Sanidad virtual

  • Miguel Álvarez Deza
  • Editorial
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La demanda de asistencia sanitaria va en aumento día a día debido a un panorama político, económico y sanitario nada esperanzador: la pandemia, la guerra que se vive en Ucrania y la recesión económica son tres factores que han contribuido a aumentar la demanda sanitaria entre la población europea.

La situación de las urgencias extrahospitalarias y el caos en la apertura de los puntos de atención continuada (PAC) en la Comunidad de Madrid, llevó a plantear, por parte de la Consejería de Sanidad, que las urgencias de los PAC que no tuvieran médico se atendieran por videollamada. Asunto que indignó aún más a los profesionales, ya que en algunos centros no disponían siquiera de acceso a la historia clínica electrónica. No se valoró que el diagnóstico y la prescripción se verían limitados debido a las restricciones de exploración de una consulta virtual. Actualmente, se requiere que la anamnesis y el acto médico sea en forma de presencia física.

De lo que se trata es de poner recursos humanos. No videonsultas ni videollamadas ni poner personal de otros estamentos. Los centros de urgencias tienen que tener médicos, además de enfermería y otro personal. Especialmente problemática es la situación de las zonas rurales, lejos de cualquier centro urbano y hospital, donde es absolutamente vital que tengan médicos. Por ello hay una sensación de retroceso e, incluso, de desmoronamiento, especialmente para aquellos ciudadanos que ven que en su centro de salud no responden ni al teléfono. Lo que reclaman, en definitiva, profesionales y usuarios, es una sanidad pública, universal y de calidad.

Existen distintas experiencias de consulta de salud virtual en todas las etapas del itinerario del paciente. Su implantación ha sido mayor en el ámbito privado, donde todas las aseguradoras disponen de una app, pero la pandemia de la COVID-19 ha impulsado también su aplicación en el ámbito público.

Las consultas de salud virtuales preventivas están orientadas a temas como el estilo de vida, programas de promoción de la salud y educación al paciente y, en general, son atendidas a través de un servicio de chat.

En Atención Primaria estas consultas se relacionan con cuestiones sobre el tratamiento pautado, renovación de prescripciones, resultados de pruebas diagnósticas, parte de incapacidad temporal y sintomatología. Así como las  teleconsultas con determinados servicios hospitalarios como Dermatología, Alergología, Oftalmología o Neurología, entre otros.

En la consulta de salud virtual de urgencias se puede hacer un triaje previo al servicio hospitalario y atender casos como: resfriado, gripe, congestión nasal, dolor faríngeo, alergia, eczema, cefalea, infección urinaria,... Pero en ningún caso se emplea este tipo de consulta para diagnósticos graves, que pueden requerir una exploración física.

Esta nueva forma de atención sanitaria, que algunos gestores quieren acelerar e imponer a toda costa, va a afectar indudablemente a la relación médico paciente.

Una relación en la que la interpretación de los estados emocionales, expresión facial, manos y tono de voz, la empatía y la escucha activa son fundamentales. En la consulta, cada gesto, cada sonrisa, cada mirada, tienen varias interpretaciones posibles, que nos ayudan a un diagnóstico más completo del paciente.

Si llevar un rumbo equivocado es malo, peor es deambular sin rumbo. La planificación es necesaria porque hay que tomar decisiones. La mala gestión es la causa del perjuicio a los ciudadanos. Pero para eso hace falta liderazgo, inteligencia institucional e información.

“Y en sueños, al cielo nos fuimos como Prometeo, en busca del Fuego Sagrado, del Caos y el cabreo…” (Atenas en llamas, L.E.Aute).

El Dr. Miguel Álvarez Deza es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.