Fragilidad: importancia de la salud bucodental
- Caroline Guignot
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Según un estudio longitudinal realizado en dos cohortes con personas de edad avanzada, una británica y otra estadounidense, existe una asociación entre el deterioro de la salud bucodental y la progresión de la fragilidad tras el ajuste por numerosos factores sociodemográficos, conductuales, clínicos e inflamatorios (IL-6). La salud bucodental podría ser una señal de alerta para identificar a los pacientes más vulnerables.
Diversos estudios han descrito la asociación entre diferentes parámetros de salud bucodental y la fragilidad en los ancianos, pero más que una asociación, puede existir un vínculo fisiopatológico más fuerte, basado en la disbiosis, el estado inflamatorio o elementos nutricionales. A falta de datos longitudinales sobre el tema, una nueva investigación ha utilizado dos cohortes de personas mayores que se habían sometido a una evaluación de la fragilidad y a una evaluación de la salud bucodental para determinar la posible causalidad.
Este estudio utilizó datos del British Regional Heart Study (BHRS) y del estudio Health, Aging, and Body Composition (HABC). El primero, cuenta con información de 7.735 hombres de Reino Unido desde 1978 de entre 40 y 59 años. El segundo, estadounidense, incluye datos de 3.075 hombres y mujeres de entre 70 y 79 años. Todos ellos fueron sometidos a un seguimiento de 8 años, durante el cual se les realizó una revisión bucodental, así como una evaluación de la fragilidad mediante dos puntuaciones diferentes: los criterios de Fried basados en 5 parámetros (pérdida de peso, astenia, velocidad de la marcha, pérdida de fuerza muscular, sedentarismo); y los criterios de fragilidad de Gill basados en 2 parámetros (velocidad de la marcha, incapacidad para levantarse de una silla sin ayuda de los brazos). Ambos permiten clasificar a los sujetos en 3 fenotipos (frágil, prefrágil o fuerte usando la primera escala, fuerte, moderadamente frágil o gravemente frágil con la segunda).
Se analizaron los datos de 935 hombres (edad media 77,4 años) de la cohorte BHRS y de 2.033 sujetos de la cohorte HABC (edad media 74,3 años, 46 % hombres) en el momento de la inclusión y tras 8 años de seguimiento. En el BRHS, el 20,2 % se había vuelto frágil según los criterios de Fried y el 11,2 % gravemente frágil según los criterios de Gill. En la cohorte HABC, el 5,0 % y 3,9 % respectivamente.
El número restante de dientes naturales fue una variable continua que se asoció con una menor incidencia de fragilidad (odds ratio ajustada [ORa] 0,97 [0,95-1,00]), mientras que el carecer de dientes naturales de manera total o parcial (menos de 21 dientes) se asoció con un riesgo de progresar a fragilidad (ORa 2,00 [0,95-1,00]), 26 [1,11-4,60] frente a los que tenían dientes naturales, y 1,79 [1,05-3,04] frente a los que tenían más de 21 dientes), tras un ajuste completo por factores sociodemográficos, conductuales y de salud.
En HABC, la progresión a la fragilidad se asoció con sequedad de boca (ORa 3,87 [1,68-8,93]) y tener dos problemas de salud oral concomitantes (ORa 2,54 [1,27-5,10]). Finalmente, tras el ajuste, la progresión a la fragilidad severa se asoció con tener enfermedad periodontal (OR 4,11 [1,13-14,92]).
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Francia.
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