Los misteriosos orígenes del VHC: ¿son solo la sangre y las agujas los culpables, o hay algo más?

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El virus de la hepatitis C (VHC) sigue siendo una de las causas principales de hepatopatía, y afecta a un número entre 130 y 150 millones de personas en todo el mundo. Desde hace tiempo existe incertidumbre acerca de los orígenes del VHC en el ser humano. Aunque es bien conocida la transmisión entre personas, descubrimientos recientes han llevado a preguntarse si en lugar de centrarnos exclusivamente en el ser humano habría que ampliar la búsqueda hacia otros vectores.

El VHC era el único miembro confirmado del género Hepacivirus hasta el descubrimiento de hepacivirus genéticamente diversos en otros animales, como los murciélagos, los perros, las vacas, los caballos, los primates y los roedores. Gracias a estos hallazgos, podemos añadir la posible transmisión cruzada del VHC a los seres humanos a lo que hasta ahora se creía era una transmisión exclusiva entre personas. Una revisión publicada en la revista Current Opinion in Virology evalúa esta hipótesis.

Pybus y sus colaboradores proponen la transmisión entre especies basándose en la historia evolutiva. Los hepacivirus del caballo (HV equino [HVE]) y del perro (HV canino [HVC]) son los que presentan un parentesco más próximo al VHC. Se cree que la estirpe del HVE/HVC y del VHC surgió de transmisiones independientes entre especies a partir de una o más especies cuyo origen se desconoce por el momento. Las pruebas apuntan hacia los roedores y murciélagos que se cobijan en graneros y establos y que pueden consumir alimentos destinados al ganado, lo que constituye una oportunidad ecológica para la transmisión entre especies.

Las especulaciones en torno a la transmisión al ser humano y al caballo incluyen la exposición a los hepacivirus de roedores o murciélagos por contaminación fecal de alimentos y ropa de cama o lechos, o bien a través de fómites o aerosoles. También es posible la transmisión por picaduras de artrópodos. No se ha descrito transmisión mediante picaduras de insectos, pero los modelos matemáticos indican que dichas transmisiones son difíciles de observar. Si se demuestra, la transmisión a través de insectos, principalmente de tabánidos, podría ser una de las explicaciones de la transmisión del HVE entre los caballos, de la transmisión endémica del VHC en el ser humano y del origen de ambos virus mediante la transmisión entre especies desde una especie reservorio.

Los autores comentan: “Será necesario realizar una gran cantidad de trabajos tanto experimentales como epidemiológicos o exploratorios para explicar la transmisión de los hepacivirus en las poblaciones naturales”.