Expertos de la SEEN aclaran ideas básicas sobre el yodo y la radioactividad

  • Ana Villajos
  • Noticias profesionales
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En estos últimos días, a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia, se está gestando una preocupación colectiva por si en un momento determinado en esta guerra pudiera utilizarse armamento nuclear. Por este motivo, algunas personas están intentando conseguir comprimidos de yodo. La creencia es que es útil para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo. En este contexto, expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) han querido aclaran algunos conceptos básicos sobre tiroides y radioactividad.

En concreto, los doctores Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), subrayan que, tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo. Este elemento puede ser captado por la glándula tiroides y de este modo incrementar el riesgo de cáncer en esta glándula.

El riesgo se reduce significativamente si nuestra glándula tiene un depósito óptimo de yodo. Ante esta situación, sí que se recomienda la ingesta de comprimidos de yoduro potásico. Sin embargo, se trataría de dosis muy elevadas, que buscarían bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides.

Es por ello que no sirven en absoluto las dosis de los comprimidos que se utilizan en las mujeres embarazadas. Las dosis de los comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico. Es decir supera en más de 500-1000 veces la dosis recomendada diaria.

Tomar yodo y radioactividad
Para que los depósitos de yodo estén bien repletos, lo más importante es que la ingesta diaria sea la adecuada. Las necesidades diarias están alrededor de 150 microgramos de yodo en población adulta, 90-120 microgramos en población infantil y 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia. Para cubrir estos requerimientos tenemos que tomar alimentos ricos en esta sustancia. Además, conviene consumirlos de modo habitual, como la sal yodada.

En este momento, no tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo. Si se diera el caso, se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente.

Ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud. Por ello, de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades de salud. Un exceso de consumo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo.