Médicos mayores y calidad profesional: entre experiencia y capacidades
- Paolo Spriano
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La experiencia clínica de un médico se define tradicionalmente, aunque de forma restrictiva, por su edad o sus años de práctica clínica. La capacidad de un médico en la práctica puede disminuir con el tiempo y esto puede ocurrir por diversas razones. Algunas pruebas muestran que los médicos con más experiencia pueden incluso llegar a prestar una atención de menor calidad que sus homólogos con menos experiencia.[1]
El deterioro de la función cognitiva relacionado con la edad, hasta llegar a la demencia plena, puede convertirse en una característica cada vez más común a medida que la población médica envejece en todo el mundo. Por ello, se está debatiendo si los criterios de evaluación de las capacidades permiten mantener a los médicos en la actividad a pesar de la edad, y cuáles se deberían utilizar.[2]
Médicos mayores y deterioro cognitivo
En Estados Unidos se calcula que en los próximos 10 años más del 40 % de los médicos en ejercicio tendrán más de 65 años, un grupo de edad en el que ya el 11,7 % de las personas declaran sufrir deterioro cognitivo. Aunque el deterioro cognitivo es menos frecuente entre las personas con un alto nivel educativo (como los médicos), los datos muestran que aproximadamente uno de cada cinco médicos de > 70 años puede tener un deterioro cognitivo leve y uno de cada 15 puede tener algún tipo de deterioro cognitivo.[2]
Varios factores asociados al envejecimiento pueden repercutir en los procesos de análisis de los médicos, como la reducción de la memoria de trabajo, la disminución de la agudeza visual y la disminución de la velocidad de las operaciones mentales. Las diferencias en el rendimiento pueden hacerse evidentes después de los 60 años, con menos probabilidades de obtener nuevos conocimientos con el tiempo, como nuevas estrategias de tratamiento aplicables en la práctica clínica.[3]
En Estados Unidos, ante el envejecimiento de la población médica, se está planteando la introducción no solo un proceso de pruebas de la competencia profesional, sino también una reevaluación de la capacidad cognitiva y motora de los médicos mayores para que puedan seguir prestando una asistencia segura y competente. Sin embargo, el ritmo de cambio de la función ejecutiva, la sabiduría, la memoria y otros componentes cognitivos no es lineal y puede variar de forma impredecible a lo largo del tiempo, ya que puede estar influido por diversos factores independientes de la edad.[3]
Edad del médico y valor de la experiencia
Los médicos mayores aportan valiosa experiencia clínica y profesional que solo puede adquirirse con años de ejercicio, mientras que los más jóvenes pueden aportar vitalidad e innovación. En lugar de aislar a los médicos que envejecen, los sistemas sanitarios deberían pensar en desarrollar pruebas de evaluación aplicables a todos los médicos, independientemente de su edad.
Para muchos médicos, el declive de su capacidad profesional puede ser simplemente una cuestión de no mantenerse al día con las últimas guías y los rápidos avances de la ciencia.
Si esta fuera la razón principal, cuanto más tiempo lleve un médico ejerciendo, más probable es que desconozca las actualizaciones.[4] Así lo verificó un estudio de revisión sobre cómo la experiencia clínica de un médico puede influir en la calidad de la asistencia sanitaria y en qué dimensiones de la calidad tiende a influir.[5] En 27 evaluaciones (43 %) encontraron una asociación positiva o parcialmente positiva entre la experiencia clínica de los médicos y la calidad de la asistencia sanitaria; en 22 (35 %) no encontraron ninguna asociación; y en 14 (22 %) informaron de una asociación negativa o parcialmente negativa. La revisión halló una asociación proporcional entre la experiencia clínica de los médicos y la calidad para las medidas de resultados que reflejan la seguridad, sobre todo en el ámbito quirúrgico, pero para las demás dimensiones de la calidad no obtuvieron resultados.[5] Si bien es cierto que casi dos tercios de los médicos especialistas estadounidenses declaran no dedicar tiempo suficiente a mantenerse al día en su área de competencia profesional, suspendiendo los exámenes de certificación en un porcentaje que oscila entre el 4 % y el 13 % y con un 6 % de médicos de familia que ni siquiera lo intentaron.[6]
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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