Nueva diana terapéutica contra la fibrosis hepática
- Ana Villajos
- Noticias profesionales
La fibrosis hepática es una enfermedad crónica que se manifiesta en fases avanzadas de hígado graso. Se encuentra en la antesala de la cirrosis y por ello es una de las principales causas de trasplante. Sin embargo, por el momento, no existe tratamiento. Ahora, investigadores del grupo de Metabolismo Molecular del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela han descubierto una nueva diana terapéutica contra la fibrosis hepática. Se trata de la proteína CPT1A. La misma está presente en niveles altos en las células estelares del hígado de pacientes y modelos animales de fibrosis.
En concreto, la inhibición de CPT1A reduce la activación de las células estelares y como consecuencia reduce el daño en este órgano. Así, el estudio concluye que bloqueando la proteína CPT1A en las células estelares en cultivo o en ratones es posible ralentizar el desarrollo de la enfermedad.
Búsqueda de una diana terapéutica contra la fibrosis hepática
Para la búsqueda de la diana terapéutica contra la fibrosis hepática se utilizaron tres modelos diferentes. A saber: cultivos celulares de células estelares, modelos animales y muestras procedentes de pacientes. En este último caso se han utilizado muestras de biopsia hepática procedentes de 27 pacientes con diferentes grados de fibrosis metabólica.
“Hemos demostrado que las células estelares utilizan grasa, en particular una grasa saturada llamada ácido palmítico, para obtener la energía necesaria para activarse, produciendo así una fibrosis”. Así lo explican los principales autores de la investigación, Marcos Fernández Fondevila, Uxía Fernández Paz y Violeta Heras Domínguez.
Los resultados mostraron que los pacientes con fibrosis tienen niveles elevados de CPT1A específicamente en las células estelares. Esta proteína es muy conocida por su papel en la beta oxidación. Se trata de un proceso por el que la célula quema grasa en las mitocondrias para obtener energía. Lo mismo fue observado en hígado de ratones alimentados con dieta alta en grasa, así como en células humanas.
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