SEIMC 2022 – La otra pandemia: los microorganismos multirresistentes

  • Dra. Esther Samper

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En poco más de 100 años, la humanidad se ha enfrentado a múltiples epidemias y pandemias (por enfermedades como la gripe española, la gripe de Hong Kong, el SIDA, el ébola, la COVID-19…) que han provocado, en su conjunto, millones de muertos y estragos en las sociedades de cada época. Sin embargo, su impacto sanitario podría quedar empequeñecido comparado con el que podrían tener las bacterias resistentes a antibióticos en un futuro próximo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a las bacterias resistentes a antibióticos como una de las 10 mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad.

Rafael Cantón, jefe del Servicio de Microbiología y parasitología del Hospital Universitario Ramón y Cajal relata, en el último congreso de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la amenaza que suponen para el mundo las multirresistencias a antimicrobianos.

Hace siglos, predominaban las pandemias provocadas por bacterias y, con el paso del tiempo, han ido teniendo más protagonismo aquellas causadas por virus[1]. La globalización, el cambio climático y los cambios provocados por los seres humanos en el medio ambiente, entre otros factores, están potenciando la aparición de virus zoonóticos en el ser humano. Sin embargo, el progresivo aumento de resistencias a antibióticos podría favorecer la irrupción de epidemias de causa bacteriana. En ese sentido, el enfoque “Una Salud” (One Health), mediante la colaboración de profesionales de múltiples disciplinas, resulta clave para prevenir y responder de forma eficaz y temprana a los desafíos sanitarios que surgen en la interrelación entre personas, los animales y el medio ambiente.

Cantón remarca que la globalización no solo favorece la irrupción de pandemias, sino también la expansión de las resistencias a antibióticos: “Lo que ocurre en un país, lo podemos ver en otros países rápidamente”. Fue lo que ocurrió, por ejemplo, con bacterias productoras de carbapenemasas como Klebsiella pneumoniae. Se detectaron en Estados Unidos en 2001 y, desde allí, se han extendido a casi todo el mundo, llegando a ser endémicas en algunos países.

La OMS alerta que se nos acaba el tiempo para reaccionar a las resistencias a antibióticos y que necesitamos urgentemente el desarrollo de nuevos antimicrobianos. En términos de mortalidad, la infección por bacterias resistentes provocó la muerte de alrededor de 1,27 millones de personas en el mundo en 2019, con 77.600 fallecimientos en Europa Central[2]. Además, España es uno de los países desarrollados con mayor índice de resistencia a los antimicrobianos (menor eficacia media de los antibióticos utilizados para tratar una determinada infección bacteriana)[3]. Si no se toman medidas, más de 10 millones de personas morirán cada año en el mundo por resistencias a antimicrobianos para 2050, superando así las muertes causadas por el cáncer[4].

Las resistencias a antibióticos no solo impactan sobre la salud humana, también lo hacen sobre la economía. El doctor Cantón señala que, desde el año 2013, el Foro Económico Mundial incluye las resistencias a antimicrobianos como uno de los factores que afecta al desarrollo económico. Solo en la Unión Europea, las resistencias suponen un coste que ronda los 1,5 mil millones de euros. Para 2050, el impacto económico podría ser similar al que supuso la crisis de 2008. En el escenario más optimista, el Banco Mundial estima que las resistencias reducirían el producto interior bruto en un 1,1 % para 2050. En caso de elevadas resistencias, el impacto sería del 3,8 %. Así, el coste medio por paciente infectado por una bacteria multirresistente sería de entre 10.000 y 40.000 dólares[5].

Una de las herramientas que Cantón cree que será de mucha utilidad para conocer las resistencias a antibióticos y cómo aparecen, es la secuenciación de genomas completos. “A los microbiólogos nos gusta ir a lo que denominamos una microbiología más subespecífica. No nos vale con contar que una especie determinada es resistente, queremos ir a la clonalidad y tenemos la tecnología para hacerlo actualmente. Queremos saber cuáles son los plásmidos que se asocian a esa resistencia, cuáles son los integrones que tiene o cuáles son los genes de resistencia que están albergados en esos integrones”.  El doctor también indica que es importante conocer cómo los clones de alto riesgo son capaces de adquirir elementos genéticos de resistencia y apunta a que, con respecto a las resistencias a antibióticos, “tenemos que estar alerta con los estudios de vigilancia epidemiológica para ver cuál es la evolución a lo largo del tiempo”.

La pandemia de la COVID-19 podría haber complicado la batalla contra las resistencias a antibióticos al fomentar su uso injustificado al comienzo de esta. El especialista en microbiología explica que en España hubo “un 70 % de utilización de antibióticos en los pacientes con COVID-19, mientras que teníamos solamente un 3 % de infecciones o co-infecciones por bacterias en el ingreso y 14 % de sobreinfecciones en pacientes que ingresaban en los hospitales con COVID-19”[6]. No obstante, según el Plan Nacional frente a las Resistencias a Antibióticos (PRAN), ha existido una mejora general en la utilización de antibióticos en los últimos años.