Nuevos factores de riesgo coronario, nuevas oportunidades
- Paolo Spriano
- Noticias
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte prematura y discapacidad en la población general. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) su prevalencia está aumentando en todo el mundo. Se han identificado y estudiado ampliamente los factores de riesgo tradicionales que conducen a la aparición y progresión de la enfermedad cardiovascular, tales como dislipidemia, hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo e inactividad física.[1] Sin embargo, a pesar de la introducción de estrategias de prevención y tratamiento de estos factores de riesgo con fármacos hipolipemiantes, antihipertensivos, antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes, las tasas de mortalidad relacionadas con la enfermedad cardiovascular siguen siendo elevadas.[2]
A pesar de la eficacia de las opciones terapéuticas actualmente disponibles, siguen existiendo importantes lagunas en la evaluación del riesgo y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
En los últimos años han aparecido nuevos factores de riesgo coronario que se resumen en un editorial publicado en The American Journal of Medicine en el que se revisa su papel y su repercusión en la salud cardiovascular de las personas.[3]
Enfermedades con inflamación sistémica
Gota
Los pacientes con antecedentes de brotes recientes tienen más probabilidades de sufrir un episodio cardiovascular agudo, como un infarto de miocardio o un ictus.
Artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico
Se ha demostrado que los pacientes con estos diagnósticos tienen más probabilidades de sufrir una enfermedad coronaria prematura y extremadamente prematura concomitante.
Enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa)
Estos pacientes también tienen una mayor tendencia a desarrollar enfermedad arterial coronaria.
Psoriasis
Los pacientes diagnosticados con esta enfermedad tienen hasta un 50 % más de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
Factores maternos e infantiles
La diabetes gestacional, la preeclampsia, el parto de un bebé con bajo peso, el parto prematuro y la menopausia prematura o quirúrgica se asocian a un mayor riesgo de enfermedad coronaria. Se desconocen los factores determinantes, pero se supone que intervienen el aumento de las citocinas y el estrés oxidativo.
Migraña con aura en mujeres y enfermedad cardiovascular incidente
Otra asociación inusual y actualmente inexplicable.
Traumatismo precoz
En sujetos jóvenes y de mediana edad con antecedentes de infarto de miocardio, el traumatismo se ha asociado con un aumento del riesgo de resultados cardiovasculares adversos.
Personas transgénero
Las personas transgénero presentan un mayor riesgo de cardiopatía coronaria si inician un tratamiento de reasignación de sexo.
Factores ambientales
Nivel socioeconómico bajo
El estrés psicosocial, las limitadas oportunidades educativas y económicas y la falta de influencia a favor de opciones de estilo de vida más saludables pueden ser elementos causales que conduzcan a un aumento de la cardiopatía coronaria.
Contaminación atmosférica
Algunas estimaciones calculan que, en 2019, la contaminación atmosférica causó 9 millones de muertes en todo el mundo, el 62 % de las cuales se debieron a enfermedades cardiovasculares (cardiopatía coronaria: 31,7 %). Los aerosoles ambientales contaminados también pueden contener metales tóxicos como plomo, mercurio, arsénico y cadmio. La exposición transitoria a ciertos contaminantes atmosféricos puede desencadenar la aparición de un síndrome coronario agudo.
Estilos de vida
Jornadas laborales largas
En pacientes con un primer infarto de miocardio las jornadas laborales largas aumentan el riesgo, probablemente debido a la exposición prolongada a factores estresantes en el trabajo.
Saltarse el desayuno
Este hábito se relaciona con un aumento de la mortalidad cardiovascular y por cualquier causa
Bebidas azucaradas
El consumo a largo plazo de bebidas que contienen azúcar o edulcorantes artificiales también se ha asociado a un aumento de la mortalidad cardiovascular.
Reconocer la presencia de uno o más de estos nuevos factores de riesgo podría ayudar a implantar y mejorar las estrategias dirigidas a minimizar los factores de riesgo cardiovascular más tradicionales.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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