Mapas mentales: una herramienta para pensadores visuales
- Bernardo Schubsky, MD, MSc
- Maria Baena
- Noticias de Medscape
¿Has conocido a alguien que pueda recordar libros enteros de principio a fin? Yo lo hice desde los 8 hasta los 10 años. Era un truco que solía hacer, contar chistes durante varios minutos seguidos para entretener a los adultos. Obviamente no entendía todos los chistes y tampoco los contaba con el ritmo adecuado. Era un simple juego de memorización.
Pero esta habilidad también me causó problemas en algún momento, especialmente cuando los profesores pensaban que estaba copiando en los exámenes y, entonces, tenía que demostrarles “en vivo” que no era así: si me leían la primera línea de una página de uno de mis libros, generalmente podía recitar el capítulo completo. Y nada le gusta más a un niño que demostrar que un adulto no tiene razón.
No tenía ni idea de cómo lo hacía, pero la habilidad se desvaneció según fui cumpliendo años.
Aún así, me quedé con algo: me quedé fascinado por el funcionamiento de la memoria y leía cada libro que encontraba sobre lectura rápida y técnicas de memorización.
Durante mi tercer o cuarto curso en la facultad de medicina, descubrí al inglés Tony Buzan. Aparentemente hablaba más de una docena de idiomas y era capaz de entender y memorizar conceptos complejos muy rápidamente. No es difícil entender lo llamativa que resulta esta habilidad para un estudiante al que le cuesta trabajo recordar todos los ligamentos del antebrazo. ¡Imposible de entender y casi brujería! Pero, había otro matiz sobre el que no había pensado hasta el momento: entender es probablemente mucho más importante que memorizar.
Tenía que saber cómo lo hacía Tony, así que localicé una copia de su libro Use Both Sides of Your Brain en una librería de segunda mano.
Esa fue mi toma de contacto con el concepto de pensamiento radial o mapas mentales. Tony no era el creador de los mapas mentales, ya que hay pruebas de que el pensamiento radial ya se utilizaba en Grecia durante el siglo III, pero es el responsable de desarrollar y popularizar esta técnica a nivel mundial.
Los mapas mentales son una técnica de apoyo al estudio, la lluvia de ideas y la toma de apuntes. Como cualquier otro método, requiere algo de preparación, pero siempre merece la pena. Una vez has entendido el concepto central, puedes ramificar los elementos básicos.
Varios años después, en 2014, me enteré de que Tony estaba impartiendo un taller en Nueva Jersey (Estados Unidos) y era la oportunidad de “conocer al hombre” en persona. Así que me apunté al taller y viajé desde Brasil hasta Jersey. Éramos un grupo pequeño y diverso, con estudiantes de todo el mundo. Tras preguntarnos de dónde éramos y qué idiomas hablábamos, además de nuestras lenguas nativas, Tony empezó a charlar con cada uno de nosotros, cambiando de idioma y pasando a la siguiente persona. Esta demostración le llevó probablemente unos 5 – 10 minutos y la hizo en una cantidad impresionante de idiomas. Tomé nota: dominaba muchos idiomas.
Siguiente sorpresa: cada uno de nosotros recibimos un paquete con lápices de colores y una libreta grande. Desde ese momento, no se nos permitía tomar apuntes a la manera tradicional. Todo en el taller se iba a realizar sobre papel, con colores y haciendo garabatos. Sí, ¡garabatos! Yo no soy capaz de dibujar algo ni aunque mi vida dependa de ello, pero según Tony, los mapas mentales son personales, así que si el autor puede entender y recordar el significado de los garabatos, todo está permitido.
Al final de cada sesión, los estudiantes colgábamos nuestros mapas mentales en la pared para que pudiésemos ver el progreso del grupo. Después de cada práctica, cada uno de nosotros podíamos crear mapas mentales cada vez más coherentes y más rápido.
Como profesor (y se enorgullecía de este título), Tony era apasionado, empático y alentador.
Por desgracia, Tony falleció en 2019 a la edad de 76 años tras una vida prolífica y habiendo publicado más de 100 libros sobre alfabetización mental (memorización, creatividad, toma de notas y creación de notas, lectura rápida y muchos otros temas).
Según Tony, los mapas mentales requieren atención al detalle y apelan a las áreas lógicas y artísticas del cerebro. Esto los hace mucho más inolvidables que la toma de notas linear.
Se trata de un método muy formidable y todos deberíamos darle una oportunidad. Puede que no sea para todo el mundo, ni siquiera para una sola clase. Aún así, podría ser parte de las herramientas de todos los estudiantes, para usarla cuando fuese necesaria una lluvia de ideas o para despedazar conceptos complejos en pequeñas píldoras que nos faciliten asimilar la información.
El mapa mental más efectivo tiene que ser colorido, divertido y personal. Con el volumen de información que los estudiantes y los profesionales de ciencias de la salud necesitan adquirir, un vistazo a un mapa mental podría hacernos recordar la información.
Si nunca has probado los mapas mentales, te recomiendo que leas uno de los libros de Tony antes para familiarizarte con el concepto. Después, no le des muchas vueltas y pruébalo. Puede que sea el método que estabas buscando para enfrentarte a ese tema tan desafiante.
Y, por cierto, ya no es necesario utilizar papel y lápices de colores, a no ser que quieras. Hay muchas aplicaciones digitales disponibles para ordenadores y dispositivos móviles.
Os dejo algunas de mis recomendaciones:
Bernardo Schubsky es Graduado en Medicina y tiene un Máster en Educación para la Salud. Actualmente está desarrollando su tesis doctoral sobre ese mismo tema. Ponte en contacto con él en LinkedIn.
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