Las sanciones están afectando la asistencia sanitaria en Rusia
- Alexandra Borissova (Agenzia Zoe)
- Maria Baena
- Noticias
Para escribir este artículo, he hablado con la mayoría de los informantes a través de Telegram, ya que Facebook -un medio habitual de comunicación profesional- está bloqueado en Rusia y solo es accesible a través de VPN. Entre las características de Telegram, muy útiles en este momento, están los chats secretos y la posibilidad de borrar mensajes para que no sean visibles ni para ti ni para la otra persona. Muchas de las fuentes de este artículo prefirieron hablar de forma anónima y borrar los mensajes inmediatamente después de recibirlos. El caso de estos médicos (y periodistas) no son una excepción, según las leyes introducidas recientemente en Rusia difundir "noticias falsas" sobre la situación actual puede acarrear hasta 15 años de prisión (y queda a criterio de la policía decidir qué es falso y qué no). Los ciudadanos están denunciando que la policía les para en las calles de las ciudades rusas para revisar sus teléfonos móviles, por lo que prefieren mantener sus sistemas de mensajería a salvo.
Este tipo de ambiente está a años luz del de hace un mes, cuando los médicos rusos participaban en investigaciones y ensayos clínicos internacionales, trabajaban en colaboraciones internacionales y se sentían parte de la comunidad médica internacional.
"Es muy doloroso ver cómo las sociedades científicas y profesionales han puesto en pausa las colaboraciones con los médicos rusos. Nosotros, médicos voluntarios, hemos pasado años y años construyendo estas colaboraciones. Nuestros colegas internacionales nos conocieron, han visto que somos gente normal que habla inglés, que hay una medicina real y una ciencia médica real en Rusia. Por fin nos sentimos parte de la comunidad, pero ahora se acabó. Las colaboraciones se han detenido, incluso aquellas con ayudas y cuya actividad clínica ya ha comenzado, y no hay nada que podamos hacer. Nos está resultando más difícil publicar nuestros trabajos en revistas internacionales de revisión por pares. Muchos de ellos cobran una comisión, que es muy alta para nosotros y todavía tenemos que averiguar cómo pagarla, porque nuestras tarjetas bancarias han dejado de funcionar. Lo mismo ocurre con las fuentes extranjeras", afirma Polina Shilo, oncóloga médica, directora del programa de formación de la Escuela Superior de Oncología.
"Me temo que seguramente habrá problemas para participar en conferencias, eventos, investigación científica común, etc. Acabamos de empezar a interactuar con este mundo (la medicina internacional) y a introducir la medicina basada en la evidencia (después del aislamiento de la época soviética). Bloquear el acceso a la información no hará más que bajar el nivel de la asistencia sanitaria, que estaba mejorando. Sin tarjetas de crédito internacionales, no podemos pagar las bases de datos internacionales como UpToDate. Las prácticas, las becas y los intercambios pueden volverse inalcanzables para nuestros médicos. Y todo esto solo conducirá al triunfo de la vieja escuela basada en la opinión de los expertos, que tiene el nivel de evidencia más bajo para la ciencia médica moderna", comenta un médico de una clínica privada.
Los aparatos para el diagnóstico y la odontología corren el mayor riesgo
Los modernos métodos instrumentales de diagnóstico son los primeros en estar en peligro, ya que la maquinaria y los suministros necesarios para la tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM), la tomografía por emisión de positrones (PET) y otros sofisticados métodos de diagnóstico dependen en gran medida de los suministros internacionales y son muy difíciles o imposibles de sustituir, sobre todo rápidamente.
"Por poner un ejemplo: la película de rayos X que utilizamos para las mamografías solo se fabrica en Bélgica. Solo nos quedan tres cajas en el departamento, lo que significa que podremos atender a 100 mujeres, y necesitamos miles y miles. Esto va a traducirse en que este año no habrá cribado de cáncer de mama. Nuestro tomógrafo es de fabricación rusa, pero es como los coches, tiene componentes que provienen de Estados Unidos o Japón. Hace un año, un tubo de rayos X costaba unos 10 millones de rublos y eso ya era una suma insostenible para el hospital. Necesitábamos la segunda sala de TAC para tratar ictus y esperábamos construirla antes del verano; esto no está ocurriendo", dice un médico de una clínica universitaria de una gran ciudad.
Continúa: "La sanidad pública rusa funciona mediante un seguro médico obligatorio. Sus precios se calculaban en base a determinados precios de medicamentos y otros suministros. Había tarifas favorables y no tan favorables, todos intentaban tener como clientes a pacientes con enfermedades " más ventajosas". Ahora no hay enfermedades más ventajosas para las compañías de seguros.
"En cuanto al equipamiento, espero que no desaparezca del todo. Estamos empezando a comprar aparatos de segunda mano a través de terceros países e igual tendremos que empezar a utilizar copias chinas. Tal vez encontremos algo en el mercado negro. Pero otro problema es el soporte técnico y la atención al cliente. Por ahora parece que los contratos firmados anteriormente no se cancelan, pero tarde o temprano este mercado también se colapsará", afirma el jefe del departamento de radiología de un gran hospital privado de Moscú.
La odontología y la ortodoncia modernas de alta tecnología están teniendo los mismos problemas.
"Por ahora no estamos viendo todavía cambios drásticos, pero llegarán en el momento en que los dispositivos médicos, los medicamentos y los componentes se agoten en los almacenes (y lo harán)", afirma un dentista de Moscú. "Los proveedores de equipos de alta tecnología ya han subido los precios de venta de los dispositivos médicos. Como resultado, la disponibilidad de métodos de tratamiento y diagnóstico de alta tecnología de alta calidad para nuestros pacientes disminuirá drásticamente. Como resultado, el país experimentará un aumento de las enfermedades crónicas, de los estadios avanzados del cáncer y de otros problemas que podrían diagnosticarse y tratarse en una fase temprana. Este deterioro de la calidad de la atención se traducirá en un aumento del número de quejas y demandas contra los médicos, un aumento de la carga para todo el personal sanitario, que inevitablemente hará que muchos especialistas altamente cualificados abandonen sus puestos de trabajo.
"De hecho, aquí hay un doble efecto, por así decirlo: un aumento del precio en rublos de los medicamentos, productos y servicios, más el desmantelamiento gradual de los aparatos como la TC, equipos dentales, etc.". Los más listos han hecho acopio de productos (fármacos anestésicos, implantes dentales, empastes, elementos ortopédicos, etc.). Esto será suficiente para unos seis meses y luego tendremos que ver.
Los proveedores extranjeros también parecen bastante reacios a cumplir sus acuerdos de preguerra con los clientes rusos.
"No es ningún secreto que nuestra industria no produce lo necesario para la odontología moderna. Y es terrible lo que está ocurriendo ahora. Por ejemplo, Invisalign nos ha informado de que no va a enviar sus productos a Rusia. Culpan a su transportista UPS, pero es su responsabilidad. Los acuerdos ya están firmados, los productos facturados y pagados, y ahora dicen que todo lo que aún no ha sido enviado se quedará en sus almacenes en México. Nos quedamos sin noticias, los pacientes preguntan y no sabemos qué responder. Esto está dañando la salud de personas inocentes, dañando nuestra reputación. Todo es terrible", dice un dentista de San Petersburgo.
Medicamentos: muy necesarios pero demasiado caros
Los medicamentos, dispositivos y equipos médicos se consideran necesarios por razones humanitarias y están excluidos de las sanciones, pero varias empresas han decidido sumarse al boicot sin presión externa.
La empresa farmacéutica estadounidense Lilly ha declarado que enviará medicamentos para los trastornos médicas urgentes como el cáncer y la diabetes. Suspende la venta de "medicamentos no esenciales", así como todas las inversiones y promociones y tampoco iniciará nuevos ensayos clínicos.
"Los ensayos clínicos internacionales en Rusia están en pausa. Esta era una de las formas de que nuestros pacientes recibieran diagnósticos y tratamientos gratuitos con terapias experimentales o las mejores disponibles y de que los médicos ganaran un dinero extra con sus modestos salarios. La mayoría de las empresas aducen ahora problemas de logística y envío, ya que los servicios de entrega han dejado de trabajar con Rusia, pero de hecho no se admiten nuevos pacientes por el momento. Para algunos pacientes formar parte de un ensayo clínico es el último recurso, para otros es la forma de aliviar seriamente la carga financiera (o ambas)", señala Polina Shilo.
Otras empresas que restringen sus operaciones en Rusia son Novartis, Abbvie inc, Johnson & Johnson, Pfizer y Bayer. Muchos de ellos han anunciado que los ingresos del mercado ruso se destinarán a apoyar a Ucrania.
"Aunque las empresas farmacéuticas aún no han anunciado la reducción de sus actividades en Rusia (aunque hay numerosas peticiones en este sentido en varios niveles y plataformas, incluida, por desgracia, Medscape), hay varias razones para la posible -aunque temporal- escasez de algunos medicamentos. En primer lugar, los problemas logísticos. Todas las grandes cadenas han dejado de funcionar y llevará tiempo encontrar soluciones aceptables. En segundo lugar, las fluctuaciones del tipo de cambio del rublo provocan problemas en los acuerdos mutuos, la revisión de las listas de precios y el aumento de los mismos. Y no necesariamente por parte de los fabricantes: los distribuidores fueron los primeros en actuar y en consecuencia las farmacias se vieron obligadas a cambiar sus listas de precios. En tercer lugar, el pánico ha cundido en las redes sociales y la reacción habitual de nuestros ciudadanos ante cualquier dificultad es comprar drogas. En estos momentos es muy difícil encontrar Nurofen (ibuprofeno) o Norvask (amlodipino), Depakine (valproato) o insulina en las farmacias locales, aunque parece que su suministro no se ha interrumpido. Los análogos y los genéricos están ayudando por ahora. Está claro que con el tiempo la situación mejorará y se estabilizará en un nuevo nivel, pero tanto los médicos como los pacientes tienen razones para estar preocupados, afirma Alexey Vodovozov, médico y redactor jefe de la revista Russian pharmacies.
"Ahora mismo, las terapias importadas para los pacientes con cáncer siguen en stock, compradas a un tipo de cambio de unos 60 rublos por euro. Pero se agotarán rápidamente, en un mes aproximadamente. Las compras posteriores se harán a un tipo de cambio de unos 160 rublos por euro, lo que supone triplicar el coste de una terapia ya de por sí cara. Esto hará que la terapia no esté disponible para los pacientes, excepto para aquellos que la paguen ellos mismos. No entiendo muy bien cómo va a funcionar el seguro médico estatal, sus precios no tienen en cuenta esto. Quién puede hacer las nuevas cuentas y de dónde sacaremos el dinero para esto, no lo sé. Los medicamentos producidos en Rusia utilizan muy a menudo principios activos procedentes de Suiza, Estados Unidos o China, por lo que no cambia mucho", afirma Ilya Fomintsev, oncólogo y fundador de la Fundación para la Prevención del Cáncer, que fue detenido y encarcelado por protestar contra la guerra.
"Ayer hablé con un patólogo", continúa Fominstev. "Los reactivos y portaobjetos para la inmunohistoquímica están desapareciendo, así que probablemente volveremos a la hematoxilina-eosina. No todos los jóvenes saben hacerlo, y tienen razón, es como usar la percusión del pecho y el estetoscopio en la era de la TC y la RM. Por cierto, ¿qué pasa con el TC y la RM?".
"Parece que las empresas internacionales van a abandonar nuestro mercado. Esto es muy triste, aunque no espero un colapso total del mercado de medicamentos oncológicos. Hay análogos rusos, que no son tan malos como se podría pensar, sostiene Polina Shilo.
Crisis humanitaria
"He perdido mi sentido de la utilidad", dice un radiólogo de Moscú. "La medicina no es solo una cuestión de medicamentos y aparatos. Es la voluntad de hacer bien tu trabajo, de desarrollarte, de crecer. Esta voluntad de crecer se apoya en el conocimiento de que la gente necesita lo que uno hace. Esta sensación ha desaparecido totalmente en la actualidad. Imagina a un cocinero de un restaurante muy bueno que, por alguna razón ajena a su voluntad, fracasa. La gente le dice: vamos, no estés triste, la gente seguirá queriendo comer. Claro, puedes alimentar a la gente con perritos calientes y curarlos con corteza de roble. Pero eso desmotiva muchísimo. En el último año cuatro de mis empleados han emigrado, es difícil mantenerse en pie".
"Para mí es muy importante transmitir una idea sencilla: el 'negocio farmacéutico' es más 'farma' que 'negocio'. Que si todo el mundo se va de Rusia, nuestros pacientes realmente van a tener problemas", concluye Polina Shilo. No tenemos una industria que pueda cubrir las necesidades. E incluso si hay, seguiremos sin poder producir lo que necesitamos debido a las restricciones de las patentes. Todo esto acaba multiplicando el dolor y el sufrimiento, que es justo lo contrario de lo que se está buscando.
Este contenifo fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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