Los médicos no han de ser solo espectadores del acoso médico

  • Aine Cryts

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
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La Dra. Maya Iyer, M. Ed., experimentó el acoso como miembro del profesorado y sintió que no estaba sola. "Las mejores ideas para la investigación suelen provenir de experiencias individuales, tanto en el ámbito personal como en el profesional de la medicina académica", compartió con Medscape Noticias Médicas.[1]

"Y tenía razón. No fui la única que sufrió acoso. De hecho, las experiencias de acoso más graves entre... las mujeres líderes se produjeron cuando ocupaban puestos de liderazgo", señaló la Dra. Iyer, médica de urgencias pediátricas en el Nationwide Children's Hospital de Columbus, Estados Unidos.

La Dra. Iyer es coautora de un estudio que se publicó el 23 de agosto en JAMA Open en el que los investigadores analizaron la existencia de normativas antiacoso para el profesorado de casi 100 facultades de medicina de Estados Unidos.[1]

Los investigadores definieron el acoso como "una forma grave de maltrato [que] se produce en el entorno médico cuando una diferencia de poder permite a los agresores dirigirse conscientemente a las personas mediante acciones negativas persistentes para impedir la educación o la carrera de la persona elegida como objetivo".

El estudio de JAMA incluyó 91 facultades de medicina, de las cuales, cuatro tenían normativas antiacoso que incluían la notificación de procedimientos. De las 87 facultades de medicina que no contaban con normativas antiacoso, 60 tenían normativas contra el hostigamiento; de esas facultades, 10 de los sitios web de las facultades citaban las normativas antiacoso y contra el hostigamiento. Según el estudio, cinco facultades requerían un inicio de sesión para acceder a las normativas, y el sitio web de una escuela tenía un enlace de página web que no funcionaba.

"Tenemos que sacar a la luz la lacra silenciosa del acoso porque está provocando una fuga de cerebros en la profesión médica", externó la Dra. Iyer. "El acoso tiene numerosos efectos negativos posteriores, como la depresión, la ansiedad, el estrés por agotamiento, la disminución de la satisfacción de la atención al paciente, el aumento de los errores médicos y el abandono del trabajo".

Y añadió: "Con el acoso, estamos perdiendo voces en la medicina justo en ese momento en el que estamos intentando diversificar el personal profesional para mejorar la representación de todos los médicos".

El equipo de la Dra. Iyer tomó una muestra de las 25 mejores facultades para la investigación y de las 25 mejores facultades para la atención primaria. También tomaron una muestra aleatoria de 25 facultades para la investigación y una muestra aleatoria de las 25 mejores facultades para la atención primaria. Evaluaron lo siguiente: 1) las normativas contra el acoso; 2) las normativas contra el hostigamiento que mencionaban el acoso; 3) las normativas contra el hostigamiento que no mencionaban el acoso; y 4) la falta de normativas que abordaran estas cuestiones.

La exhaustividad de la normatividad fue otro punto de interés para los investigadores. Evaluaron si las normativas pertinentes incluían a los miembros del profesorado y expresaban el compromiso de la institución de proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable. Otros factores fueron la definición del acoso y las funciones y responsabilidades de los empleados y los procedimientos para denunciar el acoso.

Los médicos no pueden ser espectadores del acoso

La Dra. Iyer hizo un llamamiento a los médicos para que "reconozcan que el acoso en la medicina académica existe y que hablen cuando sean testigos de estos hechos. Esto significa pasar de ser un espectador a un defensor", apuntó.

Sin embargo, no exime a las facultades de medicina de su responsabilidad. En cambio, aboga por que las instituciones "proporcionen espacios seguros y oportunidades de tutoría entre pares para que las víctimas de acoso puedan compartir sus historias".

En lo que respecta a quién es responsable de hacer frente al acoso, la Dra. Iyer es tajante. "Quiero dejar claro que la carga de la perturbación no recae en los individuos elegidos como objetivo. Más bien tenemos que corregir los sistemas en los que se tolera ese comportamiento".

Su consejo para los líderes académicos es crear políticas integrales de nulas represalias contra el acoso que incluyan procedimientos detallados de denuncia. La Dra. Iyer aconseja a los líderes que se asocien con colegas de recursos humanos, oficinas de equidad y defensores de los ciudadanos para elaborar, aplicar y hacer cumplir estas normatividades.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.