Mastodon, la red social emergente, y su aplicación en el campo de la salud (y II)
- Salud Digital
En un artículo precedente hablábamos de cómo Mastodon estaba cambiando los modelos estructurales de las redes sociales, y cómo este hecho se prestaba a una utilización más específica en el campo de la salud, menos general y más vertical. Se comentó entonces que al tener una configuración federada y ser de código abierto, era posible construir comunidades específicas, con sus propias normas de uso, y hacerlo bajo banderas temáticas muy específicas, como las que prioritariamente pueden interesar a profesionales sanitarios, investigadores o pacientes.
Las preguntas que cabe hacerse a continuación es cómo se pueden constituir y construir las instancias en Mastodon, y qué aplicaciones o sistemas de uso existen. También, qué normas básicas pueden ayudar a iniciarse en esta plataforma.
Montando una instancia
Como se explicó, las instancias de Mastodon son servidores independientes que alojan las comunidades de usuarios y funcionan como nodos individuales en la red descentralizada. Pueden comunicar e interactuar entre ellas a través de un protocolo común, igual que los barrios en las ciudades, pero su fundación es independiente.
Cada instancia tiene su propio conjunto de usuarios, reglas, administradores y moderadores. Pueden ser públicas o privadas, y pueden variar en tamaño, desde sólo unos pocos usuarios hasta decenas de millones de ellos.
Lo que cabe añadir es que también hay libertad de fundación de una instancia. Cualquiera puede instaurar una, con sólo ocuparse de adecuar el estándar técnico de Mastodon, que es el que permite un uso homologable y la comunicación o federación entre ellas. Al tratarse de software libre, basta con descargarlo y alojarlo en un servidor asociado a un dominio.
Por ejemplo, pensemos en un grupo de profesionales o pacientes que quieran compartir experiencias e información, y se plantean organizar su propia instancia. Hacerlo les permitiría, en primer lugar, organizar sus normas de funcionamiento. Si montaran un grupo de Facebook, por ejemplo, tendrían más dependencia de las reglas de esa plataforma, y además se utilizarían los contenidos que ellos generaran para analizar sus comportamientos y aplicarlos a la publicidad que les aparecería. En Mastodon este problema no existe, porque cada grupo es dueño de sus reglas de juego y autogestiona sus preferencias.
Para montar esa instancia hace falta, en efecto, un servidor en el que se pueda alojar, lo que supone un coste, y un dominio con el que poder redirigir el tráfico hacia ella.
Para conseguir esto, técnicamente hay varias opciones que se pueden emplear. La primera es utilizar un hosting casero o alquilado a cualquier proveedor genérico, de los muchos que existen, que habrá que saber programar utilizando la consola de códigos de GNU/Linux, y asignarle la identificación de los dominios. Una vez se disponga de estos dos elementos hay que leer la documentación de Mastodon que está alojada en Github, donde se explica cómo hay que hacer la instalación bajo los sistemas operativos Ubuntu o Ubuntu Server. El proceso no es sencillo.
Pero también han surgido opciones que permiten alojar y mantener el mismo servicio mediante el pago de mensualidades. Por ejemplo, la web masto.host ofrece, a cambio de una cuota fija, instalar y mantener una instancia. Hay una gama amplia de tarifas, que abarcan una gama de perfiles de uso que se diferencian fundamentalmente en la cantidad de usuarios que vaya a tener.
Un fenómeno que se está produciendo es que conforme avanza la utilización de Mastodon, las instancias se han convertido en productos en sí mismo, donde se encuentran comunidades de usuarios que tienen bien definido un interés común. Y ocurre que se compran y se venden, o que hay empresas que ponen en marcha una con el propósito de concentrar ahí la conversación y analizar lo que ocurre.
¿Y para usar Mastodon?
Existen varias aplicaciones y sistemas para usar Mastodon en diferentes plataformas.
Se puede acceder directamente desde el navegador web visitando la instancia en la que cada uno esté registrado, como la más popular @mastodon.social, o cualquiera otra que se elija y permita el acceso.
Hay también aplicaciones móviles para Android (como Tusky, Fedilab o Subway Tooter) y para iOS (Toot!, Mammoth o Amaroq). Hay que tener en cuenta que no existe una única aplicación que se pueda considerar “oficial”, porque también en este extremo de la red impera la libertad. Algunas son gratuitas y otras de pago, y disponen de diferentes estilos y funcionalidades. Por último, también existen aplicaciones de escritorio, como Whalebird, disponible en Windows, macOS y Linux, o Hyperspace
Algunos consejos para adentrarse en la red.
Es conveniente publicar una breve presentación personal encabezada por #Introduction, y usar etiquetas para todas las palabras relevantes. Puede resultar muy útil explorar el buscador interno para buscar etiquetas (#hashtags), usuarios (@usuario@instancia.dominio), URL de perfiles (https://instancia.dominio/@usuario) y URL de publicaciones (posts). Para seguir a usuarios de otras instancias hay que copiar su nombre de usuario (@usuario@instancia.dominio) o su URL y pegarlo en el campo del buscador interno, y para
seguir un tema (por ejemplo: #MastodonTips) se busca la etiqueta correspondiente y se fija la columna de resultados. Se recomienda seguir la cuenta del Administrador de cada instancia, que se suele encargar de dinamizar la conversación y presentar a los nuevos usuarios. Para facilitar la visibilidad de las publicaciones en Mastodon se usan las etiquetas dentro del texto y también al final.
Para mejorar la visibilidad de las nuevas cuentas, se puede dar de alta en algunos directorios de usuarios, como Fedi.Directory o Fedivers.info. También es conveniente permitir que el perfil y los contenidos publicados sean indexados en el buscador. En el caso de profesores e investigadores, se recomienda incorporarse en los listados correspondientes, como Academics on Mastodon.
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