Los besos como vectores de infecciones
- Andrea Jiménez
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Investigadores de la Universidad de Copenhague y la Universidad de Oxford han hallado documentos escritos que revelan la evidencia más temprana de los besos en los labios entre humanos. Como expone el estudio, publicado en la revista Science, fuentes escritas señalan que las civilizaciones del antiguo Medio Oriente ya se besaban hace 4.500 años.
De acuerdo con los autores del trabajo, la práctica de besar se habría originado en una ubicación geográfica muy específica en el sur de Asia, desde donde se pudo haber propagado a otras regiones, acelerando simultáneamente la propagación del virus del herpes simple de tipo 1, un patógeno muy frecuente que en la actualidad afecta a 3.700 millones de menores de 50 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta infección, la principal causa de herpes labial, se transmite mayoritariamente por contacto bucal y causa infecciones en la boca y zonas contiguas, y también puede provocar herpes genital.
Aunque la mayoría de las personas con herpes no presentan síntomas o solo algunos leves, muchas desconocen que tienen la infección, y pueden transmitir el virus sin darse cuenta. Una de las principales vías de contagio es precisamente a través de los besos, como explicaba el artículo de Science, que además de constatar el primer registro escrito de los besos en la historia de la humanidad, lanza una hipótesis sobre el vínculo que podría existir entre besarse y la expansión del virus del herpes simple de tipo 1.
Según explican los autores, además de su importancia para el comportamiento social y sexual, la introducción del beso en los hábitos de la sociedad pudo haber desempeñado un papel no intencional en la transmisión de microorganismos, lo que podría causar la propagación de patógenos entre los humanos. En palabras de uno de los principales autores, “existe un corpus sustancial de textos médicos de Mesopotamia, algunos de los cuales mencionan una enfermedad con síntomas que recuerdan al virus del herpes simple de tipo 1”. Aunque en la publicación se aclara que los textos médicos antiguos fueron influenciados por una variedad de conceptos culturales y religiosos y, por lo tanto, se enfatiza que no se pueden leer de forma literal, el trabajo destaca algunas similitudes entre la enfermedad conocida como bu’šānu en los textos médicos antiguos de Mesopotamia y los síntomas causados por las infecciones por herpes simple. Como aseguran los investigadores, la enfermedad de bu’šānu se localizaba principalmente en o alrededor de la boca y la garganta, y los síntomas incluían vesículas en o alrededor de la boca, uno de los principales de la infección por herpes.
Este no es el primer estudio que relaciona los besos como la principal vía de trasmisión de algunos patógenos. Un trabajo de la Universidad de Compostela publicado en el 2017 ya advertía de algunas enfermedades transmisibles con los besos como vector. El artículo destaca los herpesvirus, con el herpes simple como primer ejemplo, pero también menciona, entre otros, al citomegalovirus,al virus del herpes responsable del síndrome de Kaposi, o al de la mononucleosis (virus de Epstein-Barr), infección más conocida, de hecho, como la enfermedad del beso y a otros virus como el virus del papiloma humano.
La conocida como enfermedad del beso,, cuyo agente que la produce se disemina por la saliva, ocurre con mayor frecuencia en adolescentes y jóvenes. Sin embargo, puede presentarse a cualquier edad. Sus síntomas, que incluyen fiebre, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados, no suelen ser graves, aunque a veces puede producir inflamación del bazo.
Otros patógenos que se diseminan por la saliva, y por lo tanto, puede transmitirse por los besos son los Streptococcus del grupo A. Este tipo de bacterias, que a menudo se encuentran en la garganta y en la piel, y que causan faringitis estreptocócica, se adhiere a la superficie interior de las mejillas, la boca, la lengua o los dientes.
Aunque la hepatitis B es una enfermedad de transmisión por contacto directo con fluidos corporales infectados como la sangre o el semen, generalmente a través de un pinchazo de aguja o por contacto sexual, también se encuentra en la saliva. El beso, por lo tanto, podría ser otra una oportunidad de propagación para el patógeno, sobre todo, cuando el paciente exhibe heridas sangrantes en la boca o enfermedad periodontal que produzca sangrado de las encías. No obstante, la mayoría de casos clínicos se producen a través del contacto sexual o por transmisión vertical, es decir, de una madre infectada a su bebé al nacer.
En el 2022, otro estudio señalaba el papel de los besos como fuente de contagio de los virus entéricos, cuya transmisión se ha descrito tradicionalmente como fecal-oral. El trabajo demostró cómo este tipo de virus también pueden replicarse en las glándulas salivales de los huéspedes infectados, proponiendo una ruta de transmisión oral-oral lo que podría interpretarse como otra infección que puede pasar de persona a persona tras besarse.
Aunque tanto el trabajo sobre la propagación del virus del herpes simple de tipo 1 asociada a la práctica de besarse publicado en Science como las investigaciones alrededor de otras infecciones que se transmiten por la saliva mencionadas arrojan luz al campo, todavía queda mucho por investigar y poder definir los riesgos de transmisión de enfermedades a través de los besos.
Como concluye el artículo de la Universidad de Compostela, la evidencia confiable de transmisión de los virus por esta vía es bastante escasa. También lo es la evidencia sobre el origen de los besos, así como la hipótesis de que este hábito humano pueda considerarse un factor promotor detrás de la expansión de ciertas infecciones.
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