Sociedades científicas españolas redactan un documento de consenso para la enfermedad de Lyme

  • Pura C. Roy

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La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la Sociedad Española de Neurología (SEN), la Sociedad Española de Inmunología (SEI), la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), han redactado un documento de consenso con recomendaciones para un mejor diagnóstico clínico y microbiológico, tratamiento y prevención de la enfermedad de Lyme. Basado en las evidencias científicas actuales pretende ser una guía para todos los médicos

Enfermedad de Lyme: transmisión y síntomas

La enfermedad de Lyme o borreliosis es una enfermedad infecciosa multisistémica distribuida predominantemente en el hemisferio norte provocada por bacterias espiroquetas del género Borrelia (principalmente Borrelia burgdorferi). Se trata de una zoonosis cuyo principal reservorio animal son los roedores salvajes y ciervos o venados transmitida por garrapatas del género Ixoides ricinus.

La enfermedad de Lyme suele cursar en tres etapas: enfermedad temprana localizada, temprana diseminada y tardía. La infección temprana localizada suele aparecer entre 3 y 30 días después de la picadura. La manifestación más habitual durante esta etapa es el eritema migratorio, una mácula roja en el lugar de la picadura que se expande clásicamente con un aclaramiento central. Suele acompañarse de síntomas pseudogripales como mialgias, fatiga y fiebre.

En las etapas más avanzadas de la enfermedad se puede observar afectación cardiaca, neurológica (neuroborreliosis), musculoesquelética y oftálmica así como afectación reumatológica de manera más tardía. 

Para el coordinador de este documento José A. Oteo, investigador del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario San Pedro-Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR), en declaraciones a Univadis españa: “Participan todas estas sociedades porque la enfermedad de Lyme afecta a múltiples órganos y sistemas, por lo que distintos especialista intervienen en su diagnóstico. Así que nos pareció oportuno conseguir un consenso para saber cuál debe ser el procedimiento diagnóstico a seguir con estos enfermos, que no siempre es fácil". Y añade " el problema es que las manifestaciones clínicas no son siempre típicas y para confirmar el diagnóstico hacen falta métodos microbiológicos. Hay que apoyarse también en criterios epidemiológicos, porque si no corremos el riesgo de diagnosticar a pacientes que no tienen una verdadera enfermedad de Lyme o también se nos pueden escapar algunos pacientes que sí la tienen. Por eso había que poner un poco de orden en los criterios que se deben seguir para un diagnóstico correcto y por tanto un tratamiento correcto de las distintas afecciones”.

Enfermedad de Lyme en España

Los primeros pacientes confirmados en España se remontan a la década de 1980, cuando se describieron los primeros casos de neuroborreliosis y eritema migratorio. Sin embargo, la enfermedad de Lyme no es una enfermedad de declaración obligatoria en nuestro país por lo que no se tienen datos reales de su incidencia.

“Pero se sabe que es una enfermedad poco frecuente, con una incidencia de 1 caso por cada 400.000 habitantes/ año. La mayoría en la mitad norte de la península, con mayor incidencia, 3-5 casos por 100.000 habitantes/año, en La Rioja, Navarra, el norte de Castilla y León, Asturias, Cantabria y el País Vasco y más recientemente en Galicia, en la que el número de casos en la última década ha ido en aumento. También se han encontrado casos en la provincia de Cádiz en el Parque de los Alcornocales y en  Doñana”, señala el especialista. Tanto en la Península Ibérica como en el resto de Europa, la infección es transmitida por la picadura de una garrapata del género Ixodes ricinus. “No todos los géneros transmiten infecciones ni todas las del género Ixodes están infectadas”, matiza Oteo.

Recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento 

En el documento de consenso se explican las manifestaciones más frecuentes de la enfermedad, dermatológicas (eritema migratorio, linfocitoma, acrodermatitis crónica atrófica), neurológicas, musculoesqueléticas, cardiacas, oftalmológicas, psiquiátricas y las de la enfermedad congénita.

Diagnóstico

El especialista señala que no se debe diagnosticar esta enfermedad sin antecedentes epidemiológicos claros de exposición al vector. “Recomendamos para el diagnóstico pruebas microbiológicas que estén validados. Hay técnicas diagnósticas nuevas que deberían usarse con reservas como el interferón gamma o alfa o el descenso de un marcador de linfocitos ya que no está suficientemente contrastada su utilidad. Una PCR negativa no excluye tampoco la posibilidad de tener Lyme”. 

“Como en todas las enfermedades infecciosas, el cultivo del agente causal es lo ideal, aunque no es fácil, solo está presente en centros de referencia y la rentabilidad es baja. Solo sería rentable en la infección cutánea inicial, pero en esa fase no hace falta hacerlo porque el diagnóstico es muy fácil. La lesión es muy característica y normalmente los pacientes te dicen que han podido estar expuestos a garrapatas o que se han quitado una”, concluye.

Tratamiento

Un punto importante es la unanimidad de los especialistas en la manera de retirar la garrapata del cuerpo. “Cualquier método que no sea el de extraerla con pinzas se asocia a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones.  Por eso es importante retirarla con pinzas romas y tirando suavemente de ella en sentido perpendicular a la piel. El motivo es evitar que la garrapata regurgite al retirarla. Tradicionalmente en el campo se han empleado otros métodos para retirarlas como aceite, gasolina o calor, pero no son los más adecuados y si se emplean hay que ir luego al médico”.

El tratamiento de la enfermedad de Lyme es básicamente con antibióticos, comenta Oteo, ya que “ ha mejorado el conocimiento en cuanto a la duración del tratamiento y los antibióticos a elegir. Generalmente se utiliza una tetraciclina (la doxiciclina) durante 10-14 días. En algunos casos tenemos que recurrir a betalactámicos”, añade.  

En el documento se explican también medidas preventivas para evitar las picaduras: se debe pasear por el campo llevando una ropa adecuada cubriendo el cuerpo sobre todo si se camina por zonas boscosas o pastizales. Es mejor emplear colores claros que posibilitan ver a las garrapatas si están en la ropa. Emplear repelentes contra insectos también ayuda. Si se encuentra alguna garrapata en el cuerpo, hay que retirarla inmediatamente si es posible. Si se sufre una picadura, en algunos casos, se puede tomar doxiciclina de manera profiláctica, además durante las seis semanas siguientes es necesario observar la zona de la picadura.