Fitbit valida con la FDA su algoritmo para la detección de la fibrilación auricular mediante sensores lumínicos.
- Santiago Appdemecum
- Salud Digital
Una de las primeras empresas que comenzaron a desarrollar los llamados wearables (tecnología “vestible”, pequeños aparatos que se puede llevar como una prenda más) fue Fitbit. Nacieron en 2007 en San Francisco, con la idea de aplicar los avances tecnológicos en el ámbito de la salud y la actividad física. De lo que se hablaba entonces, sobre todo, era de la posibilidad de conectar sensores de movimiento con aplicaciones móviles, de forma que se creara una nueva categoría de instrumentos de uso personal que en alguna medida recordaban a aquellos podómetros mecánicos que se utilizaban antaño para contar pasos.
De hecho, uno de los primeros Fitbit no fue un reloj, sino una pequeña cápsula diseñada para acoplarse en el bolsillo mediante una pinza, y que permitía contabilizar las caminatas y los escalones que se subía. Ofrecía información sobre pasos, distancias, intensidad de la actividad y calorías gastadas (ponderando esta variable las características del usuario). Todo, en la pantalla del móvil.
La primera pulsera llegó en 2013, y fue llamada Flex. Básicamente, era una simple tira de luces LEDs que informaban del estado de la actividad y de cuánto faltaba hasta completar los objetivos que se hubieran marcado para cada día. Luego, la evolución hizo que aparecieran los relojes inteligentes de las gamas Force, Charge y Surge, que básicamente son los que ahora se comercializan. A la par que crecía la gama, aumentaban también las funciones. Inicialmente, llevaban sensores para la frecuencia cardiaca, y luego se añadieron los correspondientes al nivel de exógeno, temperatura y electrocardiograma, por poner unos ejemplos.
A principios de 2021, Google culminó la compra de Fitbit, y resolvió una situación financiera de esa empresa que no era especialmente halagüeña. Desde entonces, estos productos se venden como parte de la gama de dispositivos de Alphabet, y los niveles de integración comercial y funcional son cada vez mayores. Las autoridades de Competencia tanto de Europa como de Estados Unidos establecieron diversas condiciones relativas al uso de los datos que recopilan los dispositivos, que deben estar protegidos y separados de las demás áreas de negocio del gigante tecnológico.

Lo importante es la motivación.
Una de las ideas más notables del sistema Fitbit, y que más exitosamente supo desarrollar, fue algo que no tenía que ver sólo con el diseño o funcionalidad de los dispositivos, sino con la manera atrayente en la que los millones de datos que se recogían constantemente se mostraban en la pantalla del teléfono móvil, y cómo podían servir para aumentar la motivación por el ejercicio o el cuidado de la salud. Con un uso simple y transparente, dejando que se fueran recogiendo las variables en una aplicación, el usuario podía marcarse sus metas o evaluar sus progresos. No eran dispositivos sólo para deportistas, sino para personas corrientes que querían tomarse un poco más en serio su combate al sedentarismo.
Esta idea de la popularización del control de las variables fisiológicas es importante en el momento en el que Fitbit ha dado un paso relevante, como es hacer de sus dispositivos un instrumento de grado médico, y especialmente orientado a la salud cardiovascular.
La noticia que se acaba de conocer es que Fitbit ha obtenido la aprobación de la FDA para un esperado algoritmo que venía desarrollando para detectar la fibrilación auricular (AFib, en el acrónimo sajón) mediante la técnica de la fotopletismografía que ya venía integrada en prácticamente todos sus dispositivos.
Esta técnica es la que se usa a través de unas luces LED que están en la parte trasera de los relojes, las que muy al principio se emplearon simplemente para la evaluación del ritmo cardiaco medido en latidos por minuto, y que hay que distinguir del sistema de registro de electrocardiograma que también se ha incorporado en sus últimos modelos, igual que lo hiciera desde hace tiempo el Apple Watch, basado en un sistema de detección eléctrica.
Lo que ahora se ha conseguido es que mediante ese mismo sistema de luces, que es pasivo y no intrusivo (puesto que el usuario no tiene que tocar ni activar nada para que se produzca el registro), se pueda detectar mediante un algoritmo específico irregularidades significativas que sean sugestivas de un ritmo cardiaco irregular. El primer tipo de evento que se detectará será una posible fibrilación auricular.
Una ventaja de este sistema es que permitirá evaluar el ritmo cardiaco de una persona cuando esté durmiendo o en reposo, dado que la fibrilación aurícula suele debutar de manera paroxística. Los usuarios que hayan generado una lectura sospechosa de AFib podrán recibir una notificación sugiriendo que consulten a un profesional de la salud.
En el blog de Fitbit anuncian cómo funciona el sistema mediante palabras sencillas. “Cuando tu corazón late, pequeños vasos sanguíneos en todo tu cuerpo se expanden y se contraen según los cambios que s eproducen en el volumen de sangre. El sensor óptico de frecuencia cardiaca de Fitbit puede detectar estos cambios de volumen directamente desde la muñeca. Estas mediciones determinan el ritmo del corazón, que puede ser analizado por un algoritmo de detección que busca irregularidades y posibles signos de fibrilación auricular".
Anteriormente, los usuarios de los modelos más avanzados de esta marca podían usar una aplicación específica para disponer de un trazado de ECG, pero se necesitaba un uso premeditado, activo, para desarrollar la medida. Lo que ahora se ha conseguido es que la función ordinaria del reloj pueda lanzar la alerta si detecta alguna anomalía, sin que se exija una acción proactiva. Incluso, podría en un futuro combinarse los dos sistemas para hacer una determinación más precisa: el de base sería el fotopletismografico, y una vez detectada una alerta, se podría sugerir la realización del ECG de manera activa por el usuario.
En la gama de Fitbit, se comercializan dispositivos con sensores ópticos desde menos de 100 euros, y con sistema de ECG por unos 180. Las posibilidades de aplicarlos como tecnología coste efectiva para la detección de anormalidades cardiacas en amplios grupos de población es evidente.
Además, esta validación por la FDA del sistema de análisis algorítmico permite desarrollar un enfoque de evaluación del ritmo cardiaco a largo plazo. La compañía viene desarrollando el llamado Fitbit Heart Study, que se inició en 2020 y cuyos resultados se publicaron recientemente. La investigación, presentada en las Sesiones Científicas de la American Heart Association , encontró que la detección de Fitbit mediante fotopletismografía pudo identificar correctamente los episodios de AFib en el 98% de las veces.
Según el comunicado de la compañía, la nueva función y el algoritmo pronto estarán disponibles en los EE. UU.
Desafortunadamente este artículo no esta disponible para usuarios no logados
Has alcanzdo el límite de artículos por usuario
Acceso gratuito Un servicio exclusivo para profesionales sanitarios