Sensores portátiles fiables para la evaluación doméstica de la marcha en la artrosis de rodilla

  • Sara Freeman

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
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La evaluación de la marcha a distancia en personas con artrosis de rodilla mediante sensores portátiles parece fiable, pero sus resultados son ligeramente diferentes a los obtenidos en el laboratorio, según han descubierto investigadores de la Universidad de Boston, en Boston, Estados Unidos.[1]

Como se informó en el Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Investigación en Artrosis (OARSI, por sus siglas en inglés) de 2022, hubo una "fiabilidad de buena a excelente" en las medidas repetidas obtenidas por los pacientes en su casa mientras se les instruía por videoconferencia.

La concordancia fue de "moderada a excelente" cuando se compararon los hallazgos con los registrados en el laboratorio, informó Michael J. Rose, de la Universidad de Boston, en el congreso, auspiciado por la Sociedad Internacional de Investigación en Artrosis.

"Los participantes caminaban más rápido y se levantaban más rápido en el laboratorio", señaló Rose. "Después comprobamos que la diferencia en la velocidad de la marcha era estadísticamente significativa entre el laboratorio y el entorno doméstico".

Esto se ha señalado anteriormente e implica que los datos recogidos en casa pueden tener "más validez ecológica", observó.

Adopción acelerada de la telesalud

La evaluación de la capacidad de caminar o de ponerse de pie desde la sedestación son evaluaciones bien conocidas e importantes en la artrosis de rodilla, pero tradicionalmente solo se han realizado en laboratorios de marcha grandes y costosos, comentó Rose.

Las tecnologías portátiles, como las utilizadas en el estudio que presentó, podrían ayudar a trasladar estas evaluaciones a la comunidad.[1] Esto es especialmente oportuno si se tiene en cuenta el aumento de la adopción de prácticas de telesalud durante la pandemia de la COVID-19.

Para examinar la fiabilidad de las mediciones obtenidas a través de los sensores portátiles en comparación con las evaluaciones de laboratorio, Rose y sus colaboradores establecieron un subestudio dentro de un ensayo de un solo grupo, más amplio, en el que se examinó el uso de evaluaciones digitales con el fin de medir la eficacia de una intervención de ejercicio para reducir el dolor de rodilla y mejorar su función.

Para su inclusión en el ensayo principal (n = 60), y por tanto en el subestudio (n = 20), los participantes debían tener una artrosis de rodilla diagnosticada por un médico, tener 50 años o más, un índice de masa corporal de 40 kg/m2 o inferior, ser capaces de caminar al menos 20 minutos y tener una puntuación de 3 o más en la subescala de dolor del Cuestionario de Resultados en la Lesión de Rodilla y la Osteoartritis (KOOS) para los apartados de carga de peso.

Aceptación de las pruebas en el laboratorio frente a las domésticas

Todos los participantes del subestudio (edad media: 70,5 años) acudieron al laboratorio en persona donde se les colocó un sensor portátil en cada pie y otro alrededor de la región lumbar, y se les pidió que realizaran pruebas de marcha y de adopción de la bipedestación desde una silla. Esta última consistía en ponerse de pie desde la sedestación cinco veces lo más rápidamente posible sin utilizar los brazos, mientras que la primera consistía en caminar 28 metros en dos vueltas a un recorrido de 7 metros definido por dos conos. Estas pruebas se repitieron dos veces.

A continuación, los participantes recibían el equipo para repetir estas pruebas en casa, que incluía los tres sensores, una computadora de tipo tableta, una silla y conos. Las evaluaciones en casa se realizaron por videoconferencia y los investigadores les recordaban cómo colocar los sensores correctamente. Después, se realizaron las pruebas de caminar y de ponerse de pie desde la silla cuatro veces cada una: dos veces seguidas y luego un periodo de descanso de 15 minutos antes de volver a realizarlas dos veces seguidas.

Los investigadores registraron las opiniones de los participantes sobre el proceso en cuestionarios y escalas de Likert que mostraron una experiencia globalmente positiva para la teleconsulta domiciliaria, con la calificación media de "muy probable" de participar en otra teleconsulta, y que el compromiso de tiempo requerido era "muy manejable".

Se encontró una buena correlación

Para determinar la correlación y la fiabilidad de los datos obtenidos durante las tareas de la prueba repetidas en casa y la repetición de esta, Rose y colaboradores utilizaron el coeficiente de correlación de Pearson R2 y los coeficientes de correlación intraclase.

Los coeficientes de correlación intraclase de diversas variables de la marcha y de la adopción de la bipedestación desde la silla obtenidas con los sensores fueron de entre 0,85 y 0,96 para la fiabilidad de la prueba y repetición de la prueba durante la teleconsulta a domicilio, y el R2 fluctuó de 0,81 a 0,95. Las variables incluían postura, cadencia (pasos por minuto), duración y longitud de los pasos, velocidad y duración de la permanencia en la silla.

En cuanto a la concordancia entre los resultados domésticos y los del laboratorio, los coeficientes de correlación intraclase fluctuaron de 0,63 a 0,9.

"Hubo algunas dificultades logísticas y tecnológicas con el enfoque", reconoció Rose. "A pesar de las instrucciones por escrito y verbales, 2 de los 20 participantes acabaron teniendo datos de la marcha que no se podían utilizar en la teleconsulta a domicilio".

Otra limitación es que la población del estudio, aunque es "representativa", contenía un mayor número de individuos que la población general que se identificaban como blancos (95 %) y mujeres (85 %), y un 90 % tenían un título universitario.

"Los individuos típicamente representativos de una población de artrosis fueron generalmente aceptados y estuvieron dispuestos a participar en las teleconsultas, lo que demuestra la viabilidad de nuestro enfoque", concluyó Rose.

"Tenemos que determinar cómo cambia con el tiempo la respuesta de los sensores portátiles domésticos en cuanto a los resultados de la marcha y de la permanencia en la silla".

El estudio fue patrocinado por la Universidad de Boston , con financiación de Pfizer y Eli Lilly. Los investigadores utilizaron el sensor inercial OPAL (APDM Wearable Technologies) en el estudio. Rose no hizo declaraciones personales. Cuatro de sus colaboradores eran empleados de Pfizer y uno es empleado de Eli Lilly & Company, todos con acciones u opciones de compra de acciones.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional.