Simplificar el diagnóstico, completar la vacunación en esta franja de edad y la COVID-19 persistente, retos pospandemia en pediatría
- Carla Nieto Martínez
- Maria Baena
- Noticias de Medscape
MADRID, ESP. COVID-19 en Pediatría: valoración crítica de la evidencia es el título de la segunda guía de actualización de la evidencia científica sobre la infección por SARS-CoV-2 en el ámbito pediátrico, documento que revisa las novedades bibliográficas del último año referidas a los distintos aspectos asociados a este virus y a la enfermedad que produce.[1]
Dicha actualización fue realizada por el Grupo de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), que cuenta con 22 pediatras colaboradores (la primera se publicó en abril de 2021).
"Desde el inicio de la pandemia, en 2019, la cantidad de trabajos publicados sobre este tema ha sido ingente, por no decir inabarcable, comentó a Medscape en español la Dra. Begoña Pérez-Moneo, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid y miembro del Comité de Pediatría Basada en la Evidencia de la Asociación Española de Pediatría.
En un primer momento se expusieron series de casos de escasa calidad metodológica. Progresivamente los estudios fueron más precisos, sobre grupos de pacientes concretos, referidos a determinadas características de la infección y su manejo y bien diseñados, pero demasiado numerosos para poder hacer una lectura de todos ellos. El objetivo de la guía es sintetizar toda esta información disponible, realizando una valoración crítica de la misma según los criterios de la medicina basada en la evidencia", agregó la especialista.
Los contenidos del documento están estructurados en seis grandes bloques temáticos en los que se da respuesta a los principales interrogantes que se han planteado los especialistas durante los dos años de pandemia: epidemiología, clínica, pruebas diagnósticas, tratamiento, prevención y vacunas.
Menor afectación y menor gravedad
Todo este material, aunado a la experiencia desde el inicio de la pandemia, ha permitido a los especialistas disponer de una serie de "lecciones aprendidas" y certezas sobre las peculiaridades y el abordaje del SARS-CoV-2 en el paciente pediátrico. "Los estudios específicos sobre niños llegaron unos meses más tarde que los referentes a la población general. Actualmente sabemos que la población pediátrica se ha visto menos afectada por la infección que la adulta y también que con tasas de incidencia similares o un poco por debajo de las de los adultos y tasas de mortalidad más pequeñas (menos del 0,08 %), en términos generales la infección es más leve en los niños, presentando en pocos casos la neumonía típica de los pacientes de más edad", comentó al respecto la Dra. Paz González, coordinadora del Grupo de Pediatría Basada en la Evidencia de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
Asimismo, y según se explica en la guía, está claro que la fiebre y los síntomas respiratorios (especialmente de vías respiratorias superiores) son los más frecuentes en este grupo de población. En este sentido, uno de los datos más relevantes de las nuevas series ha sido la notificación de un mayor porcentaje de casos asintomáticos, que de acuerdo con un estudio realizado en España, alcanza el 45 %.
"La observación de los casos, la lectura y el estudio de publicaciones sobre adultos y niños y los consensos realizados de forma ágil, permitieron evaluar la situación en cada momento y emitir-revisar recomendaciones en tiempo récord para mantener siempre el equilibrio beneficio-riesgo", añadió la Dra. González en declaraciones a Medscape en español. "Un ejemplo de esta reflexión fue el cambio de recomendación respecto a fomentar y mantener la lactancia materna a los recién nacidos de madres infectadas por el SARS-CoV-2".
En cuanto a esta cuestión, la revisión confirma que el riesgo de transmisión de madre infectada al recién nacido es muy bajo. Asimismo, no se ha encontrado SARS-CoV-2 en leche materna ni prueba de que exista transmisión a través del amamantamiento. En cambio, sí hay evidencia de que mediante la leche materna se transmiten anticuerpos, especialmente los producidos tras la administración a las madres de las vacunas frente a la COVID-19.
Colegios, salud mental y COVID-19 persistente
La Dra. Pérez-Moneo indicó que el impacto de la pandemia en este grupo de población será aún más relevante si además de las evidencias a nivel sanitario se tiene en cuenta la faceta socio-educativa: "El confinamiento inicial fue más duradero en el tiempo para los niños que para el resto de la población y se produjo un cambio en la escolarización (de presencial a telemática) en todos los grupos de edad, unido a la interrupción de las actividades extraescolares y de ocio, con la disminución de la socialización que ello conlleva. Probablemente, como consecuencia de esto, en estos últimos meses estamos asistiendo a un aumento de la incidencia de los problemas emocionales, de ansiedad y depresión".
Asimismo, en el documento se abordan el impacto del cierre y la reapertura de los colegios y el control de las medidas de protección en el ámbito escolar. "En relación al cierre de los colegios para disminuir la incidencia y la gravedad de la pandemia por COVID-19, los estudios concluyen que estos centros no son una fuente importante de contagios y que no existe la certeza de que su cierre disminuya la incidencia de la pandemia en la población general. En la misma línea, la posterior reapertura de los colegios y la vuelta a la actividad docente presencial no se asociaron con un aumento de la transmisión comunitaria de COVID-19 siempre que se apliquen adecuadamente las medidas de higiene y distancia social", apuntó la Dra. González.
En cuanto a la incidencia y peculiaridades de la COVID-19 persistente en la población pediátrica, la Dra. Pérez-Moneo explicó que en la primera edición de la guía no se encontraron estudios que analizaran esta complicación de forma específica en la edad pediátrica ni publicaciones con tiempo de seguimiento suficiente como para extrapolar datos sobre la persistencia de síntomas a largo plazo.
"En esta segunda edición ya aparece literatura sobre la COVID-19 persistente en este grupo de población. Varios estudios sobre series de casos hablan de persistencia de síntomas pasados cinco meses de la infección inicial en una quinta parte de los pacientes. Los síntomas más frecuentes descritos son: fatiga, problemas para dormir, alteraciones del olfato, síntomas gastrointestinales, cefalea y síntomas respiratorios, como la tos".
La Dra. Pérez-Moneo advirtió de que estos datos deben ser interpretados con cautela, puesto que proceden de series con escaso número de pacientes y de poca calidad metodológica. "Tampoco se han encontrado publicaciones de calidad sobre métodos diagnósticos o tratamientos específicos para los casos de COVID-19 persistente, por lo que no se ha podido emitir ninguna recomendación al respecto. Sin duda se trata de un tema que ganará importancia en las sucesivas actualizaciones de la guía, conforme se publiquen trabajos de mayor calidad".
El "hito" de las vacunas y el reto de los potenciales tratamientos
"En relación al tratamiento de la enfermedad en la edad pediátrica disponemos de evidencia indirecta, basada en estudios de adultos, para emitir las recomendaciones para niños. Publicar estudios sobre población pediátrica sería costoso por el bajo número de niños que precisan estos tratamientos", comentó la Dra. Pérez-Moneo.
En esta línea, la guía detalla que han aparecido varios estudios observacionales que comparan la eficacia de las inmunoglobulinas con o sin corticoesteroides en el síndrome inflamatorio multisistémico infantil con resultados heterogéneos, por lo que, según los autores, no pueden establecerse recomendaciones generales.
Las doctoras Pérez-Moneo y González (ambas participaron en la elaboración de la guía) coincidieron en hacer hincapié en que es en el área de las vacunas donde más cambios se han producido en el último año. "Las vacunas han mostrado que son seguras, con efectos secundarios transitorios, generalmente leves o moderados, siendo excepcionales los efectos adversos graves", afirmó la Dra. González.
El documento refleja que la situación actual de la población pediátrica española muestra que se ha vacunado de forma universal con los biológicos recomendados por el Ministerio de Sanidad para cada grupo etario a la población mayor de 12 años y apunta que en breve se piensa incorporar al grupo de escolares de edades entre cinco y 12 años.
Sin embargo, las recomendaciones respecto a las pautas vacunales han sido objeto de continuos cambios y reajustes. Como resumen de la evidencia, "a día de hoy", la Dra. González destacó que los datos de eficacia publicados respecto a la vacunación contra el SARS-CoV-2 en población adolescente, a partir de 12 años son cercanos al 100 %, con seguridad e inmunogenicidad comparables a otras poblaciones.
Asignaturas pendientes y cuestiones "no resueltas"
Sobre el panorama de futuro al que se enfrentan los especialistas en cuanto a la prevención y manejo de la COVID-19 en los niños, la Dra. Pérez-Moneo manifestó: "Al igual que en el resto de la población, uno de los principales retos seguirá siendo encontrar el equilibrio entre las medidas de distanciamiento social, con todo lo que ello conlleva y la vuelta a la vida normal. Parece necesario reevaluar el uso de las mascarillas en diferentes ambientes, sobre todo el escolar, ya que su uso dificulta el aprendizaje natural del lenguaje verbal y no verbal, especialmente en niños pequeños o con problemas sensoriales o neurológicos".
Respecto a esta cuestión, en el documento se hace mención a la publicación de un gran ensayo comunitario que evaluó la eficacia de las mascarillas en la infección por SARS-CoV-2 y que muestra un efecto protector, un dato a tener en cuenta, ya que como destacaron los autores, hasta ahora la información acerca de la eficacia de esta medida provenía de estudios observacionales.
"Por otro lado, los mecanismos que desencadenan el síndrome inflamatorio multisistémico infantil no son del todo conocidos y tampoco hay certezas sobre en qué pacientes aparecerá o cuál es el tratamiento más adecuado. Otra cuestión a desarrollar son los métodos usados para el diagnóstico de la enfermedad, que deberían simplificar la toma de muestras y el tiempo de respuesta", continuó la Dra. Pérez-Moneo.
Respecto al reto de completar la vacunación en la franja pediátrica, la Dra. Pérez-Moneo indicó: "El hecho de que en España coincidiera la sexta ola, que fue la que mayor incidencia tuvo en niños, con el inicio de la vacunación pediátrica, ha supuesto un retraso en la protección de este grupo de edad".
"También debe ser estudiada la relación de esta enfermedad con otros procesos o la influencia en la epidemiología de otras patologías infecciosas, especialmente la gripe o la infección por virus respiratorio sincitial", concluyó la Dra. Pérez-Moneo.
La Dra. Pérez-Moneo y la Dra. González han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Este contenido fue publicado originalmente en Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.
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