Factores de riesgo pediátricos relacionados con ictus a los 30 y 40 años

  • Fran Lowry

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
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En un estudio de casos y controles, los factores de riesgo ateroescleróticos fueron infrecuentes en la infancia y al parecer no estuvieron asociados a la patogenia del ictus isquémico arterial en la infancia o en la edad adulta temprana.[1] Pero en la cuarta y quinta décadas de la vida, estos factores de riesgo se asociaron fuertemente con un riesgo significativo de sufrir un ictus, aumentando dicho riesgo casi diez veces.

"Aunque los ictus en la infancia y en los primeros años de la edad adulta probablemente no son causados por factores de riesgo ateroesclerótico, al parecer estos factores de riesgo aumentan en el curso de la edad adulta temprana y joven y se convierten en factores de riesgo significativos para ictus en los 30 y 40 años", compartió con Medscape Noticias Médicas la autora principal, Dra. Sharon N. Poisson, M. Sc., profesora asociada de neurología en la Universidad de Colorado, en Aurora, Estados Unidos.

Los resultados fueron publicados en versión electrónica el 1 de agosto en JAMA Neurology.

En este estudio, los investigadores se centraron en el ictus isquémico, no en el hemorrágico. "Sabemos que la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad son factores de riesgo de ictus isquémico, pero lo que no sabíamos es a qué edad esos factores de riesgo ateroesclerótico empiezan a provocar realmente un ictus", dijo la Dra. Poisson.

Para saber más, ella y su equipo hicieron un estudio de casos y controles de la información del sistema Kaiser Permanente Northern California, que había estado acumulando datos relevantes durante un periodo de 14 años, desde el 1 de enero de 2000 hasta el 31 de diciembre de 2014.

El análisis incluyó a 141 niños y 455 adultos jóvenes con ictus isquémico arterial y 1.382 controles de la misma edad.

Los niños se dividieron en dos categorías de edad: de 29 días a 9 años y de 10 a 19 años.

En el grupo más joven, hubo 69 casos de ictus isquémico arterial. En el grupo de mayor edad, hubo 72 casos.

Los adultos jóvenes se dividieron en tres categorías de edad: 20 a 29 años (n = 71 casos), 30 a 39 años (144 casos) y 40 a 49 años (240 casos).

De los controles pediátricos, 168 niños de 29 días a 9 años (46,5 %) y 196 niños de 10 a 19 años (53,8 %) presentaron un ictus isquémico arterial.

Hubo 121 casos de ictus isquémico entre los controles de adultos jóvenes que se encontraban en el grupo de edad de 20 a 29 años, 298 casos entre los controles del grupo de edad de 30 a 39 años y 599 casos en el grupo de edad de 40 a 49 años.

Tanto los casos infantiles como los controles tenían una baja prevalencia de diagnósticos documentados de factores de riesgo ateroesclerótico. El odds ratio (OR) de tener algún factor de riesgo ateroesclerótico en el ictus isquémico arterial fue de 1,87 para las edades de 0 a 9 años, y de 1,00 para las edades de 10 a 19 años.

Sin embargo, los casos aumentaron con la edad.

El odds ratio fue de 2,3 para el rango de edad de 20 a 29 años, de 3,57 para el rango de edad de 30 a 39 años y de 4,91 para el rango de edad de 40 a 49 años.

El análisis también mostró que el odds ratio asociado a los factores de riesgo ateroesclerótico múltiples fue de 5,29 para el rango de edad de 0 a 9 años, de 2,75 para el de 10 a 19 años, de 7,33 para 20 a 29 años, de 9,86 para 30 a 39 años y de 9,35 para el rango de edad de 40 a 49 años.

Los factores de riesgo múltiples fueron infrecuentes en los niños, pero se volvieron más frecuentes con cada década de la edad adulta joven.

La presunta causa del ictus isquémico arterial fue la ateroesclerosis. Había indicios de ateroesclerosis en un 1,4 % del grupo de 10 a 19 años, en un 8,5 % del grupo de 20 a 29, en un 21,5 % del grupo de 30 a 39 y en un 42,5 % del grupo de 40 a 49 años.

"Este estudio nos dice que, si bien el ictus en la adolescencia y en los primeros años de la edad adulta puede no deberse a factores de riesgo ateroesclerótico, empezar a acumular esos factores de riesgo a una edad muy temprana aumenta claramente el riesgo de ictus a los 30 y 40 años. Espero que podamos transmitir este mensaje, porque cuanto antes podamos tratar los factores de riesgo, mejor será el pronóstico", señaló la Dra. Poisson.

La prevención empieza en la infancia

La prevención de las enfermedades cardiovasculares comienza en la infancia, lo que implica un cambio de paradigma respecto a la forma en que se concebían las enfermedades cardiovasculares hace un par de décadas, señaló el cardiólogo pediátrico Dr. Guilherme Baptista de Faia, del Hospital Infantil Ann & Robert H. Lurie en Chicago, Illinois.

"Nuestras guías para la reducción de los factores de riesgo en los niños pretenden abordar cómo o cuándo detectamos esos factores, cómo o cuándo los prevenimos y si estas medidas repercuten en los desenlaces cardiovasculares a una edad posterior. Este artículo forma parte de la creciente investigación que pretende comprender la relación entre los factores de riesgo cardiovascular en la infancia y las enfermedades cardiovasculares tempranas", detalló el Dr. Baptista de Faia.

"Ha habido una interesante progresión en nuestra comprensión del impacto de los factores de riesgo cardiovascular a edades tempranas. Grandes cohortes como Bogalusa Heart Study, Risk in Young Finns Study, Muscatine Study, Childhood Determinants of Adult Health, CARDIA e International Childhood Cardiovascular Cohorts (i3C) han sido fundamentales para evaluar esta cuestión", dijo.

El conocimiento de que los factores de riesgo ateroesclerótico en los niños pueden conducir a la aceleración de la ateroesclerosis en edades posteriores abre la puerta a la medicina preventiva, apuntó el Dr. Baptista de Faia, quien no participó en el estudio.

"Aquí es donde entra la medicina preventiva. Si podemos identificar a los niños con más riesgo, ¿podemos intervenir para mejorar los resultados más adelante?", planteó. La hipercolesterolemia familiar es "un gran ejemplo de ello", añadió. "Podemos examinar a los niños a una edad temprana, existe un tratamiento eficaz y sabemos por estudios de población que el tratamiento oportuno disminuye significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares posteriores".

La Dra. Poisson declaró que recibió becas de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) durante la realización de este estudio, que contó con el apoyo de NIH.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.