Las vacunas contra la COVID-19 no se asocian a un mayor riesgo de ictus
- Megan Brooks
- Maria Baena
- Noticias de Medscape
Las vacunas contra la COVID-19 no aumentan el riesgo de ictus isquémico arterial agudo, sugiere una nueva investigación.[1]
Los datos agrupados de una revisión sistemática y un metanálisis mostraron que los eventos de ictus isquémico arterial posteriores a la vacuna fueron aproximadamente 20 veces menos frecuentes que los ictus que ocurren en la población general y aproximadamente 200 veces menos frecuentes que los ictus que ocurren en pacientes hospitalizados con COVID-19.
El análisis "es el primero en abordar sistemáticamente la literatura disponible hasta la fecha sobre ictus isquémico arterial después de la inmunización con vacunas contra SARS-CoV-2", escribieron los investigadores, dirigidos por la Dra. Maria-Ioanna Stefanou, del Hospital Universitario de Attikon, en Atenas, Grecia.
En general, los resultados "indican que el ictus isquémico arterial posterior a la vacunación es muy poco frecuente", agregaron.
Los hallazgos se publicaron en versión electrónica el 24 de agosto en Neurology.
Relación riesgo-beneficio favorable
Se ha informado que el ictus isquémico arterial es un evento adverso raro después de la vacunación contra COVID-19 con vacunas de ácido ribonucleico mensajero (ARNm) o de vectores virales. Sin embargo, los datos son limitados con respecto al riesgo de ictus isquémico arterial posterior a la vacunación, que puede resultar del síndrome de trombocitopenia trombótica.
Para investigar más a fondo, la Dra. Stefanou y sus colaboradores analizaron más de 782 millones de exposiciones a la vacuna contra la COVID-19 mediante la combinación de datos de 11 registros, tres estudios de cohortes, dos ensayos clínicos controlados aleatorios y 40 informes de casos.
En general, 17.481 (0,002 %) de las exposiciones a la vacuna contra la COVID-19 se asociaron con un evento de ictus isquémico arterial.
Después de cualquier vacunación contra la COVID-19, los eventos de ictus isquémico arterial ocurrieron a una tasa de 4,7 por cada 100.000 vacunas.
"Por lo tanto, incluso cuando se compara con estimaciones conservadoras de ictus isquémico arterial de aproximadamente un 1 % entre los pacientes hospitalizados con COVID-19 (que corresponde a 1.000 por cada 100.000 infecciones), la prevalencia de ictus isquémico arterial es unas 200 veces menor después de la vacunación contra la COVID-19, en comparación con el riesgo de que el ictus isquémico arterial complique una enfermedad moderada en una infección grave por COVID-19", escribieron los investigadores.
Señalaron que la proporción combinada de ictus isquémico arterial tendió a ser mayor después de la administración de vacunas de ARN mensajero, en comparación con las vacunas de adenovirus (prevalencia combinada: 9,2 frente a 2,9 casos por 100.000 vacunas, respectivamente). Sin embargo, esta diferencia no fue estadísticamente significativa en los análisis de sensibilidad que tuvieron en cuenta el tiempo entre la exposición a la vacuna y el evento.
Además, el síndrome de trombocitopenia trombótica fue raro, pues ocurrió en solo alrededor del 3 % de los eventos de ictus isquémico arterial y no dependió del tipo de vacuna. Esto sugiere que el síndrome de trombocitopenia trombótica no predispone significativamente a ictus isquémico arterial, informaron los investigadores.
En resumen, escribieron que existe una relación riesgo-beneficio "abrumadoramente favorable" para la vacunación contra el SARS-CoV-2, porque la prevalencia de ictus isquémico arterial que ocurre después de la vacuna es mucho más baja respecto a la prevalencia de ictus isquémico arterial que complica la COVID-19.
Estudio "fundamental"
En un editorial adjunto, las Dras. Alexis Simpkins, Ph. D., y Susan Cheng, ambas del Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Ángeles, Estados Unidos, señalaron que los resultados del metanálisis "ofrecen tranquilidad de que la frecuencia de ictus isquémico arterial posterior la vacuna es generalmente menor que la frecuencia de ictus isquémico arterial posterior a desarrollar la COVID-19".[2]
Este estudio "fundamental", dijo la Dra. Simpkins a Medscape Noticias Médicas, muestra que la vacunación puede desempeñar "un papel importante no solo en la prevención de la COVID-19 grave, sino también en la prevención del ictus isquémico arterial agudo en la población general, especialmente en pacientes con factores de riesgo de ictus, enfermedad cardiovascular y COVID-19 grave".
Agregó que los pacientes y los médicos deben seguir las guías de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos para obtener las recomendaciones más actualizadas.
"Si hay alguna pregunta sobre el riesgo personalizado asociado con la vacunación contra la COVID-19 y el ictus isquémico arterial agudo, esas inquietudes deben abordarse con una discusión personalizada entre el paciente y el médico, en la que incorporen las guías de los CDC", indicó la Dra. Simpkins.
El estudio no tuvo financiación específica. Los investigadores y la Dra. Simpkins han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. La Dra. Cheng es consultora de Zogenix.
Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.
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