¿Puede la actividad física influir en la evolución natural de la COVID-19?
- Heather Mason
El papel de la actividad física regular se ha estudiado en varios estudios observacionales, que han apoyado sus beneficios para prevenir los casos graves de COVID-19, así como su capacidad para mejorar las respuestas a la vacuna contra el SARS-CoV-2, según un artículo editorial publicado en el British Journal of Sports Medicine.
El primer indicio de los posibles beneficios de la actividad física surgió de estudios basados en la población, en los que la inactividad física se relacionó con peores desenlaces tras la infección por el SARS-CoV-2, incluido un mayor riesgo de hospitalización, ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y muerte. Por el contrario, otros estudios mostraron que los participantes que cumplían los niveles recomendados de actividad física tenían un menor riesgo de infección por SARS-CoV-2, desenlaces graves o muerte relacionada con la COVID-19 que los que no lo hacían.
Otros beneficios potenciales de la actividad física están relacionados con la inmunogenicidad inducida por la vacuna, que puede ser menor en pacientes inmunodeprimidos o en individuos de edad avanzada. Los datos de un ensayo clínico realizado en pacientes inmunodeprimidos indicaron que los pacientes con mayores niveles de actividad (más de 150 minutos por semana de actividad física moderada a vigorosa) mostraron mayores tasas de seroconversión y títulos medios geométricos frente a los inactivos.
Las investigaciones futuras deberían centrarse en evaluar la eficacia de las recomendaciones de actividad física óptima para prevenir la COVID-19 grave e investigar su utilidad en el tratamiento de los síntomas persistentes, concluyó el autor.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis.uk
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