Insuficiencia cardiaca: manifiesto sobre las necesidades urgentes y garantías ante un problema sanitario de primer orden en España

  • Andrea Jiménez

  • Maria Baena
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En el próximo trimestre el Ministerio de Sanidad publicará la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud con el objetivo de reducir la incidencia, morbilidad y mortalidad, así como prevenir la discapacidad para alcanzar una mejora de la calidad de vida y del bienestar tanto de los pacientes cardiovasculares como de sus familias. A la espera de su publicación, ocho sociedades científicas bajo la coordinación de la Fundación Española del Corazón (FEC) se han unido para reclamar a través de un manifiesto un compromiso político en torno a la insuficiencia cardiaca. Considerada la principal causa de hospitalización en pacientes de más de 65 años y de reingresos hospitalarios no programados, la mortalidad al año de su diagnóstico se mantiene en torno al 20 % y a los 5 años entre el 40 y el 50 %.

“Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de morbimortalidad en nuestro país, por delante de las oncológicas, y todas tienen un denominador común. Ya se trate de un problema de las válvulas cardiacas o coronarias, del músculo cardiaco, de hipertensión, todas estas dolencias terminan en una insuficiencia cardiaca”, recuerda Carlos Macaya, presidente de la FEC desde el 2015 y Premio Jaime I en 2007 en la categoría de Investigación Médica. Con más de 200 trabajos publicados en revistas internacionales, Macaya fue jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y entre el 2009 y 2011 presidió la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Desde la asociación que ahora lidera aúna esfuerzos para trasladar a los portavoces políticos la importancia de este síndrome que en España afecta a más de 770.000 de personas.

A principios del pasado diciembre se presentó en el Congreso de los Diputados el manifiesto titulado “Objetivo 2025: Insuficiencia Cardiaca. Necesidades urgentes y garantías ante un problema sanitario de primer orden en España”. ¿Qué incentivó esta iniciativa? 

El desarrollo del manifiesto surge ante la poca importancia que los gestores sanitarios dan a la insuficiencia cardiaca, a su falta de conciencia sobre la prevalencia que tiene en nuestra sociedad. Ante un abordaje incorrecto de este síndrome y la falta de políticas públicas que lo sitúen como lo que es, un problema sanitario de primer orden, los profesionales decidimos unirnos. La insuficiencia cardiaca no es un asunto que solo compete a los cardiólogos, sino que implica a otra serie de especialidades, desde la Atención Primaria hasta a la neumología o nefrología, por mencionar algunas. Algunos pacientes con cáncer, tras ser tratados, acaban con daños en el corazón. Por ello demandamos que se organice mejor la asistencia y que esta sea integral, de forma que el paciente no tenga que ir de salto en salto a las consultas. Exigimos que haya una correcta coordinación del médico de atención primaria con el del hospital, y que todas las especialidades involucradas estén integradas en la atención. A través del manifiesto también queremos poner en relevancia la importancia que tiene la enfermería en el manejo de pacientes.

Otro aspecto clave que destaca el manifiesto es potenciar la atención y el manejo de la persona con insuficiencia cardiaca como paciente crónico

Las personas que padecen insuficiencia cardiaca van a hacer uso repetitivo de los recursos sanitarios, reingresar en hospitales de forma constante, y si no se atienden correctamente, si no se hace una prevención segunda para que no se desestabilicen, volverán a ingresar pronto. Por eso hay que garantizar una continuidad asistencial y una atención de calidad coordinada.

Hablamos de un síndrome que afecta a más de 770.000 de personas en España, siendo su prevalencia más alta en comparación a la de otros países del entorno. ¿Qué explicación hay detrás?

España, después de Japón, tiene el mayor número de hipertensos. Más del 50 % de la población por encima de los 60 años es hipertensa, lo que evidencia que es un problema muy grave en nuestro país. Quizás sea porque el consumo de sal, que resulta excesivo. De hecho, el principal beneficio de reducir la ingesta de sal es la correspondiente disminución de la hipertensión arterial. Pero la causa más importante tras la insuficiencia cardiaca en España radica en que nuestra esperanza de vida es mayor.

¿Eso también explicaría que los casos de insuficiencia cardiaca en todo el mundo se hayan casi duplicado desde 1990?

Claro, aunque puede afectar a gente joven, este síndrome se presenta fundamentalmente en la gente de edad avanzada. Cuanto más se vive más probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca. Digamos que es un síndrome de gente mayor.

El colesterol elevado es una de las principales causas del 6 0% de las enfermedades cardiovasculares. En una nota publicada por la FEC se indicaba que 7 de cada 10 españoles no se han hecho ninguna revisión de colesterol en el último año. ¿Cuál sería la solución?

El problema de este tipo de enfermedades es que, al no tener síntomas, son muy traicioneras. La tensión arterial puede dar dolor de cabeza, pero tener el colesterol alto no. La gente no está acostumbrada a medir su colesterol. Lo cual no debería hacerse de forma exagerada todos los meses, pero sí de forma continua para conocer los niveles y en caso de que sean altos, corregirlos. No deberíamos esperar a los 60 años, como pasa actualmente. Para ello hay que sensibilizar a la población, educarla, hay que prevenir las enfermedades creando hábitos de vida saludables, no solo cardiovasculares, sino saludables en general, a través de una alimentación correcta y ejercicio, y evitando el sedentarismo.

La mortalidad cardiovascular ha aumentado durante la pandemia, siendo el coronavirus, por otro lado, más agresivo entre aquellos que tenían patologías previas, como las cardiovasculares. ¿Ha creado esto una mayor conciencia?

La gente solo se acuerda de la salud cuando no la tiene, pero la pandemia nos trajo momentos muy serios de reflexión, asociados a cifras de muertos muy altas y experiencias muy desagradables. Se hizo mucho hincapié en que las personas con inmunodepresión, con obesidad o enfermedades vasculares, entre otras, eran más vulnerables ante la COVID-19. Y yo creo que mucha gente se mentalizó de la importancia de la salud y de contar con un sistema sanitario robusto capaz de responder a las necesidades de la ciudadanía. Durante los peores momentos de esta crisis los pacientes con patologías cardiovasculares, crónicos y oncológicos se vieron muy afectados. No tuvieron la atención que requerían, se suspendieron las cirugías y se atrasaron diagnósticos. La prestación sanitaria decayó.

¿Qué medidas se podrían poner en marcha para mejorar el sistema sanitario?

Ahora que las costuras del sistema están abiertas, se deben diagnosticar los problemas, que son de tipo estructural, y corregirlos. Es absurdo que las residencias para la tercera edad se gestionen desde un ámbito diferente al de la salud. El sistema sanitario debe prestar asistencia cuando el paciente lo precise, pero sobre todo debe potenciar la salud y evitar la enfermedad. La prevención es la mejor forma de evitar la enfermedad y hacer sostenible el sistema sanitario.