Mosquitos, avispas, medusas… ¿Qué hacer frente a las picaduras más comunes del verano?

  • Andrea Jiménez

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Llegó el verano y con él las posibles picaduras de insectos y otros animales. Las altas temperaturas y pasar más tiempo al aire libre nos vuelve más vulnerables a esos pequeños incidentes que pueden llegar a ser tan molestos y arruinarnos un día en la playa o volver tan incómoda una velada a la luz de velas orquestada por el zumbido de mosquitos.

Como expone el dermatólogo Camilo Alarcón, la mejor manera de prevenir las picaduras de estos insectos es evitar las horas en las que tienen actividad, “la última hora de la tarde y durante la noche. Y procurar mantener la piel cubierta. Se debe evitar los tanques de agua estancada, que son un reservorio”. Dormir con un mosquitero puede resultar muy útil, “hay algunas que tienen piretroides, un insecticida, haciendo que la red sea todavía más afectiva”, señala el experto de la clínica Dermik.

Los repelentes se pueden encontrar en diversas presentaciones, como crema, barras, aerosoles, lociones, geles y hasta pulseras. “Una de las preguntas que más nos hacen los padres en la consulta es cuál es mejor”, cuenta Alarcón. La dietiltoluamida (DEET) es el repelente químico más efectivo que existe “tanto por su eficacia como seguridad”, asegura el experto. Tiene una duración de más de 4 horas y se puede aplicar tanto en piel como en la ropa. “Lo recomendable es que se use en una concentración < 30 % en niños y < 10 % en menores de 2 años. Ya que en concentraciones más elevadas pueden llegar a ser neurotóxico”, destaca el dermatólogo.

Las picaduras de mosquitos no suelen generar más que son una protuberancia y comezón, presentando las reacciones más fuertes un área grande de inflamación, dolor y enrojecimiento. “La aplicación de una comprensa con agua fría, o las almohadillas de gel de silicona congeladas en el área puede ayudar mucho a la hora de aliviar la zona. También las cremas antipruriginosas que tengan mentol o alcanfor”, expone Camilo. 

Algunos casos pueden derivar en una reacción exagerada con síntomas sistémicos y fiebre derivada de la alergia a las proteínas de la saliva del insecto, el llamado síndrome de Skeeter. “Para lo que se recomienda el uso de antihistamínicos orales, como la hidroxicina, y cremas con hidrocortisona”, advierte el especialista de Dermik.

Normalmente, la anafilaxia, una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo la vida del paciente, suele deberse a abejas y avispas. Su prevalencia es mayor en pacientes con mastocitosis sistémica, trastorno poco frecuente que provoca la acumulación de cantidades excesivas de mastocitos en el cuerpo. “Es importante extraer el aguijón lo antes posible. Cuanto más tiempo perdura en la piel, más veneno puede liberar y mayor puede ser la reacción alérgica”, asegura Alarcón. “Hay que tratar de sacarlo sin rascar, preferiblemente con un trozo de gasa y evitar las pinzas porque cuando aprietas con ellas el aguijón se puede liberar más”, aclara.

Se aconseja, además, aplicar hielo o frío en la zona para limitar la reacción. Los antihistamínicos orales y los corticoides tópicos también pueden ayudar. “Las picaduras de avispa suelen doler mucho. Por lo que es recomendable dar antiinflamatorios o analgésicos como paracetamol e ibuprofeno”, explica el dermatólogo.

Arañas y garrapatas 

Una mordida de araña se parece a cualquier otra picadura de insecto, exponiendo una protuberancia roja, a veces con comezón o dolorosa en la piel, y puede incluso pasar desapercibida sin tener mayores complicaciones. Existen algunos tipos de arañas, como la viuda y la reclusa, pueden causar signos y síntomas graves. Mientras que en otros países pueden resultar en casos de urgencias, en España las mordidas de estos animales suelen ser inofensivas  y por lo general, no producen ningún otro síntoma.

Las garrapatas son otro de los agentes de los que tenemos que cuidar, sobre todo en la época estival. A menudo tienden a desplazarse hasta lugares calientes y húmedos del cuerpo, como las axilas, la ingle y el pelo. Al llegar a esas zonas, normalmente se adhieren con fuerza a la piel y comienzan a chupar sangre. 

La mayoría de las garrapatas no provocan enfermedades, pero algunas pueden portar bacterias y otros patógenos, transmitiendo enfermedades como la de Lyme. Un reciente trabajo expone cómo antibióticos profilácticos parecen prevenir la aparición de esta dolencia tras la picadura.

Otra preocupante infección que producen estos animales es la fiebre hemorrágica Crimea-Congo. Aunque no es endémica en nuestro país, se ha vuelto una enfermedad emergente en Europa. En el 2021 investigadores españoles descubrieron una nueva variante del virus en territorio español.

La picadura más común en la costa

Una de las clásicas picaduras veraniegas en las zonas costeras es la de medusa. “En caso de ataque lo primero que hay que hacer es retirar tentáculos que puedan estar adheridos con pinzas o con una toalla, nunca con las manos”, recomienda Alarcón. “Es importante lavar muy bien el área durante al menos 5 minutos con suero fisiológico, alcohol o agua salada para neutralizar el veneno”, explica. También hay que procurar no tocar ni frotar la parte afectada, ya que podrían quedar vesículas con veneno sin derramar su contenido. Después del lavado se aconseja aplicar una compresa fría y una crema de cortisona.

“Las picaduras de medusa causan mucha inflamación, para la que se recomiendan cremas con corticoides y antibióticos.  En España se usa mucho diprogenta, combinación de un antiinflamatorio corticoide, como la betametasona y un antibiótico. También puede utilizarse la papaína, una sustancia natural que limpian muy bien la zona en caso de que se quede la toxina”.

Si hay una segunda picadura de medusa, sobre todo en un corto lapso entre la primera y la segunda, y si además la persona es alérgica, se puede producir una reacción grave, llegando a necesitar reanimación cardiopulmonar, soporte vital. Pero estos casos suelen ser la excepción.