Portadoras de BRCA: la actividad física en las jóvenes puede reducir el riesgo de cáncer de mama

  • Bucy AM & al.
  • Am J Prev Med

  • Univadis
  • Clinical Summary
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Una revisión sistemática de las publicaciones médicas halló que la actividad física en las jóvenes portadoras de mutaciones deletéreas en dos genes clave del cáncer de mama (BRCA1 y BRCA2) se asocia con una reducción de la incidencia del cáncer de mama más adelante en la vida.

La magnitud general del beneficio es una reducción de hasta el 42 % del riesgo de cáncer de mama a lo largo de toda la vida.

Aunque la actividad física es casi siempre beneficiosa para la salud, esta revisión indica que, si se conoce la condición de portadora de BRCA a una edad temprana, la actividad física de moderada a vigorosa en las portadoras jóvenes puede ser especialmente importante en la reducción del riesgo de cáncer de mama más adelante en la vida. Los profesionales de atención primaria y los ginecólogos ocupan una posición ideal para transmitir este mensaje a las jóvenes pacientes y sus familias.

Los revisores buscaron expresamente entre las publicaciones médicas estudios sobre el ejercicio en adolescentes y jóvenes adultas portadoras de BRCA. La búsqueda se realizó en las bases de datos Ovid/MEDLINE, Embase, CENTRAL (Cochrane Central Register of Controlled Clinical Trials), Web of Science y CINAHL (Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature). Los criterios de inclusión cruciales fueron la notificación de datos sobre la actividad física durante la adolescencia o la edad adulta joven, la incidencia del cáncer de mama como criterio de valoración y la inclusión de portadoras de mutaciones deletéreas en los genes BRCA1 o BRCA2.

En la búsqueda se encontraron cinco estudios con tamaños muestrales que oscilaban entre 68 y 1.185. Los cinco estudios eran cohortes retrospectivas o transversales en las que la actividad física se obtuvo mediante la notificación de las propias pacientes.

El estudio con el mayor tamaño muestral fue el único de los 5 estudios en el que no se halló una reducción significativa en la incidencia de cáncer de mama en asociación con la actividad física de moderada a vigorosa en la adolescencia y la edad adulta joven.

En el segundo estudio de mayor tamaño, con 725 participantes, se halló que tanto la actividad física media como la alta se asociaban, frente a la actividad física baja, con un menor riesgo de cáncer de mama a lo largo de toda la vida. La actividad física alta obtuvo un hazard ratio (HR) de 0,58 (intervalo de confianza 95 % [IC 95 %]: 0,35-0,94) y la media, un HR de 0,60 (IC 95 %: 0,38-0,96). Estos HR indicaron reducciones del riesgo del 42 % y del 40 %, respectivamente.

En un estudio de 443 participantes se halló que el cuartil más alto (frente al más bajo) de actividad física se asociaba con una reducción de la incidencia del cáncer de mama premenopáusico del 38 % (odds ratio [OR]: 0,62; IC 95 %: 0,40-0,96 o una reducción del riesgo del 38 %). En el estudio no se hallaron reducciones del riesgo en el cáncer de mama posmenopáusico ni en el cáncer de mama a lo largo de toda la vida.

En un estudio de 104 participantes se halló que la actividad física activa o muy activa se asociaba, frente a la inactividad, con una reducción del riesgo a lo largo de toda la vida del 37 % (HR: 0,63, pero no se proporcionó ningún intervalo de confianza).

En el estudio más pequeño, con tan solo 68 participantes, se halló que ser más activa durante la adolescencia se asociaba, frente a ser menos activa, con un menor riesgo de cáncer de mama (p= 0,019).

Esta revisión tenía dos limitaciones principales: no se realizó ningún metanálisis y ninguno de los estudios era un ensayo clínico aleatorizado.

Aun así, la similitud de la magnitud de la reducción del riesgo en tres de los 5 estudios (en torno al 40 %) fue impresionante.