Las agresiones a profesionales sanitarios en España baten récord en 2021

  • Dra. Esther Samper

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Las agresiones a los profesionales del Sistema Nacional de Salud son un grave problema que va a más en España. Desde que el Ministerio de Sanidad comenzó a recabar datos para cuantificar este fenómeno en el año 2017, las agresiones han ido en ascenso cada año.[1Solo en 2020 hubo un descenso drástico de los casos, probablemente debido a las restricciones en el acceso presencial a los centros sanitarios a causa de la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, el último informe publicado por el Ministerio, hace tan solo unas semanas, muestra que los casos vuelven al alza en 2021.[2]

En total, el año pasado se notificaron más de 10.000 agresiones (la cifra más alta desde que se registran los casos). El 85 % eran agresiones verbales y amenazas y el 15 % agresiones físicas. Parte de este ascenso se debe probablemente a la recuperación paulatina de la actividad asistencial por la evolución favorable de la pandemia. El colectivo médico fue el grupo profesional que más agresiones recibió (el 23 %), seguidos de administrativos (19 %), enfermería (15 %), celadores (13 %), técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (12 %) y otros (6 %). La causa alegada más frecuente (36 % de los casos) de agresión en el año 2021 fue el trato percibido, al igual que en años anteriores.

El informe de 2021 destaca las siguiente conclusiones:

  • El perfil del profesional agredido corresponde mayoritariamente a mujeres (77 % de los casos), entre los 35 y 55 años.
  • Un 40 % de las agresiones ocurren en consulta. La tasa de notificación de agresiones en atención primaria es 3,85 veces superior a la tasa de atención hospitalaria.
  • Respecto al perfil de la persona agresora, en un 59 % de las veces son hombres y el 19 % son reincidentes. En el 74 % de los casos los agresores son usuarios/pacientes y en el 26 % restante son familiares o acompañantes.

La saturación de los servicios sanitarios agrava la situación

Univadis España se ha puesto en contacto con Remedios Martín Álvarez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y Ángela Hernández Puente, secretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS) para valorar los últimos datos que ofrece el Ministerio de Sanidad sobre las agresiones a profesionales sanitarios. Ambas doctoras coinciden a la hora señalar las causas tras el aumento de las agresiones.

Martín explica que "aunque se trata de un fenómeno complejo y poliédrico, podemos apuntar que las agresiones a médicos son, en parte, consecuencia de la pauperización, desatención y desprestigio a los que el Sistema Nacional de Sanidad se ha visto expuesto en los últimos tiempos y que ha afectado especialmente a los profesionales de la Atención Primaria". Por otro lado, Hernández considera que la saturación de los servicios sanitarios desempeña un papel muy importante en las agresiones "los pacientes acuden a sus centros de salud y perciben incrementos en los tiempos de cita. En la Comunidad de Madrid ya no tienen disponibles 37 de los dispositivos de urgencias de atención primaria (SUAP). Los pacientes tienen menos puntos a los que recurrir y los que hay están más saturados, con tiempos de espera de varias horas en las urgencias hospitalarias como las que se están produciendo desde junio, por ejemplo".

En 2022 se ha restaurado cierta normalidad en la sociedad y se han retirado casi todas las restricciones para frenar los contagios. ¿Cuál es la sensación sobre las agresiones a médicos? Hernández indica que: "La impresión, a falta de cifras oficiales, es que están aumentando", por el retorno a la frecuentación de los servicios sanitarios similares a los años previos de la pandemia y con diferentes circunstancias en verano que complican la situación como la séptima ola ‘"silenciosa’", las sucesivas olas de calor o las sobrecargas producidas por las vacaciones de los profesionales. Martín informa de que "según la Organización Médica Colegial (OMC), en 2021 se dispararon un 39 % las agresiones a sanitarios: se contabilizaron hasta 612 agresiones a médicos, 171 más que el año anterior; y la Atención Primaria es donde se concentró el mayor volumen de agresiones, con un 50 % de los casos. Respecto a 2022, todavía no contamos con cifras oficiales, pero sabemos que esta problemática continúa y que es una realidad intolerable. Trabajamos expuestos a la indefensión y tenemos temor de qué puede suceder con la próxima cita en consulta".

A pesar de que las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad han tomado diversas medidas para atajar las agresiones, las cifras siguen en aumento. La presidenta de semFYC comenta que "las autoridades no pueden permitir que se produzcan agresiones en los centros de salud ni en cualquier otro espacio de asistencia sanitaria, y deben poner las medidas necesarias para prevenir cualquier tipo de agresión, responder con la máxima celeridad en el momento en que se produzcan y disponer de herramientas legales para actuar frente a aquella persona o personas que ejerzan violencia contra un profesional sanitario".

Desde AMYTS, Hernández es clara sobre el origen de este grave problema: “Si los políticos de todos los colores utilizan la sanidad con fines electoralistas prometiendo a la población un estándar (la mejor sanidad del mundo) sin una adecuada financiación, gestión y plantillas, se crean unas expectativas que, al no cumplirse descargan su frustración contra los profesionales, no contra los políticos que les prometen lo que no hay. Y los gestores sanitarios, demasiadas veces por temor a dichos políticos y a perder su puesto contribuyen mediante la técnica de ’matar al mensajero’, es decir, ocultar los problemas”.

Muchas agresiones a profesionales sanitarios no se registran porque no llegan a denunciarse.  En ese sentido, Martín explica que el "contexto de atención en el que se dan más frecuentemente las agresiones según el propio Observatorio de la OMC (consultas masificadas, contextos de denuncias de inequidad en la atención sanitaria, listas de espera, situaciones con problema de recursos humanos o precariedad laboral) hace que la presión que siente el o la médica por terminar la consulta o atender vocacionalmente al siguiente paciente tampoco facilita que ante un insulto o una amenaza bloquee la agenda de ese día y vaya a denunciar. La situación que vivimos en consulta, además de que puede ser un desencadenante, también se convierte en un entorpecedor de la denuncia".

Hernández concuerda sobre este fenómeno: "La sobrecarga de trabajo es muy alta. Pensemos en una consulta de Atención Primaria con varios especialistas de medicina familiar y comunitaria repartiéndose las consultas de los que no están y no se cubren y de las vacantes sin cubrir desde hace meses, viendo cada día un número imposible de controlar por su parte que puede oscilar entre 40-50-60 o incluso más pacientes, día tras día, semana tras semana. Sin un horizonte de mejora porque desde la gerencia lo que llegan son vídeos ‘motivacionales’ del tipo ‘pensad en vuestras áreas de mejora’. Pocos profesionales pueden soportar eso mucho tiempo sin quebrarse, si añadimos a todo esto una agresión verbal mayoritariamente, aunque en ocasiones física, lo ven como una tarea más dentro de todo lo que no pueden manejar en su día a día. Tampoco hay que minusvalorar el temor a las acciones de pacientes o familiares de pacientes si lo denuncian y durante el tiempo que dure la resolución".

Tanto AMYTS como semFYC animan a todos los profesionales facultativos a denunciar las agresiones y aplicar una política de tolerancia cero. Hernández recuerda, además, que durante el ejercicio de la medicina en el Sistema Nacional de Salud los médicos son autoridades públicas y la agresión supone un delito penal.