Tapón de cerumen en los oídos: criterios de evaluación y tratamiento
- Paolo Spriano
- Noticias
El cerumen está formado por una combinación de secreciones glandulares y células epiteliales descamadas que limpia, protege y lubrica el conducto auditivo externo. Por lo general, el cerumen es expulsado espontáneamente del conducto auditivo externo por un mecanismo de autolimpieza favorecido por el movimiento de la articulación temporomandibular.[1]
El tapón de cerumen es una acumulación de cerumen que provoca síntomas o impide la evaluación del conducto auditivo externo y de la membrana timpánica. No tiene por qué presentarse necesariamente con una obstrucción completa.[2]
La producción de un exceso, o tapón, de cerumen en el conducto auditivo externo se produce en 1 de cada 10 niños y en 1 de cada 20 adultos[3] y es un motivo frecuente de consulta con el médico de Atención Primaria. Aproximadamente el 4 % de los pacientes que acuden al médico de cabecera en un año presentan una obstrucción del conducto auditivo externo, con una tendencia variable en función de la edad, que se da en aproximadamente el 10 % de los niños, el 5 % de los adultos sanos, y que aumenta hasta el 57 % de los ancianos que viven en residencias y un tercio de los pacientes con retraso mental.[2]
La pérdida de audición secundaria a los tapones de cerumen puede causar mareos, picor y dolor de oído, además de una reducción de la agudeza auditiva. Los factores más comunes que impiden la secreción normal de cerumen del conducto auditivo externo son el uso de audífonos o de algodón en bolas o bastoncillos. El diagnóstico y tratamiento de los tapones de cerumen es un problema de baja complejidad, pero que requiere ciertas habilidades y conocimientos específicos por parte del profesional.
Manejo del tapón de cerumen: recomendaciones
Las guías basadas en la evidencia para el tratamiento de la obstrucción por tapón de cerumen[2] aconsejan a los médicos tener en cuenta los siguientes puntos antes de proceder:
- Diagnosticar una obstrucción por tapón de cerumen cuando su acumulación, detectada en la otoscopia, se asocie a síntomas y/o impida la necesaria evaluación del oído.
- No tratar de manera rutinaria a los pacientes asintomáticos con cerumen en los que el oído puede ser examinado adecuadamente.
- Utilizar el otoscopio para detectar la presencia de cerumen cuando se examina a pacientes con audífonos.
- Tratar, o remitir a un colega capaz de hacerlo, al paciente con oclusión por tapón de cerumen. Los procedimientos de intervención pueden incluir una o varias de las siguientes opciones: uso de agentes emolientes, irrigación del conducto auditivo externo o extracción manual (esta última opción requiere una instrumentación adecuada).
- Recomendar a los pacientes que eviten el uso de conos o velas para tratar o prevenir la oclusión por cerumen..
- Evaluar a los pacientes al finalizar el tratamiento de eliminación del cerumen y documentar la resolución completa de la oclusión y de los síntomas.
- Considerar, en pacientes con oclusión persistente de cerumen tras el fracaso de la intervención inicial, la derivación a un especialista con el equipo y la experiencia adecuados para la intervención y posterior evaluación del conducto auditivo externo y la membrana timpánica.
Procedimientos
Antes de iniciar cualquier procedimiento es necesario el diagnóstico mediante examen otoscópico para detectar la presencia de un tapón de cerumen que obstruya la visión de la membrana timpánica.
La cirugía de extirpación solo se recomienda en los casos en que la compresión por el cerumen provoque síntomas o imposibilite la visión completa de la membrana timpánica, a diferencia de los casos con cerumen asintomático o una obstrucción que, no obstante, permita la evaluación clínica.
Las modalidades de intervención para eliminar el cerumen incluyen el uso de emolientes y/o medios mecánicos como fórceps, sondas o el más común, el lavado con jeringa o sistemas simultáneos de irrigación y succión. No hay pruebas de que ninguno de estos métodos de extracción sea mejor que los demás, aunque a menudo puede ser útil una combinación de ellos.[3,4] Por ejemplo, la instilación de emolientes es especialmente útil para ablandar los tapones de formación menos reciente, que son más duros y resistentes al lavado en un plazo de 3 a 7 días. Los emolientes más utilizados se basan en glicerol, bicarbonato sódico en glicerol, peróxido de carbamida y aceite de oliva.[5]
Extracción del tapón de cerumen: condiciones de riesgo y contraindicaciones
Determinadas condiciones anatómicas, como el estrechamiento del conducto auditivo externo, la estenosis congénita o adquirida, la exostosis difusa y los osteomas solitarios (proyecciones óseas en el conducto auditivo externo), pueden dificultar el procedimiento de lavado o el acceso con instrumentación manual y aumentar el riesgo de otitis externa.
La eliminación mecánica asistida del cerumen es la técnica preferida en pacientes con una membrana timpánica perforada o que tienen una timpanostomía permeable.[2]
El mayor riesgo de perforación de la membrana timpánica o de traumatismo del canal auditivo externo se debe a la presión excesiva o directa sobre el tímpano del chorro de agua utilizado para la irrigación del conducto auditivo externo. El agua estéril o solución salina utilizada para la irrigación debe tener una temperatura de 36-37°C, para evitar que la irrigación con agua demasiado caliente o demasiado fría provoque mareos.
El lavado del oído está contraindicado en presencia de otitis media aguda, cirugía previa del oído y perforación de la membrana timpánica.[2, 3] Debe tenerse precaución en pacientes en tratamiento anticoagulante ya que tienen mayor riesgo de hemorragia o hematoma. Por lo tanto, es importante investigar estas posibles enfermedades, los tratamientos actuales y la presencia de antecedentes de otorrea antes de realizar un lavado de oído. Sin embargo, la prevalencia de complicaciones del lavado de oído depende de la experiencia de los profesionales, lo que apoya la recomendación de remitir al especialista en caso de fracaso o de síntomas postratamiento.[2,4]
Cuándo derivar al otorrinolaringólogo
La derivación al otorrinolaringólogo es apropiada si:
- Son necesarios varios intentos para extraer el tapón de cerumen o cuando una combinación de varios tratamientos no resulta eficaz.
- El paciente experimenta dolor o mareos durante el intento de extraer el tapón de cerumen.
- En la exploración física el paciente presenta un conducto auditivo externo edematoso, o con una anatomía inusual.
- Antecedentes de perforación previa de la membrana timpánica, o radioterapia en la cabeza/cuello, o cirugía del oído.
- Persistencia de los síntomas tras la extracción (con éxito) del tapón.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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