Salud y pobreza

  • Dr. Miguel Álvarez Deza

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Los determinantes sociales de la salud, se refieren a las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. Estos determinantes tienen una relación directa con el estado de salud de la población, y son fundamentales para abordar las desigualdades en salud. Hay tres categorías de determinantes: socioeconómicos, medioambientales y estilos de vida.

La pobreza es el mayor determinante social y político de la salud y la enfermedad. Se considera que las personas viven en pobreza o son pobres, cuando no pueden disponer de los recursos materiales, culturales y sociales necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y, por tanto, quedan excluidas de las condiciones de vida mínimamente aceptables para el Estado o territorio en el que habitan.

En términos operativos, ser pobre significa vivir en un hogar en el que se ingresan menos de 9.626 € anuales. Vivir con esa cantidad de dinero es muy difícil y provoca importantes carencias en la calidad de vida.

El recientemente publicado Informe AROPE 2021, muestra que en el año 2020, un total de 12,5 millones de personas, el 26,4 % de la población española, estaba en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Es un punto porcentual más con respecto al año anterior y supone el fin de la tendencia descendente de los últimos cinco años. 

Los resultados de la estrategia política seguida para luchar contra las consecuencias sociales de la crisis anterior, del año 2008, centrados fundamentalmente en la creación de empleo, de cualquier empleo, sin importar las condiciones, y en el incremento del PIB, pueden verse en la evolución de las cifras de pobreza y exclusión en los años de la llamada recuperación. La mejora del desempleo no consiguió reducir la tasa de pobreza. Las personas pobres son, todavía, mucho más pobres de lo que lo eran en el año 2008, antes de la crisis económica.

Los datos históricos muestran que la recuperación nunca es para todos y que es más fácil entrar en la pobreza que salir de ella. La tasa AROPE no es homogénea para toda la población y varía según diversos factores. La existencia de niños y adolescentes en el hogar aumenta claramente la probabilidad de caer en situaciones de vulnerabilidad, y esto sucede siempre todos los años.

El territorio es una fuente importante de desigualdad y la cohesión territorial debería ser un importante objetivo político. En el informe se evidencia la división de España en dos partes con diferentes realidades de vida: las comunidades que se encuentran de Madrid hacia el norte conservan bajas tasas de pobreza y/o exclusión social, por debajo de la media nacional, similares a las tasas medias europeas y, aquellas situadas al sur mantienen tasas extraordinariamente elevadas. Además, dentro de cada mitad, puede notarse cierta gradación creciente en sentido este-oeste, de manera que aquellas comunidades situadas en el llamado eje de desarrollo mediterráneo registran tasas AROPE más bajas que aquellas situadas más al oeste.

El estudio “Las desigualdades matan” publicado hace unas semanas por Oxfam Intermón, expone que cada minuto mueren once personas de hambre, superando las muertes por la COVID-19. Lo que parecía una crisis global de salud pública ha derivado rápidamente en una grave crisis de hambre que ha puesto al descubierto la enorme desigualdad del mundo en que vivimos.

Por un lado, asistimos con profunda preocupación a los excesos de una parte de la sociedad rica y consumista que se comporta con grandes riesgos para la salud; y por otro lado, a la pobreza de millones de españoles que viven en hogares con ingresos extraordinariamente bajos y sin la cobertura de necesidades básicas como la alimentación y la energía. Casi un 25 % de los hogares españoles, 1 de cada 4, están en riesgo de pobreza energética (ERESEE 2020).

Siendo incapaces de mantener sus casas en unas condiciones mínimas de confort, lo que puede generar problemas de salud causados por el frío o la humedad, afectando especialmente a los más débiles, enfermos, niños y ancianos.

La pobreza económica y las desigualdades sociales contribuyen a padecer con mayor frecuencia enfermedades prevenibles y/o evitables, así como muertes prematuras.

Y así, de los datos objetivos se desprende que en España una parte importante de la población pobre está constituida por personas españolas, adultas, con nivel educativo medio o alto y, además, con trabajo; y esto sucede para cualquier año que se analice. Son personas que han realizado todas aquellas acciones que la sociedad exige para tener una vida digna y adecuada a los estándares sociales, pero son los pobres de hoy.

“Disculpe el señor, se nos llenó de pobres el recibidor. ¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise, si tienen en regla sus papeles de pobre?...”  (Disculpe el señor, J.M. Serrat).

El Dr. Miguel Álvarez Deza es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.