Las listas de espera en la Comunidad de Madrid: síntomas de un sistema sanitario colapsado

  • Andrea Jiménez

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Con una lista de espera de más de medio millón de pacientes, citas para un año y un acusado retraso en las consultas para ser atendido por un especialista o acceder a una prueba diagnóstica, la atención primaria de la Comunidad de Madrid está colapsada.

Aunque esta crisis sanitaria no llega como un problema nuevo, “el incremento tan grave de las listas ha estado influido por la COVID-19”, asegura Marciano Sánchez Bayle, pediatra y vocal de la Federación de asociaciones de profesionales y ciudadanía interesados en defensa y mejora de la Sanidad Pública (FADSP). “Como muchos centros de salud solo atendían de forma telemática, también se han saturado las urgencias de todos los hospitales. Al final, muchas personas van a urgencias porque no pueden contactar con su médico de familia”, asegura una residente de Medicina Familiar y Comunitaria de un hospital madrileño que prefiere no dar su nombre. “La pandemia ha provocado que el servicio de urgencias también colapse porque la primaria ya lo está”, coincide Luis Tejedor, ex presidente de la Asociación MIR España y geriatra residente en el Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela.

De acuerdo con Angela Hernández, cirujana y vicesecretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), “los dirigentes tienen toda la responsabilidad pues es a quienes les corresponde la gestión de sanidad madrileña, que, recordemos, está transferida a las comunidades desde el 2003”. Durante este último año y medio, gran parte de las consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones se han tenido que paralizar, siendo las especialidades quirúrgicas las más afectadas. “Y ha costado un poco  volver a tomar el ritmo, no solo por la disponibilidad de equipos y material, sino por la prudencia o por las medidas de prevención”, comenta Tejedor.

“La pandemia es un imponderable que durante meses impidió realizar gran parte de las actividades de prevención, diagnóstico y tratamiento que no fueran consideradas como inaplazables, como urgencias o tratamientos oncológicos. Como tal imponderable requiere una inversión y un refuerzo adicionales que es el que no vemos que se esté planificando adecuadamente”, destaca Hernández. “No se han tomado las medidas adecuadas para recuperar la situación, no se ha reforzado el sistema sanitario público, no se ha incrementado la utilización de quirófanos y de tecnología. La atención primaria está en una situación terrible, se cerraron gran parte de los centros de salud. En Madrid se abren los bares, teatros, los estadios de fútbol, pero los centros siguen cerrados”, coincide el vocal de la FADSP.

Para paliar la situación, “en muchos hospitales se han doblado turnos, ampliando por la tarde para intentar desatascar las listas de espera de manera urgente, cosa que ya se hacía antes de manera puntual”, explica Tejedor.

“Muchas patologías quirúrgicas sin tratar, como cataratas más evolucionadas, hernias más complejas, se agravaron. Además, se está presionando para hacer cada vez más con el mismo personal lo que desemboca en una situación de sobrecarga mantenida”, sostiene la vicepresidenta de la AMYTS. 

Sumándose el malestar de los pacientes, “las listas de espera han afectado también a la insatisfacción profesional. Problemas de salud que se demoran en atender y que se podrían haber resuelto de una manera adecuada, producen graves complicaciones. Esto también afecta a que tengamos una ciudadanía enfadada, cuya insatisfacción la trasladan al personal que los atiende. Estamos viendo más crispación y agresividad de parte de los usuarios de cara a los profesionales”, señala Sánchez.

Por otro lado, la saturación del sistema ha traído para los sanitarios tardes extras de trabajo y la prolongación de las jornadas. “Las listas de espera son un problema que ya existía, esto solo lo ha acentuado y lo ha puesto en evidencia  las carencias de un sistema que no hace un uso racional de los recursos clínicos y económicos”, señala el geriatra.

La trampa de los "contratos COVID-19"

La llegada abrupta de la COVID-19 saturó los servicios de urgencias y obligó a que la Comunidad de Madrid formalizase 4.461 contratos de emergencia en el año 2020.  Esos  4.461 contratos de emergencia suponían la contratación de material y suministros durante la pandemia. Y, por otro lado, se crearon las contrataciones de personal, denominadas “contratos COVID-19”. “Lo que supuso un alivio para los facultativos y ayudó a cubrir ese déficit de personal”, puntualiza Tejedor, para quien muchos de esos contratos deberían pasar a ser indefinidos: “Con la relajación de la pandemia esa carga asistencial ha bajado muchísimo, estos contratos han pasado a ser ocupados por profesionales que no trabajan enfocados a la pandemia, sino en sus áreas específicas. Por eso se está pidiendo a las gerencias de los hospitales que pasen a formar parte de la estructura indefinida de los centros”, aclara.

“La Dirección General de Recursos Humanos de la Consejería de Sanidad de Madrid nos informó que había realizado unos 11.000 contratos de personal, de los que solo una pequeña parte eran facultativos. En esas cifras hay varias trampas, ya que nos consta que en muchas ocasiones -en el caso de los médicos y facultativos- no se trató de nuevas contrataciones, sino de cambiar contratos eventuales a “contratos COVID-19”. En los médicos dichos contratos eran en muchos casos de carácter estructural, de más de dos años, de forma que esperamos que se renueven como plantilla estructural y que luego no vengan repitiendo el mantra de que no hay médicos”, incide la representante de la AMYTS.

Para la médico residente esta medida resulta “pan para hoy, hambre para mañana. Es un parche para algo que debería estar regulado de otra forma. Conozco muchos residentes de último año que se colocaron en un centro médico a través de un “contrato COVID-19” que se les acaba. Después se van a ir a la privada porque no les van a ofrecer buenos contratos indefinidos. Es una pena que todos esos médicos que han estado trabajando y adquiriendo experiencia en lo público se vayan”, lamenta.

Pero estos ajustes urgentes en la contratación de personal no solo evidencian la precariedad en la que se encuentran los sanitarios, “la Comunidad de Madrid ha dicho que va a rescindir el 50 % de esos contratos, lo que significa que va a ver muchos menos efectivos en el sistema sanitario, con problemas muy importantes en la atención sanitaria. No solo no se van a poder reducir las listas de espera que existen, sino que se incrementarán”, opina Sánchez.

El insuficiente presupuesto de la Comunidad de Madrid para Sanidad 

El pasado 27 de octubre, el Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó el proyecto de presupuestos para el año 2022. Según el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, con un presupuesto que asciende a los 2.056 millones, la región tendrá “la mayor inversión de su historia en Sanidad” y uno de sus objetivos será reducir las listas de espera.

Una noticia que, en palabras de Hernández, “no se ajusta a la realidad”. Como explica la AMYTS en un comunicado reciente, “comparar los presupuestos de 2022 con los datos de gasto consolidado de 2020 y 2021 es hacer trampas. Estos años han sido muy especiales debido al impacto de la pandemia de la COVID-19 y, por tanto, no pueden ser válidos para hacer comparaciones de cara al 2022, con, en principio, un ejercicio en el que la vuelta a la normalidad es más que presumible”.

“La cuantía de los presupuestos dedicados a la Sanidad anunciados, de 8.784 millones de euros, es claramente insuficiente”, opina el vocal de la FADSP. “El dinero que se presupuesta para la Sanidad es inferior al que se gastó en los 2 años precedentes, que fue de 8.942 millones en 2019 y 10.277 en 2020. El aumento del presupuesto (8,6 % sobre 2019) simplemente sería fagocitado por el aumento del gasto farmacéutico en la Comunidad y el presupuesto hospitalario crece ligeramente, pero de manera insuficiente para atender las prolongadas listas de espera. Además, la Comunidad de Madrid no informa sobre el dinero que se va a dedicar a las privatizaciones sanitarias que, como es conocido, se incrementó durante la pandemia”, denuncia Sánchez, para quien, aunque el tema del presupuesto es fundamental, “si hubiera interés en solucionar el problema de las listas de espera, habría que incrementar de forma importante el número de profesionales tanto de médicos como de personal de enfermería”. Entre otras de las medidas para solucionar el colapso de la sanidad madrileña, el experto declara que “mejorar las infraestructuras y la capacidad de la atención primaria pidiendo pruebas diagnósticas aseguraría que la atención a la ciudadanía fuese mejor y más rápida”.

En opinión de Tejedor, el problema principal al que se enfrenta la atención primaria son las condiciones en las que trabaja el médico, “con contratos precarios el sistema se queda sin médicos y al paciente le cuesta más acceder a los profesionales. Por eso hay que crear condiciones estables y sueldos dignos para los sanitarios: es la base sobre la que empezar a trabajar para reducir listas de espera”, argumenta.

“Existe además un problema gravísimo de accesibilidad de la ciudadanía al sistema público de sanidad. La gente tiene muchas dificultades para conseguir atención presencial en un tiempo racional, que no debería superar las 8 horas”, agrega Sánchez. Una opinión con la que el residente del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela coincide de manera rotunda: “Hay que facilitar la manera en la que el paciente pide la cita o recibe una primera atención. Ese primer contacto con la atención primaria debería ser más fácil y accesible para todo el mundo y no crear la desigualdades que crea en la actualidad”, concluye.