Síndrome del túnel carpiano: de la clínica al tratamiento

  • Paolo Spriano
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El síndrome del túnel carpiano se define como la compresión del nervio mediano en la articulación de la muñeca asociada a una reducción de la función nerviosa a ese nivel. Es la neuropatía por atrapamiento más frecuente. La incidencia máxima del síndrome del túnel carpiano se sitúa entre los 45 y los 54 años. Las mujeres tienen tres veces más probabilidades de padecerlo que los hombres.[1]

En la consulta de un médico de atención primaria es fácil observar a pacientes de entre 35 y 50 años que se quejan de síntomas como dolor y parestesias nocturnas en la muñeca y la mano debidos al síndrome del túnel carpiano. El síndrome del túnel carpiano representa aproximadamente el 90 % de todas las neuropatías por atrapamiento y afecta a entre 1 y 3,5 pacientes por cada 100.000 personas-año. La prevalencia estimada oscila entre el 0,1 y el 9,2 % en la población general, con valores del 5,8 % en mujeres y del 0,6 % en hombres.[2] En los pacientes afectados, el síndrome del túnel carpiano puede asociarse a diversas enfermedades: diabetes, hipotiroidismo, amiloidosis, artritis reumatoide o en el embarazo, siendo frecuente su aparición en los últimos meses. En ocasiones, se detecta una etiología laboral, relacionada con trabajos que requieren flexión-extensión repetitiva de la muñeca.[1]

La sospecha diagnóstica

El síndrome del túnel carpiano es esencialmente un diagnóstico clínico que se realiza sobre todo en el ámbito de la atención primaria y mediante pruebas de provocación.[2,3] Se pueden realizar maniobras físicas durante la exploración física, sin ningún equipo especial, con el objetivo de aumentar temporalmente la presión del túnel carpiano, provocar síntomas y orientar el diagnóstico.

La prueba de Phalen es la maniobra más antigua[4] y permite confirmar el diagnóstico de compresión del nervio mediano del canal carpiano. La sintomatología consiste en la presencia de parestesias en el territorio del nervio mediano, es decir, en la cara anterior del pulgar, el índice, el dedo corazón y la cara externa del anular. Se pide al paciente que coloque ambas manos una encima de la otra y las levante de modo que los brazos queden en el mismo plano horizontal con los codos. La prueba es positiva si se produce la aparición de síntomas en menos de 60 segundos.

El signo de Tinel es otra prueba útil.[2] Es positivo cuando una ligera percusión sobre el nervio mediano, que pasa por debajo del ligamento transverso del carpo, provoca una sensación similar a una descarga que se irradia a la zona mediana de la mano. Es la menos sensible de las maniobras de provocación, pero es la prueba más específica. Otros métodos (por ejemplo, la prueba de compresión mediana, la prueba del puño, la prueba de la manga) pueden ayudar en la fase de diagnóstico previa a la atrofia de la eminencia tenar, el déficit funcional y la confirmación mediante electromiografía.

En el ámbito terapéutico, sigue habiendo incertidumbre sobre cuál puede ser el tratamiento óptimo. Entre las distintas opciones de tratamiento se encuentran la aplicación nocturna de férulas en la muñeca, los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), los esteroides locales y la cirugía.

Recomendaciones para la práctica clínica

Las guías de la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos para el tratamiento del síndrome del túnel carpiano tienen asociadas unos criterios de idoneidad para su aplicación.[5]

Entre las diversas recomendaciones para el médico de atención primaria se encuentran:

  • No se recomienda el uso rutinario de resonancia magnética o ecografía para el diagnóstico, mientras que sí se recomiendan los siguientes pasos: una historia clínica completa del paciente, ciertas maniobras clínicas durante la exploración física, observación y realización de pruebas diagnósticas.
  • El estudio de la conducción nerviosa en la mano es como la técnica de referencia para el diagnóstico. 
  • No debe utilizarse un único elemento para establecer el diagnóstico, sino que debe integrarse con otros en una evaluación global. 
  • La duración de los síntomas del síndrome del túnel carpiano puede ser difícil de cuantificar con precisión y no es un criterio a tener en cuenta. 
  • Para el tratamiento, se recomienda la inmovilización, los corticoides orales o inyectables y el gel de ketoprofeno, mientras que no se recomienda la magnetoterapia. 
  • En los pacientes diabéticos la inyección de corticoides debe evaluarse cuidadosamente caso por caso. El médico y el paciente deben ser conscientes de que el corticoide puede provocar un aumento transitorio pero sustancial de la glucemia.
  • Se recomienda la cirugía para liberar el ligamento carpiano transverso. Es útil para mejorar y restaurar la función de la mano y aliviar los síntomas. La decisión sobre el abordaje en cirugía endoscópica o abierta queda a decisión del cirujano. 
  • Cuando la cirugía es el tratamiento más adecuado, pero el paciente no da su consentimiento o la cirugía está contraindicada, pueden seleccionarse otras opciones de tratamiento no invasivo.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.