Mayor riesgo de deterioro cognitivo tras un infarto de miocardio
- Alessia De Chiara
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La cognición, la función ejecutiva y la memoria parecen empeorar más rápidamente en los años siguientes a un infarto de miocardio, a pesar de que este acontecimiento no se asocia a un declive de las tres medidas a corto plazo. Este es el hallazgo de un estudio publicado en JAMA Neurology, según el cual prevenir un infarto de miocardio podría ser importante para la salud cerebral a largo plazo. "Nuestros resultados podrían tener importantes implicaciones para la salud pública. Hablar de las posibles consecuencias cognitivas del infarto de miocardio debería considerarse una motivación a la hora de atender a pacientes con riesgo de ictus", escriben los investigadores.
Confirmaciones y novedades
"Aunque el infarto de miocardio se ha asociado con el deterioro cognitivo y la demencia incidente, los metanálisis se han visto limitados por la heterogeneidad entre los estudios y otras cohortes prospectivas no sugieren ninguna asociación", explican los autores, que destacan algunas las lagunas en la investigación. Entre ellas, el hecho de que no se describieran ni la magnitud de los cambios en la cognición en el momento del suceso ni la trayectoria de la función cognitiva a largo plazo tras un infarto de miocardio, controlando los análisis por la trayectoria presente en el individuo antes de sufrir el infarto.
Para tratar de aclarar la cuestión, los investigadores analizaron a casi 35.000 ciudadanos estadounidenses con una edad media de 64 años que habían participado en seis estudios de cohortes entre 1971 y 2019 y que al inicio del estudio no tenían demencia ni habían sufrido ningún infarto de miocardio o ictus. Aproximadamente 1.000 personas habían sufrido posteriormente uno o más infartos de miocardio.
Los análisis ajustados por el deterioro de las funciones cognitivas en los años posteriores al evento muestran que, en general, el infarto de miocardio incidente no se asoció con un deterioro agudo de la cognición global, las funciones ejecutivas ni la memoria. Al mismo tiempo, sin embargo, las personas que habían sufrido uno o más infartos de miocardio mostraron un declive más rápido en las tres mediciones en los años posteriores al suceso que en la tendencia anterior.
Los autores también analizaron las posibles diferencias entre distintos grupos étnicos y entre ambos sexos. Hubo un declive más rápido de la cognición global a largo plazo en el periodo posterior al infarto de miocardio que en las trayectorias anteriores en las personas de raza blanca, pero no en las de raza negra, que tenían puntuaciones más bajas en las pruebas cognitivas al inicio del estudio y mostraron un declive de la función inmediatamente después del infarto. Por otro lado, las mujeres presentaron una menor aceleración del deterioro cognitivo que los hombres, pero una mayor aceleración en las funciones ejecutivas.
Certezas e interrogantes
La asociación entre las trayectorias cognitivas y el infarto de miocardio podría depender de varios mecanismos. "Un infarto de miocardio puede exacerbar secuelas preexistentes de enfermedades cerebrovasculares de larga evolución, como la enfermedad de la sustancia blanca por hipertensión. Puede iniciar un proceso de demencia vascular a través de la inflamación sistémica que conduce al estrés oxidativo, la hipoperfusión crónica secundaria a la reducción de la fracción de eyección ventricular izquierda, el desarrollo de fibrilación auricular o el ictus isquémico subclínico", escriben los investigadores, que señalan que sus hallazgos siguieron siendo sólidos incluso cuando las personas con fibrilación auricular fueron eliminadas de los análisis.
"Comprender los mecanismos del deterioro posterior al infarto de miocardio puede ofrecer claves para identificar a los pacientes de riesgo y tratarlos para prevenir el deterioro", se lee en un editorial relacionado, en el que se señala que la ausencia de deterioro inmediato tras el infarto de miocardio, pero sí de un deterioro más pronunciado en años posteriores, sugiere que el infarto está asociado a un proceso más lento y progresivo que agudo. "Aunque el mecanismo del deterioro cognitivo tras un infarto de miocardio no está claro, el riesgo parece real", escriben los autores, para quienes los médicos deben ser conscientes de ello y aún pueden hacer algo al respecto pese a desconocer los mecanismos subyacentes.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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