Suplementos en el embarazo: últimas recomendaciones

  • Dra. Naiara Cubelos Fernández
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Este artículo es resultado de la colaboración editorial entre la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y Univadis. Aquí puedes acceder a todos los contenidos de la Alianza Editorial.

Durante el embarazo y la lactancia aumentan las necesidades de energía, proteínas, vitaminas y minerales. La deficiencia o exceso de alguno de estos nutrientes, puede comprometer el desarrollo fetal, ya que este recibe todos los nutrientes a través de la placenta de la madre.

Si bien es cierto que las mujeres que planifican un embarazo deben prepararse los meses previos a la gestación, suspendiendo totalmente el alcohol, dejando de fumar, siguiendo una dieta equilibrada y variada, y tomando suplementos de ácido fólico[1] (400 mcg de ácido fólico todos los días, desde al menos un mes antes de la concepción del embarazo) para prevenir la espina bífida y la anencefalia.

A continuación, vamos a exponer los micronutrientes de mayor importancia para el normal desarrollo embrionario y fetal, así como su posología.

Ácido fólico (Vitamina B9)

Como ya hemos comentado, se debe suplementar con ácido fólico[2] a aquellas mujeres que están planeando el embarazo, mínimo un mes antes de la gestación, aunque lo preferible es durante tres meses previos, con 400 mcg de ácido fólico. Las mujeres que no han tomado ácido fólico el mes anterior a la concepción deben tomarlo cuando conozcan su estado y continuar hasta la semana 12 de embarazo.

Además, se debe aumentar la ingesta de alimentos ricos en ácido fólico en la dieta: vegetales, legumbres, hígado de ternera, frutos secos, frutas…

Estudios recientes han demostrado que hasta un 50 % de las embarazadas[3] presentan una mutación en un gen que codifica el ácido fólico, la enzima MTHFR, impidiendo la transformación del ácido fólico en 5-metiltetrahidrofolato (forma activa del ácido fólico) con lo que se reduce la absorción de esta vitamina en el organismo. Es por ello por lo que a partir de la semana 12 de embarazo, se recomiendan los suplementos que presentan en su composición la forma activa del ácido fólico, y se debe continuar tomando este tipo de suplementos hasta el final del embarazo e incluso si se va a dar lactancia materna, preferiblemente en ayunas.

Hierro

Durante el embarazo es probable que muchas mujeres padezcan anemia, debido al aumento de necesidades del organismo. En poblaciones con bajo riesgo de anemia (países desarrollados), no es necesario la suplementación preventiva con hierro previo a la concepción del embarazo.

Lo primero, es aumentar la ingesta de hierro con la alimentación. Son alimentos ricos en hierro: carnes rojas, vísceras, vegetales de hoja verde, berberechos, mejillones, pescados, legumbres…La recomendación diaria de ingestión de hierro durante el embarazo es de 27-28 mg/día.[3]

La Organización Mundial de la Salud recomienda que todas las embarazadas tomen suplementos con 30-60 mg/día de hierro elemental.[4] En la mayoría de las ocasiones, el hierro viene incluido en los suplementos que recomiendan matronas y médicos. Si se detecta la aparición de anemia en alguna de las analíticas que se realizan a lo largo del embarazo, es probable que, además del suplemento que ya toma, la embarazada tenga que tomar hierro oral extra, hasta suplementar con 120 mg/día de hierro oral.

En cuanto a la posología, el hierro de los productos animales se absorbe más fácilmente. Además, para mejorar la absorción, se recomienda combinar los alimentos o los suplementos de hierro con una bebida con alto contenido en vitamina C (zumo de naranja), además de tomarlo en ayunas.

Es importante explicar los efectos secundarios que puede producir el hierro, normalmente gastrointestinales: heces oscuras, estreñimiento, intolerancia.

En la mujer que ha padecido anemia durante el embarazo, se recomienda continuar con los suplementos de hierro hasta 3 meses después del parto, sin importar si va a dar lactancia materna o no.

Yodo

Al igual que el ácido fólico, se recomienda la suplementación de yodo preventivo antes del embarazo con, al menos, 200 mcg/día en forma de yoduro potásico, y debe mantenerse hasta el final de la lactancia.[5] La dieta natural es pobre en yodo, por lo que se recomienda utilizar sal yodada para condimentar los alimentos. Al igual que el ácido fólico, se recomienda el consumo de suplementos de yodo en ayunas.

Calcio

El calcio es un mineral fundamental para la mineralización ósea. Además, en mujeres con alto riesgo de preeclampsia, se considera preventivo. Durante el embarazo, la absorción de calcio aumenta, por lo que habitualmente no será necesario aumentar el consumo.[6]

La recomendación diaria de ingestión de calcio durante el embarazo oscila entre 1.000-1.200 mg/día. En embarazos gemelares, se recomienda aumentar la dosis: en el primer trimestre, 1.500 mg/día, y en el segundo trimestre, hasta 2.500 mg/día.

Son alimentos ricos en calcio: productos lácteos, legumbres, verduras y frutas como los higos, naranja, almendras, nueces…

Se sugiere que el suplemento de hierro se separe de la toma del calcio, ya que el calcio interfiere en la absorción del hierro.

Vitamina D

En cuanto a la vitamina D, se trata de un tema en constante actualización en los últimos años. En mujeres embarazadas con concentraciones bajas de vitamina D (25-OH-D) se ha observado un mayor riesgo de diabetes mellitus gestacional, preeclampsia, recién nacido bajo peso gestacional…

Se debe recomendar a las mujeres embarazadas la exposición al sol, así como el consumo de alimentos que contengan vitamina D: pescados grasos, aceites de hígado de pescado, queso, yema de huevo…

Como conclusión, en mujeres con déficit analítico de vitamina D, se recomienda la suplementación para alcanzar las concentraciones séricas recomendables (>30 ng/ml), no siendo recomendable la suplementación de vitamina D en embarazadas con rangos séricos dentro de la normalidad.

En cuanto a la suplementación:[7]

  • Ante niveles de 30-49 nmol/l, comenzar con 1,000 UI (25 mcg) al día.
  • En embarazadas con niveles < 30 nmol/l, se debe comenzar con 2.000 UI (50 mcg) al día, y se debe repetir la determinación del nivel de vitamina D a las 28 semanas de gestación.

Conclusiones

La suplementación durante el embarazo y la lactancia presenta importante evidencia científica, por lo que es fundamental seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para el correcto desarrollo del feto y de la embarazada. Es papel del médico conocer los diferentes suplementos y su posología, así como solventar las dudas que pueda tener la gestante.

La Dra. Naiara Cubelos Fernández es médica de Atención Primaria en León. Miembro del Grupo de Trabajo de Hematología, de Respiratorio y de Aparato Locomotor de SEMERGEN.