Revascularización completa en pacientes diabéticos con enfermedad coronaria multivaso
- Olga Fernández Castro
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La revascularización coronaria completa, mediante la implantación de un stent o a través de cirugía de bypass en pacientes diabéticos tras un infarto agudo de miocardio parece reducir la mortalidad por todas las causas en ensayos clínicos. Sin embargo su extrapolación a la práctica real continúa siendo controvertida.
Ahora un nuevo estudio español, publicado en la Revista Española de Cardiología, ha intentado analizar las complicaciones cardiovasculares en estos pacientes tanto en ensayos clínicos como en la práctica clínica habitual.
“La idea del estudio surgió de la hipótesis que siempre está en el debate en cardiología y cirugía cardiaca, de si a un paciente se le pueden revascularizar o no todas las lesiones”, apunta a Univadis España Fernando Puyol-Ruiz, autor principal de este estudio que es fruto de su trabajo final de grado de Medicina en la Universidad de Málaga.

Pacientes de ensayo frente a pacientes del mundo real
En este trabajo unicéntrico retrospectivo se usó una base de datos anonimizada que incluye un total de 733 pacientes diabéticos con enfermedad coronaria multivaso, algunos de ellos con síndromes coronarios agudos. Se tuvo en cuenta solo los vasos con estenosis superior al 70 % y con un calibre mínimo de 2 mm.
Los participantes se dividieron en dos cohortes según cumplieran o no los criterios de inclusión del ensayo FREEDOM, un trabajo que compara diferentes estrategias de revascularización multivaso en pacientes diabéticos: los que los cumplían se consideraron pacientes de ensayos clínicos (299, 40,8 %); mientras que los que no los cumplían se catalogaron como pacientes de la práctica clínica habitual o del mundo real (434, 59,2 %). “A nivel de investigación se suelen poner criterios de inclusión más rígidos, esta es una de las principales limitaciones a la hora de extrapolar los resultados hacia la población general, ya que se excluyen muchos tipos de pacientes porque tienen múltiples patologías, toman muchos fármacos o padecen más problemas de base”, explica Puyol-Ruiz.
En el grupo de pacientes del mundo real la edad media (69,8 años) era mayor, con una proporción más alta de pacientes por encima de los 80 años que en el grupo de los ensayos clínicos (66,2 años de media). Asimismo, se detectó una mayor incidencia de enfermedad coronariaen comparación con los pacientes de ensayos clínicos y se observó una mayor frecuencia de síndromes coronarios agudos. En cambio, los pacientes con características de ensayos clínicos presentaron como principales indicaciones de coronariografía el síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST y la angina tanto inestable como estable.
Se observó una mayor frecuencia de la revascularización completa en los pacientes del grupo de ensayo clínico (43,5 %). En ellos, conseguir la revascularización completa sugirió una menor proporción de eventos mayores, tanto de mortalidad global como relacionados con el sistema cardiovascular, especialmente a los 35 meses de seguimiento. En los pacientes del mundo real también se apreció la misma tendencia y se observó que la revascularización completa disminuye el riesgo de mortalidad total, mortalidad de causa cardiaca, y el evento cardiaco adverso mayor (muerte, infarto no mortal y necesidad de nueva revascularización) en el mismo periodo de tiempo de seguimiento.
“Evaluamos los criterios de base y se hicieron una serie de análisis de supervivencia en los cuales se sugiere que algunos pacientes del mundo real podrían ver aumentada su supervivencia si en la práctica clínica se intentara revascularizar todas sus lesiones”, expone Puyol-Ruiz.
El estudio concluye que conseguir una revascularización completa en los pacientes del mundo real mejoraría su supervivencia a largo plazo. El objetivo sería extrapolar los resultados a la práctica clínica diaria, sin embargo, tal como argumenta el investigador, “la mayor utilidad que tiene este trabajo es la de sugerir hipótesis por si en un futuro se realizan estudios con una mayor evidencia científica. Podría ser una de las primeras piedras para intentar hacer una terapéutica más intensiva, si realmente se constata que existe ese aumento de supervivencia y esa menor mortalidad”.
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