Guías Fisterra : Vejiga neurógena
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¿De qué hablamos?
¿Cómo es el mecanismo de la micción?
Mecanismo fisiológico de la micción
- Llenado vesical: se define como el almacenamiento de orina a baja presión y sin fugas, lo que supone la mayor parte del proceso de micción en vejigas sanas. Consiste en:
- Llenado: relajación del músculo detrusor mediante la inhibición de la actividad parasimpática y la activación de los receptores beta simpáticos del fondo de la vejiga (Ginsberg D, 2013; Nepple KG, 2021).
- Continencia o ausencia de fugas: contracción del cuello vesical mediante la activación de los receptores alfa simpáticos y contracción del esfínter externo uretral mediante la estimulación del nervio pudendo. El estiramiento activo de la vejiga, a medida que se va llenando, estimula los mecanorreceptores de la pared que envía señal ascendente a través de la médula espinal, hacia el centro pontino de la micción en el tronco del encéfalo (Nepple KG, 2021).
- Vaciado vesical: se define como la evacuación de orina a intervalos adecuados. Una vez que la vejiga está llena, el centro pontino de la micción envía señal descendente a través de la médula espinal, inhibiendo las motoneuronas pudendas, lo que supone la relajación del esfínter externo uretral. Asímismo, tiene lugar la contracción del músculo detrusor mediante la activación parasimpática y la inhibición simpática (Nepple KG, 2021). En definitiva, hay tres centros fundamentales de micción que controlan las dos funciones fundamentales de la vejiga (Ginsberg D, 2013; Martínez-Agulló E, 2000):
- Centro medular:
- Nervio hipogástrico (D10-L2: núcleo simpático):
- Estímulo alfa: contracción cuello vesical.
- Estímulo beta: relajación del detrusor.
- Nervio pélvico (S2-4: núcleo parasimpático): contracción del detrusor.
- Nervio pudendo (S3-4): contracción del esfínter externo.
- Nervio hipogástrico (D10-L2: núcleo simpático):
- Centro pontino: ubicado en el troco encefálico, coordina la relajación del esfínter externo.
- Corteza cerebral: se encarga de dirigir los centros de la micción para el control final de los procesos vesicales.
- Centro medular:

Figura 1. Complicaciones VN
¿Cómo se clasifica?
Clasificación según la localización de la lesión
- Lesiones por encima del tronco encefálico: se produce pérdida del control voluntario de la micción provocada por la interrupción de las vías entre la corteza cerebral y el núcleo pontino, que generan una ausencia de la inhibición fisiológica de la micción y esto conlleva una hiperactividad del detrusor. De esta forma, aunque el paciente es consciente del deseo miccional, no puede evitar la micción una vez que la vejiga está llena. Son varias las patologías con afectación encefálica que causan VN (tabla 1).
Tabla 1. Lesiones por encima del tronco encefálico. | |
Patologías |
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Clínica |
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Fisiopatología |
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- Lesiones medulares: la clínica va a depender del nivel de la lesión y de si son completas o incompletas.
- Lesiones medulares altas o suprasacras: se produce daño de las vías nerviosas que van del núcleo pontino a los centros medulares de la micción, por lo que van a afectar a la médula cervical y torácica fundamentalmente. Los arcos reflejos (centro medular) no están afectados, y a su vez no presentan control de las vías superiores, lo que da lugar a disinergia (actividad de vejiga y uretra no coordinada) que, en caso de lesiones medulares completa se traduce en incontinencia sin que el paciente será “consciente” de la misma. La clínica característica de estas lesiones se traduce en (tabla 2):
- Incontinencia: contracciones del detrusor no controladas por córtex ni núcleo pontino.
- Hiperreflexia del detrusor: sistema nervioso parasimpático genera actividad sin control a nivel de los centros medulares.
- Residuo vesical: se produce como resultado de la hiperreflexia del detrusor y la disinergia.
- Lesiones medulares bajas o sacras: se produce daño a nivel de los centros medulares de la micción, por lo que los arcos reflejos están interrumpidos. Se caracterizan por la existencia de arreflexia o hipoactividad del detrusor. Si la lesión es completa, vejiga y uretra se comportarán de forma autónoma, generando incontinencia sin que el paciente sea “consciente” de la misma. En lesiones muy bajas, puede no haber afectación simpática del nervio hipogástrico (D10-L2), de forma que, aunque exista un vaciado vesical incompleto, el paciente puede conseguir completar dicho vaciado y se disminuyen así el riesgo de complicaciones renales respecto a lesiones más altas.
- Lesiones medulares altas o suprasacras: se produce daño de las vías nerviosas que van del núcleo pontino a los centros medulares de la micción, por lo que van a afectar a la médula cervical y torácica fundamentalmente. Los arcos reflejos (centro medular) no están afectados, y a su vez no presentan control de las vías superiores, lo que da lugar a disinergia (actividad de vejiga y uretra no coordinada) que, en caso de lesiones medulares completa se traduce en incontinencia sin que el paciente será “consciente” de la misma. La clínica característica de estas lesiones se traduce en (tabla 2):
Tabla 2. Lesiones medulares. | |
Patologías |
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Clínica | Lesiones altas:
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Fisiopatología | Lesiones altas:
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- Lesiones de los nervios periféricos: son lesiones distales a la médula espinal con afectación del arco reflejo. La neuropatía más conocida y frecuente es la producida por diabetes mellitus (DM). La clínica va a depender del nervio afectado (tabla 3).
Tabla 3. Lesiones de los nervios periféricos. | |
Patologías |
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Clínica |
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Fisiopatología |
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Clasificación de Madersbacher
¿Cómo se diagnostica?
Diagnóstico
- Historia clínica detallada: en primer lugar, es importante identificar el tipo de paciente ante el que nos encontramos ya que esto marcará nuestros objetivos. En cuanto a la anamnesis, ha de dirigirse a los antecedentes que puedan asociarse a la vejiga hiperactiva como son las patologías genitourinarias y neurológicas, insuficiencia cardiaca o diabetes mellitus y alcoholismo, sin olvidarnos de fármacos como los diuréticos o los psicofármacos. Asimismo, adquieren relevancia los antecedentes quirúrgicos sobre el tracto urinario, cirugía abdominopélvica y sobre columna vertebral.
- Exploración física: se centrará en la exploración abdominal, pélvica, tacto rectal y neurológica:
- Exploración abdominal: masas o megalias, especial atención a la presencia de globo vesical.
- Exploración pélvica: prolapsos, vaginitis atrófica.
- Tacto rectal: valoración de esfínter anal, tamaño y aspecto de próstata, masas rectales.
- Exploración neurológica: lo más detallada posible, no solo descartando focalidad neurológica sino valorando sensibilidad perineal y perianal, reflejo cremastérico y bulbo cavernoso, así como marcha y equilibrio.
Además, cabe destacar dada la creciente presencia de la ecografía en las consultas de Medicina de Familia, la importancia de la medición del residuo vesical postmiccional. Por último, ha de prestarse especial atención a los síntomas de alarma: hematuria, dolor, radioterapia previa, tacto rectal anómalo o sospecha de enfermedad neurológica. - Urianálisis: ha de realizarse para descartar infección de tracto urinario y/o litiasis. Valoraremos la presencia de hematíes, leucocitos, nitritos, proteínas y glucosa.
- Diario miccional: registro del esquema miccional (frecuencia diurna y nocturna, urgencia, escapes y circunstancias, ingesta de líquidos y número de absorbentes) durante al menos tres días. Validado en español, aporta información útil tanto para diagnostico como para seguimiento (Asociación Española de Urología. Diario miccional de 3 días. Disponible en: http://www.aeu. es/PDF/DIARIO_MICCIONAL_3_DIAS.pdf).
- Cuestionarios de síntomas: su uso mejora la detección temprana de esta patología. Entre los múltiples existentes, la Asociación Española de Urología recomienda el uso del Cuestionario de Síntomas Urinarios ICIQ-MLUTS, el IPSS (Puntuación internacional de los síntomas prostáticos) y el Cuestionario de Incontinencia Urinaria ICIQ-SF.
- Otras pruebas complementarias: analítica básica con hemograma y bioquímica, estudios de urodinámica (en caso de incontinencia severa, falta de respuesta al tratamiento o cirugías previas en tracto urinario inferior), cistoscopia y pruebas de imagen (en caso de sedimento patológico o sospecha de patología vesical).
Criterios de derivación
- Tras la valoración inicial y previo al inicio del tratamiento si: no se llega a un diagnóstico certero, no correlación entre anamnesis y exploración física, presencia de prolapso de órganos pélvicos, dolor pélvico, hematuria persistente, residuo vesical postmiccional >200cc, enfermedad neurológica, radioterapia o cirugía pélvica previa.
- Durante el seguimiento si: empeoramiento o nuevos síntomas, ausencia de respuesta al tratamiento.
¿Cómo se trata?
Recomendaciones higiénico-dietéticas
programas de modificación de la conducta
- Entrenamiento vesical: se programan micciones en función del esquema miccional que obtenemos del diario miccional del paciente, recomendando orinar antes de percibir el deseo miccional. Progresivamente se va aumentando el intervalo hasta espaciar la micción 3-4h.
- Ejercicios de suelo pélvico (Kegel): han demostrado eficacia si se realizan al menos 3-4 veces al día 15 contracciones.
- Biofeed-back: se emplea una señal táctil, visual o auditiva para aumentar la toma de conciencia de la micción, ayudando a fortalecer la musculatura perineal. Interesante en pacientes jóvenes, ya que se necesita un buen estado basal para lograr un alto grado de colaboración.
Antimuscarínicos
B-3-Agonistas
Otros fármacos
- Bloqueantes alfa-adrenérgicos: mejoran los síntomas de disreflexia autonómica, siendo especialmente útiles en pacientes con lesión medular, puesto que reducen la resistencia al paso de la orina, facilitando el vaciado y disminuyendo la orina residual. Ejemplo: tamsulosina (0,4 mg cada 24h), doxazosina (1 mg cada 24h que puede aumentarse de forma progresiva cada 1-2 semanas hasta un máximo de 8 mg al día); otro alfabloqueante sería urapidil, aunque su indicación en ficha técnica sería la emergencia hipertensiva (García-Moreno AML, 2019; Vidal Samsó J, 2019).
- Desmopresina: análogo de la hormona antidiurética. Reduce la producción de orina y aumenta el tiempo de llenado vesical. Mejora los síntomas en pacientes con nicturia y disminuye la necesidad de cateterismo intermitente. Los candidatos deben tener niveles adecuados de creatinina sérica y de sodio (existe riesgo de hiponatremia) para poder iniciar el tratamiento. Actualmente aprobada para tratamiento de la enuresis nocturna y diabetes insípida central, en desuso en el caso de vejiga neurógena (Vidal Samsó J, 2019).
- Antidepresivos tricíclicos: relajan el músculo detrusor mediante actividad agonista de los receptores muscarínicos.
- Otras opciones: otros B-3-adrenérgicos (solabegrón, ritobegrón) y otras dianas terapéuticas (vía gabaérgica, opioidea, inhibidores de fosfodiesterasa, antagonistas de los receptores de la neuroquinina 1, agonistas de los receptores purinérgicos, antagonistas del TRV1, los inhibidores de los canales de calcio o inhibidores de la Rho quinasa) (Groen J, 2016).
- Cateterismo intermitente: empleado para el vaciado completo de la vejiga, existen dos variantes, la técnica estéril (realizada en entorno hospitalario, reduce el riesgo de ITU) y la técnica limpia (utilizada por los pacientes). La frecuencia de cateterización se decide en función del volumen residual de cada paciente, variando entre 4-6 veces al día en aquellos que no pueden vaciar la vejiga de forma independiente. Una menor frecuencia implica mayor volumen y mayor riesgo de infecciones.
- Tratamiento farmacológico intravesical: utilizado en pacientes refractarios o con intolerancia a tratamiento farmacológico. Se emplea toxina botulínica tipo A, siendo su efecto adverso más frecuente la infección de tracto urinario (importante administrar profilaxis antibiótica) y el aumento de orina residual por lo que será necesario el cateterismo intermitente. La duración del efecto es de 6-9 meses, tras los cuales puede que haya que repetir la inyección.
- Electroestimulación del nervio tibial posterior: consiste en la estimulación intermitente del nervio tibial posterior en el tobillo con un electrodo transcutáneo. Útil en pacientes que no se benefician de tratamiento conservador o en combinación con fármacos.
- Neuromodulación del nervio sacro: la estimulación de las raíces anteriores sacras resulta interesante en pacientes refractarios a tratamiento conservador, con pocos efectos adversos.
Tratamientos paliativos
Bibliografía
- Alcántara Montero A, Pacheco de Vasconcelos SR, Peñato Tarifa F, Tovar Matsuki Martín de Prado M. Actualización en la fisiopatología de la vejiga hiperactiva: en el camino hacia un cambio de paradigma diagnóstico y terapéutico. Med Gen Fam. 2021;10(4):181-6. Texto completo
- Alcántara Montero A. Novedades en el tratamiento médico de la vejiga hiperactiva. Semergen. 2016;42(8):557-65. Texto completo
- Amarenco G, Sheikh Ismaël S, Chesnel C, Charlanes A, LE Breton F. Diagnosis and clinical evaluation of neurogenic bladder. Eur J Phys Rehabil Med. 2017;53(6):975-80. PubMed PMID: 29072046
- García-Moreno AML., Barroso Manso A, Gandía Blasco VM, Esteban Fuertes M. Protocolo diagnóstico y terapéutico de la vejiga neurógena. Medicine. 2019;12(75):4455-61.
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- Martínez-Agulló E, Burgués JP, Alapont JM. Vejiga neurógena. Conceptos básicos. Clin Urol Complut. 2000;8:283-347. Texto completo
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Más en la red
- Adot Zurbano JM, Eteban Fuertes M, Batista Miranda JE, Salinas Casado J, coordinadores. Guía Vejiga Hiperactiva de la AEU. Asociación española de Urología. Texto completo
- Blok B, Castro-Diaz D, Del Popolo G, Groen J, Hamid R, Karsenty G, et al. EAU Guidelines on Neuro-urology. European Association of Urology; 2022. Texto completo
Autoras
| Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (1) |
| Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (2) |
(1) Complexo Hospitalario Universitario de Ferrol. Servizo Galego de Saúde. A Coruña. España. (2) Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña. Servizo Galego de Saúde. A Coruña. España. |
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