabo de una semana sin medidas terapéuticas.
Según los autores, las petequias periorbitarias son un signo clínico de aumento de la presión intravascular desencadenado por acontecimientos como vómitos intensos, tos, llanto, partos y la maniobra de Valsalva. Las causas más preocupantes de petequias periorbitarias son las convulsiones y la estrangulación. También es importante considerar la posibilidad de violencia interpersonal como causa de petequias faciales. Una historia médica y social detallada y una exploración física pueden ayudar a determinar otras investigaciones.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.
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