Entrevista a Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)

  • Olga Fernández Castro
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El primer trasplante de un corazón de cerdo modificado genéticamente a humano ha reavivado el interés por el xenotrasplante. Un equipo de cirujanos de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) consiguió injertarlo con éxito en el cuerpo de un hombre de 57 años. No solo se esquivó el rechazo hiperagudo inmediato, habitual en este tipo de trasplantes, sino que el corazón latió en el cuerpo del paciente durante dos meses. Este avance ha puesto el foco sobre un procedimiento que abre la puerta al suministro de órganos sanos procedentes de animales. Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), habla en una entrevista para Univadis España y contesta a preguntas esenciales: ¿puede realizarse un xenotrasplante en España?, ¿la vía de investigación va a ser esa o la creación de órganos bioartificiales?, ¿qué avances se han conseguido para salvar el rechazo con nuevas técnicas?...

¿Se ha publicado el procedimiento del xenotrasplante realizado en Maryland?

De momento, no ha sido publicado en la literatura científica, con lo cual todo lo que conocemos de este procedimiento es a través de los medios de comunicación y de declaraciones de los profesionales que han participado en el mismo. Por eso resulta difícil opinar sobre ciertos aspectos.

¿Cree que ha marcado un hito en la investigación de trasplantes?

Sí, definitivamente es un hito. Ha sido algo absolutamente rompedor. Si hace meses me hubieran hablado del futuro del xenotrasplante, hubiera dicho que lo veía como algo a muy largo plazo. Hay que recordar que en esta línea de investigación se lleva trabajando desde la década de los 80 y, aunque se ha ido avanzando, este xenotrasplante de cerdo modificado genéticamente que se realizó en Maryland supone un salto cualitativo importante. Y, por lo que sabemos a través de los medios, la causa del fallecimiento del paciente puede ser un problema abordable en el futuro. 

Además, ha demostrado que se puede evitar el rechazo hiperagudo, un fenómeno que se producía en el postrasplante inmediato, y también se ha reducido el riesgo de rechazo agudo por parte del sistema inmunitario al órgano. Sí es importante transmitir a los pacientes que este xenotrasplante es un procedimiento con carácter experimental y que todavía queda un largo camino por recorrer: necesitamos ensayos clínicos bien diseñados en los que podamos comprobar la eficacia y la seguridad a corto, medio y largo plazo. 

Según las informaciones aparecidas en distintos medios, la causa del fallecimiento ha sido un citomegalovirus o virus porcino. ¿Este problema no se había  salvado con las técnicas de edición genética?

La técnica CRISPR Cas9 (herramienta que puede cortar y pegar ADN, capaz de suprimir genes de retrovirus endógenos en embriones de cerdo) ha permitido modificar genéticamente a los cerdos para eliminar los retrovirus porcinos. Si el fallecimiento se ha producido por un citomegalovirus, la verdad es que me resulta sorprendente, ya que estos cerdos modificados genéticamente se supone que están criados en condiciones de alta bioseguridad. 

¿Podría realizarse este tipo de trasplante en España?

Técnicamente podría hacerse. Sin embargo, aquí partimos de una situación peculiar para el xenotrasplante, ya que las probabilidades que tiene un paciente de recibir un órgano para trasplante en España son altas, con lo cual resulta difícil discernir quiénes podrían beneficiarse de esta opción terapéutica.

¿Qué tipo de pacientes serían candidatos a xenotrasplante?

Podríamos plantearnos, por ejemplo, el caso de un paciente que se encuentra en una situación de urgencia vital, que por sus características tiene enormes dificultades para encontrar un órgano adecuado y vemos que no va a llegar en buenas condiciones al trasplante o que incluso puede morir en la espera. Pero en España es muy difícil que esto ocurra porque la tasa de donación es la más elevada del mundo.

¿En qué punto se encuentra la investigación del xenotrasplante en España?

Hemos tenido dos grupos de investigación preclínica que han estado trabajando activamente: por un lado, está la Universidad de Murcia, en colaboración con el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca; y el otro grupo es el del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, que tuvo un programa muy sólido en el ámbito del xenotrasplante y me consta que quien lo lideró, que actualmente trabaja en el Hospital de Bellvitge (Barcelona), sigue investigando en este campo. Tenemos profesionales bien preparados y con la capacidad de hacerlo, pero lo complicado, insisto, es delimitar qué tipo de pacientes podrían beneficiarse en nuestro país de este tipo de trasplante.

¿El futuro del trasplante en España pasa por los xenotrasplantes o por la creación de órganos bioartificales?

Con el xenotrasplante lo que buscamos es una fuente alternativa de órganos sanos para reemplazar a los enfermos, mientras que con la creación de órganos bioartificiales no solo se estaría cubriendo esta necesidad sino otra adicional: al crear órganos a partir de las células del propio receptor, este no reconocería como extraño al órgano trasplantado. Esto nos permitiría hablar incluso de un futuro en el que la inmunosupresión no fuera necesaria. Pero el desarrollo de los órganos bioartificiales todavía tiene un largo recorrido, yo veo más próximo el xenotrasplante.

¿Cuánto de próximo?

Creo que en la próxima década veremos el fruto de los avances en la investigación de xenotrasplantes en España. En la práctica clínica probablemente tendremos un largo periodo de tiempo donde coexista el trasplante convencional con estas otras fuentes alternativas que se transformarían en una opción terapéutica adicional para nuestros pacientes.

¿Qué avance ha sido el más importante durante los dos últimos años en trasplantes en España?

Dentro de las líneas de investigación a corto y medio plazo tenemos dos importantes: el trabajo en preservación de órganos que permite aumentar su disponibilidad y calidad para trasplante; y las líneas de investigación que buscan generar tolerancia inmunológica, por ejemplo a través de la utilización de tejido tímico. Lo que busca es conseguir que el órgano se transforme en “invisible” para que el sistema inmune del paciente no lo reconozca como extraño. Esto es particularmente importante en el caso de los niños, que tienen unas expectativas de vida largas. 

En España tenemos dos grupos de investigación trabajando en esta línea, uno en el Hospital La Paz y otro en el Hospital Gregorio Marañón, ambos en Madrid. Y han conseguido grandes avances.

La utilización de células reguladoras del timo para prevenir el rechazo se ha experimentado ya en niños trasplantados, ¿es una técnica consolidada?

Es una línea de investigación y hay varios niños que se han incluido en el ensayo clínico. De momento lo que se hace es controlar si esas células T reguladoras se mantienen y van generando tolerancia inmunológica, pero todavía no se ha dado el salto de reducir o eliminar la inmunosupresión.  

Una gran parte de los donantes son de edad avanzada, ¿qué edades?

En 2021, la media de edad de nuestros donantes fue de 59 años. Más de la mitad de los donantes tienen 60 años o más. El 28 % han cumplido 70 años o más. Y aproximadamente el 4 % son octogenarios.

La pandemia habrá afectado a la donación, ya que el coronavirus ha impactado en esa franja de edad

La COVID-19 ha podido disminuir la potencialidad de donación en los dos primeros años de pandemia, pero no solo por el fallecimiento de personas mayores, sino por todas las dificultades añadidas. Durante la primera ola, por la saturación que vivimos en los hospitales, aunque hubiera un potencial donante no se podía desarrollar el proceso de donación o el trasplante, por otro lado, teníamos miedo porque no sabíamos si la COVID-19 podía transmitirse a través del trasplante, además de la escasez de personal sanitario… 

En 2020, toda la actividad de donación y trasplante se redujo en aproximadamente un 20 % en relación al año 2019. En 2021, que ya estamos más adaptados a todos los obstáculos que nos impone la COVID-19, la recuperación con respecto a 2020 fue de un 8 % más de actividad trasplantadora. Y en lo que llevamos de 2022 estamos hablando de una recuperación que oscila entre un 10 % y un 15 % con respecto a los mismos meses del año anterior.