Recomendaciones diagnósticas y terapéuticas ante un brote de botulismo alimentario
- Andrea Jiménez
- Noticias
En los últimos años, en España se han producido varios brotes de botulismo, una enfermedad rara pero potencialmente mortal. Según el Centro Nacional de Epidemiología del. Instituto de Salud Carlos III, desde el año 2015 al 2022 se notificaron un total de 88 casos. De su total, 20 fueron sospechosos, 20 probables y 48 confirmados. El último episodio de esta afección se dio a mediados de julio cuando se detectó un brote relacionado con el consumo de tortillas precocinadas envasadas comercializadas en varias cadenas de supermercados que tuvo hasta 9 afectados.
Causada por Clostridium botulinum, la potente toxina que produce esta bacteria actúa sobre las sinapsis excitadoras e inhibidoras del sistema nervioso, provocando problemas para respirar, parálisis muscular y hasta la muerte. Aunque existen de otros tipos, casi todos los casos esporádicos y brotes que se dan en España tienen relación con productos alimentarios preparados o conservados por métodos que no destruyen las esporas y permiten la formación de toxina, habitualmente conservas caseras, como las tortillas que fueron retiradas.
Con el objetivo de brindar una orientación hacia el manejo de este tipo de casos, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria lanzó un comunicado con una serie de recomendaciones.
De acuerdo con esta guía, protocolo que se utiliza para la vigilancia del botulismo de la Red Nacional de Vigilancia (RENAVE), los síntomas generalmente comienzan entre 12 y 48 horas tras la ingestión del alimento contaminado, pero el periodo de incubación puede variar entre unas horas y dos semanas, en función de la cantidad de la toxina ingerida.
Los síntomas iniciales gastrointestinales son más inespecíficos, como náuseas, vómitos, dolor abdominal, que pueden ser los avisos de la afectación neurológica posterior. La afectación ocular suele ir seguida de debilidad progresiva descendente, con un síndrome neurológico. Los trastornos visuales, la disartria, la disfagia y la sequedad o dolor en la boca y la garganta son los cuatro síntomas neurológicos más específicos. La presión arterial suele estar conservada y la frecuencia cardiíaca es normal o reducida.
Los criterios clínicos para el diagnóstico temprano del botulismo se centran en:
- Ausencia de fiebre.
- Aparición aguda de al menos uno de los siguientes síntomas: visión borrosa, visión doble, dificultad para hablar, incluyendo habla lenta. Cualquier cambio en el sonido de la voz, incluida la ronquera, así como la disfagia, la acumulación de secreciones o salivación y el engrosamiento de lengua.
- Al menos uno de los siguientes signos: ptosis, parálisis extraocular o fatigabilidad y paresia facial.
De acuerdo con los expertos, los afectados por esta enfermedad presentan en general un estado mental intacto. Si el paciente lo tiene alterado hay que pensar en otras causas alternativas. Los estudios electrofisiológicos son de poca utilidad en las primeras fases de un botulismo. Hay que tener en cuenta la posibilidad de un botulismo cuando se sospeche miastenia gravis, cuando el sistema inmunitario produce anticuerpos que bloquean o destruyen muchos de los receptores musculares, cuando se detecte la variante Miller–Fisher de un síndrome de Guillain-Barré, así como en un paciente con parálisis simétricas de los nervios craneales inexplicables, con o sin parálisis de otros músculos. En la mayoría de los casos donde se produce fallo respiratorio y necesidad de ventilación mecánica, estos suceden en las primeras 48 horas desde el contacto inicial.
Para el seguimiento ante la sospecha de botulismo, una vez observados algunos de los síntomas anteriormente mencionados, se debe tomar una muestra de suero y heces. En caso de no ser posible la obtención de estas muestras podrá enviarse una de jugo gástrico de una cantidad mínima 3 ml. Para el tratamiento del paciente debe administrarse una antitoxina y monitorear eventos adversos a la aplicación del suero, así como la progresión de la enfermedad.
Como informa el Ministerio de Sanidad, el botulismo es una enfermedad de declaración obligatoria en España, por lo que cada uno de los posibles casos deben ser notificados a Salud Pública.
Desafortunadamente este artículo no esta disponible para usuarios no logados
Has alcanzdo el límite de artículos por usuario
Acceso gratuito Un servicio exclusivo para profesionales sanitarios