La dieta mediterránea y la actividad física podrían ayudar a mejorar las funciones cognitivas y la memoria
- Irene Pardo
- Maria Baena
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Según la Organización Mundial de la Salud, en 2016 un 39 % de la población mundial adulta tenía sobrepeso y un 13 %, obesidad. Estos datos representan un problema de salud mundial, ya que el sobrepeso y la obesidad están relacionados con un aumento del riesgo de padecer diabetes tipo 2, síndrome metabólico, enfermedades cardiacas y muchos tipos de cáncer. Ahora, un estudio liderado por investigadores del grupo de Psiquiatría y salud mental del Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge (IDIBELL) y el Hospital Universitari de Bellvitge e investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar), todos del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), ha obtenido evidencias de que seguir una dieta mediterránea durante más de un año es beneficioso para la salud cardiovascular, la memoria y la prevención o retraso del deterioro cognitivo en la vejez. Aun así, se observaron diferencias en el rendimiento cognitivo alcanzado dependiendo del género (las mujeres obtuvieron peores resultados), la edad y la presencia de diabetes. Por ello, los investigadores animan a seguir investigando para mejorar las intervenciones basadas en recomendaciones dietéticas y realizarlas de forma más personalizada para cada paciente.
El estudio se ha publicado en Clinical Nutrition y es un subestudio de una submuestra aleatorizada del ensayo PREDIMED-PLUS (PREvenciónDIetaMEDiterranea Plus) en el que participan 23 centros de investigación españolese para investigar los efectos de la dieta mediterránea tradicional con restricción de energía, intervención conductual y un incremento de la actividad física, en la prevención de enfermedades cardiovasculares y la pérdida de peso.
El nuevo subestudio, PREDIMED-Plus-cognition, tenía cuatro objetivos principales: evaluar qué perfiles cognitivos se asociaban con alcanzar la meta de una reducción del 8 % del peso corporal, examinar su relación con la dieta mediterránea, estudiar los posibles cambios en el rendimiento cognitivo después de 1 y 3 años después de la intervención con esa dieta e identificar qué características individuales podrían influir en la diversidad de los cambios cognitivos para estudiar la presencia de asociaciones dentro del sujeto entre la cognición y el índice de masa corporal, la actividad física, el síndrome metabólico y la calidad de vida.
“En el estudio se quería ver en qué medida una dieta específica, siguiendo un estudio aleatorizado controlado, podía tener efecto a nivel de cerebro o a nivel de funciones cognitivas. Luego fuimos consiguiendo financiación adicional” explica a Univadis España el Dr. Fernando Fernandez-Aranda, líder del proyecto, director científico del IDIBELL y Coordinador de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Bellvitge.
Seguimiento de la adherencia a la dieta mediterránea y sus posibles efectos
La muestra estaba formada por una submuestra del ensayo PREDIMED-PLUS (n= 6.874), con 487 participantes (50 % mujeres y 50 % hombres) procedentes de Cataluña y Valencia, de una edad media entre los 55 y los 75 años en el caso de los hombres, y de entre 60 y 75 años en el de las mujeres. Los participantes presentaban obesidad o sobrepeso y, al menos, tres criterios de síndrome metabólico, como la hipertensión, niveles elevados de triglicéridos y bajos de lipoproteínas de alta densidad (HDL), altos niveles de glucosa en sangre y obesidad central. Los participantes del grupo de intervención (n=240) debían seguir una dieta mediterránea con restricción de energía, realizar una terapia conductual e incrementar su actividad física durante tres años, mientras que al grupo control (n=247) solo se les recomendó seguir la dieta mediterránea tradicional. A cada participante se le realizó una evaluación neuropsicológica al inicio del estudio y pasados el primer y tercer año. La evaluación incluía el rendimiento cognitivo, mediante tests de memoria auditiva a corto y largo plazo, praxis visoconstructiva, memoria visoespacial a corto y largo plazo y de percepción visual. Por otro lado, también se realizaron pruebas para medir la velocidad de procesamiento, la inhibición y la atención, las capacidades de toma de decisiones y la inatención, la impulsividad, la atención y vigilancia sostenidas. Por otro lado, se evaluó el cociente intelectual premórbido.
Otras mediciones que se realizaron a los participantes fueron el peso, la altura, la circunferencia de la cadera y la cintura. Además, se tomaron muestras de sangre y se determinó qué participantes tenían diabetes tipo 2 o prediabetes desde el inicio del estudio.
La adherencia a la dieta mediterránea se evaluó con un cuestionario er-MEDAS de 17 ítems, la actividad física con los cuestionarios VREM y el RAPA y la severidad de posibles síntomas depresivos con el inventario BDI-II. La calidad de vida se midió con la versión española del cuestionario SF-36.
Diferencias obtenidas entre los participantes del estudio
Solo un tercio de los participantes del grupo de intervención consiguió llegar al objetivo de perder un 8 % de peso pasados el primer y tercer año. Los que tenían más probabilidades de lograrlo eran los que habían obtenido mejores resultados en memoria verbal, mejor tiempo de reacción y mejor capacidad de toma de decisiones al inicio del estudio. Esos resultados coinciden con los de otros estudios, ya que se necesita una fuerte capacidad de planificación y autocontrol para limitar el consumo de calorías, también una buena memoria para consolidar el conocimiento sobre los beneficios de la dieta mediterránea y la práctica de ejercicio. En el primer año la adherencia a la dieta mediterránea fue el factor que más influenció en la asociación entre la memoria verbal a largo plazo inicial y el objetivo de perder el 8 % del peso, mientras que en el tercer año influenció en menor grado y pudieron afectar más otros factores circunstanciales de cada participante. Debido a ello, los investigadores proponen realizar una intervención más personalizada dependiendo de las características cognitivas y necesidades de los pacientes, ya que podría ser más efectiva.
Por otro lado, algunas capacidades cognitivas como la memoria verbal y visoespacial a corto y largo plazo, la atención selectiva y sostenida, la inhibición y la praxis visoconstructiva mejoraron en la mayor parte de la muestra después del primer y tercer año de seguimiento. Estos resultados son consistentes con algunos estudios en los que se habían observado evidencias de que la dieta mediterránea era beneficiosa para la estructura y función del cerebro, pudiendo incrementar el grosor cortical, el volumen del cerebro, mejorar la conectividad estructural y reducir la ratio de atrofia cerebral, junto con una reducción de la acumulación de amiloide en las personas a partir de la mediana edad.
Se encontraron diferencias en las mejoras cognitivas y mayor adherencia a la dieta mediterránea dependiendo del género, la edad y la presencia de diabetes. Las mujeres mejoraron menos la cognición global al cabo de 3 años, también obtuvieron menores resultados en relación a la calidad de vida y la actividad física.
“En el caso de las mujeres, se suele documentar más la vinculación de situaciones pequeñas de estrés con el picoteo o con conductas alimentarias más inadecuadas, como la adicción a la comida o episodios de sobreingesta. Sus conductas afectan más al peso, en el estudio ha habido menor bajada de peso, también porque ha habido mayor sedentarismo, y eso afecta directamente en la cognición” explica a Univadis España el Dr. Fernández-Aranda.
Por ello, los investigadores inciden en la necesidad de estudiar la respuesta a las intervenciones en el estilo de vida según el género. Los participantes más mayores y los que padecían diabetes fueron los que peores resultados obtuvieron en la evolución de la memoria al cabo del primer y tercer año, lo que coincide con estudios anteriores en los que se ha observado evidencias de un mayor riesgo de padecer demencia si se sufre diabetes y un peor rendimiento cognitivo si se sufre diabetes tipo 2.
También se encontraron evidencias de correlaciones entre la cognición y algunos resultados de la intervención, como la relación entre las mejoras en la cognición y una mayor reducción del índice de masa corporal, junto con mayores mejoras en la actividad física y la calidad de vida.
“Si la secuencia fuese lineal se explicaría así: un aumento de la actividad física y una mayor adherencia a la dieta mediterránea, manteniéndola constante, ayuda a bajar de peso y ello hace que haya mejoras a nivel cognitivo y también en la calidad de vida” concluye para Univadis España el Dr. Fernández-Aranda.
Conflictos de interés
Uno de los autores del estudio PREDIMED-Plus-cognition, el Dr. Salas-Salvadó, informó que recibe apoyo no financiero de Nut and Dried Fruit Foundation, honorarios personales de Danone Institut Spain y otros de Danone S.A., también de Font Vella Lanjarón, Nuts for Life y Eroski Distributors. Por otro lado, también ha recibido subvenciones de Eroski Distributors y Nut and Dried Fruit Foundation que no influyeron en el estudio.
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