¿Qué solemos hacer después de una copa de más: acercarnos o separarnos?
- Caroline Guignot
- Noticias
Un estudio ecológico de la vida real, en el que se recogieron datos en tiempo real durante 30 días, demostró que en una cuarta parte de los casos, los miembros de las parejas participantes declararon haber experimentado relaciones íntimas o conflictos en la pareja tras un consumo excesivo de alcohol.
La tendencia individual hacia la cercanía o el conflicto del bebedor influye en la naturaleza de los acontecimientos que pueden producirse después de beber. Además, el hecho de que estén más en armonía o satisfechos con su relación también favorece la cercanía en lugar del conflicto.
Según los autores, "las características del individuo y del consumo de alcohol son importantes, pero el alcohol también parece amplificar el sentimiento en relación con el contexto relacional que precede al consumo". Así, ni "cura milagrosa" ni "píldora envenenada" como sugieren otros autores, el alcohol reforzaría más bien la situación predominante en la pareja.
El consumo excesivo de alcohol puede influir positiva o negativamente en el comportamiento de las personas. Cuando se produce en una pareja, puede dar lugar a una relación más estrecha o a conflictos, como han demostrado varios estudios. Pero, ¿podemos determinar las razones por las que se da preferentemente una u otra? Este estudio se construyó para evaluar las tres hipótesis planteadas por sus autores: el alcohol podría llevar a las parejas que están lo suficientemente satisfechas en general a acercarse, mientras que las que tienen menor satisfacción, mayor ira o menor empatía podrían acercarse más fácilmente al conflicto después de beber. Beber con la pareja también podría ser más propicio para la cercanía, mientras que beber solo podría ser más propicio para el conflicto. Una última hipótesis podría ser que la sensación de armonía o discordia antes de beber guiaría la reacción después de beber.
El estudio se realizó en Estados Unidos entre parejas reclutadas entre enero de 2017 y marzo de 2020 a través de Facebook (86,3 %) o del boca a boca (13,7 %). Ambos miembros de la pareja debían tener entre 21 y 35 años y llevar conviviendo como pareja al menos 6 meses. Tenían que beber alcohol al menos dos veces por semana y tenían que declarar al menos 2 episodios de borrachera (al menos 4 copas para las mujeres, 5 copas para los hombres) en el último mes.
Se les pidió que informaran a través de una app de los distintos acontecimientos ocurridos durante un periodo de 30 días mediante una Evaluación Ecológica Momentánea. También se les pidió que respondieran a preguntas relacionadas con su relación, lo que permitió evaluar la satisfacción de los encuestados y la armonía en la pareja.
Se reclutó a un total de 249 parejas, 191 parejas mixtas, 31 parejas masculinas y 27 parejas femeninas (edad media 27,4 años para las mujeres, 28,8 años para los hombres). La duración media de su vida en común era de 3,70 años. Una gran mayoría tenía trabajo (95,3 % de los hombres, 88,6 % de las mujeres) y la mayoría tenía al menos un título de enseñanza secundaria (62,8 % y 74,7 % respectivamente).
En total, se registraron 11.337 episodios de consumo de alcohol, 15.113 relaciones íntimas y 3.308 situaciones conflictivas. En tres cuartas partes de los casos, no se produjo ningún evento en las 3 horas siguientes a la ingesta de alcohol. En el resto de los casos, le siguió un encuentro íntimo (21,6 %), un episodio conflictivo (3,6 %) o ambos (1,3 %).
Un tercio de los participantes declararon que solo habían experimentado una conexión íntima después de beber, pero más de la mitad declararon que habían experimentado acontecimientos tanto positivos como negativos al menos una vez después de beber. Otro 5,4 % solo había experimentado una o más situaciones conflictivas. No se identificaron diferencias en función del sexo del declarante o del tipo de pareja.
Los que declararon tener relaciones frecuentes y los que declararon tener conflictos frecuentes fuera del contexto de la bebida eran más propensos a experimentar el mismo tipo de suceso tras el consumo excesivo de alcohol. Los que bebían más alcohol eran menos propensos a acercarse a la intimidad después de beber, pero la tendencia al conflicto no era significativa. El número de bebidas no predijo la probabilidad de conflicto.
Por último, beber con la pareja tenía más probabilidades de estar asociado a cualquiera de los dos acontecimientos que a ninguno. Cuando bebían con otras personas, era menos probable que sintieran deseo de intimidad, y no se identificó ninguna asociación con situaciones conflictivas.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Francia.
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