Fantasías sexuales bajo la mirada de la ciencia
- Noticias
Una reciente revisión de la literatura hizo un resumen de los estudios realizados sobre fantasías sexuales que fueron publicados desde la última revisión científica exhaustiva sobre el tema en 1995. ¿Qué hemos aprendido desde entonces?[1]
¿Cómo definir una fantasía sexual?
Una fantasía sexual generalmente se define como una "imagen mental que es sexualmente excitante o erótica para un individuo". Es una ventana que se abre a un mundo sin restricciones físicas, sociales o legales.
Hablemos un poco de metodología
El Cuestionario de Wilson de Fantasías Sexuales (WSFQ) es el cuestionario más utilizado y traducido para el estudio de las fantasías sexuales. Sin embargo, aún no existe uno estandarizado para evaluar el impacto de la sexualidad en la salud.
Investigaciones recientes clasifican las fantasías sexuales en 7 categorías: relaciones sexuales con varias parejas simultáneamente; bondage, dominación-sumisión, sadismo, masoquismo (BDSM); experiencias sexuales nuevas y emocionantes; hacer algo tabú o prohibido; practicar la no monogamia; pasión, romance y realización emocional, y por último, la exploración de género.
Fantasías: raras y frecuentes
La zoofilia (sexo con animales) y la necrofilia (sexo con cadáveres) se encuentran entre las fantasías menos comunes.
Estadísticamente pocas fantasías sexuales resultan inusuales o raras. El voyerismo, fetichismo, froteurismo, masoquismo y exhibicionismo son relativamente comunes.
¿Demasiados estereotipos?
La investigación inicial sobre las fantasías sexuales se centró de manera desproporcionada en estudiantes adultos jóvenes, blancos y heterosexuales de universidades norteamericanas, y en particular en los hombres.
¿Qué descubrimientos se han hecho desde la última revisión sobre el tema?
Se dice que las mujeres que cumplen sus fantasías sexuales tienen un aumento significativo de testosterona. Las tipologías de fantasías serían bastante similares entre adultos cisgénero, queer (persona cuyas preferencias sexuales son distintas a la heterosexualidad) y heterosexuales. Nótese que los autores indican que sería interesante hacer más estudios con personas LGBTIQ+ (lesbiana, gay, transexual, bisexual, intersexual, queer y resto de diversidades sexuales y de género), personas mayores o personas de diferentes culturas.
Mientras tanto, los estudios actuales señalan que los sujetos asexuales son más propensos a informar que no tienen fantasías sexuales o que sus fantasías no involucran a nadie.
Es más probable que las fantasías de personas no binarias incluyan sujetos con genitales no normativos y se refieran menos a sí mismos como objeto de deseo. Las personas homosexuales, lesbianas y bisexuales serían más propensas a tener fantasías relacionadas con tabúes, no monogamia, sexo con varias parejas y BDSM.
La frecuencia de las fantasías parece disminuir con la edad, aunque existe la particularidad de que un tercio de los sujetos mayores tendría más pensamientos sexuales que los adultos más jóvenes. El contenido de las fantasías sexuales difiere según el grupo de edad. Los adultos jóvenes tienen más fantasías de tipo BDSM o que involucran satisfacción emocional; las fantasías de adultos de mediana edad incluyen el sexo con múltiples parejas, la no monogamia, experiencias sexuales novedosas y fantasías que involucran tabúes, y los mayores tienen una disminución general en la mayoría de las fantasías.
Si las fantasías de las norteamericanas y las europeas parecen bastante similares, por otro lado, casi la mitad de las mujeres asiáticas afirman no haber tenido nunca una fantasía. Cuando los asiáticos hablan de sus fantasías sexuales, estas serían más modestas, en las que los besos y los abrazos son los temas predominantes.
¿Qué hacen las personas con sus fantasías?
Las personas encuestadas contestaron en primer lugar que tienen fantasías sexuales solo ocasionalmente y las usan por una amplia gama de razones: para mantener o aumentar la excitación, para satisfacer necesidades sexuales y emocionales no satisfechas, para reducir su estrés, controlar el aburrimiento…
De la fantasía a la acción hay un salto gigante... De hecho, los estudios revelan que solo una de cada cinco personas habría consumado realmente sus fantasías sexuales.
Los estudios también revelan que fantasear con la pareja o compartir las fantasías sexuales con ella podría promover la calidad de la relación y aumentar los niveles de deseo y compromiso.
Fantasía y pornografía: ¿existe un vínculo?
El uso de la pornografía para alimentar las fantasías difiere según el individuo. Así, un 81 % de los sujetos en el estudio dijo que buscaron su fantasía favorita en la pornografía, pero solo el 16 % contestó que sus fantasías provenían de la pornografía.
Los autores concluyeron que, si bien el conocimiento sobre las fantasías sexuales ha progresado mucho durante el último cuarto de siglo, aún quedan muchos aspectos por explorar.
Los investigadores también subrayaron la necesidad de actualizar las herramientas de evaluación, algunas de las cuales fueron diseñadas hace más de medio siglo y pueden no reflejar suficientemente la evolución de las prácticas y el lenguaje en torno a las fantasías sexuales.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Francia.
Desafortunadamente este artículo no esta disponible para usuarios no logados
Has alcanzdo el límite de artículos por usuario
Acceso gratuito Un servicio exclusivo para profesionales sanitarios