Enfermedad psiquiátrica asociada con esofagitis eosinofílica
- Laird Harrison
- Maria Baena
- Noticias de Medscape
Las personas con esofagitis eosinofílica pueden correr un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, ansiedad y trastorno por déficit de atención/hiperactividad y deben someterse a exámenes de detección de esas afecciones, informaron los investigadores.[1]
"Es importante saber que existe un riesgo elevado de esos diagnósticos, por lo que los médicos deben tenerlo en cuenta cuando traten a sus pacientes. Pueden evaluar su calidad de vida y su estado mental", señaló la autora principal, la Dra. Lovisa Röjler, pediatra y estudiante de doctorado en el Hosptial de la Universidad de Örebro, en Orebro, Suecia.
"Los trastornos psiquiátricos no se detectan con una muestra de sangre o un examen radiológico", comentó a Medscape Noticias Médicas.
El estudio fue publicado en versión electrónica de American Journal of Gastroenterology.[1]
Riesgo elevado
Estudios previos sobre la relación entre la esofagitis eosinofílica y la ansiedad y la depresión tienen conclusiones contradictorias.
Con la esperanza de tener más información, la Dra. Röjler y sus colaboradores analizaron datos de la cohorte ESPRESSO de Suecia, que consta de más de seis millones de muestras de biopsias del tracto gastrointestinal que se recolectaron en todo el país durante los años 1965 a 2017.
Identificaron a 1.458 personas con esofagitis eosinofílica que no habían experimentado eventos psiquiátricos antes de ser diagnosticadas con esofagitis eosinofílica. De estas, un 70 % presentaba disfagia y un 58 % impactación alimentaria.
En el estudio se compararon con hasta cinco personas de referencia (6.436 personas) sin esofagitis eosinofílica que se identificaron en el Swedish Total Population Register y se parearon por edad, sexo, condado y año de diagnóstico.
Entre las personas con esofagitis eosinofílica, hubo 106 eventos de enfermedad psiquiátrica, con una incidencia de 15,96 por 1.000 personas-año, frente a 10,93 por 1.000 personas-año (331 eventos) entre aquellos sin esofagitis eosinofílica. Este aumento del 50 % en el riesgo de enfermedad psiquiátrica para las personas con esofagitis eosinofílica fue estadísticamente significativo (hazard ratio [HR]: 1,50, intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,20 a 1,87).
Para ajustar por factores de confusión genéticos y ambientales, los investigadores compararon la tasa de eventos psiquiátricos en 1.055 personas con esofagitis eosinofílica con la de hermanos que no tenían esofagitis eosinofílica (1.699 personas). Hubo 74 eventos de enfermedad psiquiátrica entre los hermanos (8,99 por 1.000 personas-año). A partir de esto, los investigadores calcularon un aumento del 62 % en el riesgo de eventos psiquiátricos para las personas con esofagitis eosinofílica (HR: 1,62, IC 95%: 1,14 a 2,31).
No hubo diferencia en el riesgo de trastornos psiquiátricos según el nivel educativo, aunque las personas para las que no había datos sobre educación mostraron un mayor riesgo.
Tampoco hubo diferencia en el riesgo psiquiátrico asociado con el uso de corticoides o inhibidores de la bomba de protones para la esofagitis eosinofílica, aunque estos medicamentos a veces se han asociado con trastornos psiquiátricos.
Después de ajustar por enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celiaca y asma, los investigadores aún encontraron un mayor riesgo de eventos psiquiátricos.
Además, las personas que tenían esofagitis eosinofílica no tenían más probabilidades que las personas de referencia de haber tenido eventos psiquiátricos antes de su diagnóstico, lo que sugiere que la esofagitis eosinofílica causó los eventos psiquiátricos y no al revés.
Investigadores anteriores han encontrado una asociación similar con enfermedades psiquiátricas en personas con enfermedad celiaca y enfermedad inflamatoria intestinal. Los investigadores especulan que las personas con esofagitis eosinofílica podrían desarrollar enfermedades psiquiátricas porque sus síntomas y tratamientos, como las dietas restrictivas, causan estrés y dolor crónico y, por lo tanto, causan problemas con la educación, el trabajo y el estatus social y económico.
La Dra. Röjler recomendó que los médicos utilicen cuestionarios para identificar los trastornos del estado de ánimo y el trastorno por déficit de atención/hiperactividad en sus pacientes para luego derivarlos a un profesional de la salud mental.
Detección de trastornos psiquiátricos
Tiffany Taft, doctora en Psicología y profesora asociada de investigación de medicina en la Universidad de Northwestern en Chicago, Estados Unidos, que no participó en el estudio, estuvo de acuerdo con que los pacientes con esofagitis eosinofílica deberían someterse a exámenes de detección de trastornos psiquiátricos con más frecuencia.
"Descubrimos que la ansiedad específica de los síntomas prevalece y se asocia con otros resultados, como la calidad de vida, por lo que es posible que no sea la ansiedad típica que diagnosticaría a partir del la Quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)", comentó Taft a Medscape Noticias Médicas.
Aunque no es probable que la ansiedad desencadene la esofagitis eosinofílica, puede empeorar los síntomas, agregó.
A veces, ayudar a los pacientes a establecer la conexión entre su salud mental y la esofagitis eosinofílica puede mejorar la ansiedad en sí.
"La educación es lo suficientemente buena para cierto grupo de pacientes", continuó Taft.
Otros pacientes se benefician de la terapia cognitivo-conductual, que les brinda una comprensión más realista de su situación.
"También agregamos relajación, respiración profunda e imágenes guiadas para calmar la respuesta al estrés en el cuerpo, que es parte de esa conexión cerebro-intestino que mejora la gravedad de los síntomas", indicó.
Algunos pacientes prefieren medicamentos, o los utilizan porque eso es lo que proporciona su seguro, señaló. Agregó que a la mayoría de los pacientes les va mejor con una combinación de medicamentos y terapia de conversación.
Lo ideal sería derivar a las personas con estos trastornos a alguien como ella, una psicoterapeuta con especialidad en gastroenterología, puntualizó Taft.
Pero no hay muchas personas en esa subespecialidad, por lo que, si no hay un psicólogo gastroenterólogo disponible, un psicólogo que se especialice en el tratamiento de enfermedades mentales asociadas con enfermedades crónicas es una buena segunda opción.
El estudio fue financiado por Örebro County Council y Karolinska Institutet. La Dra. Röjler y Taft, Psy. D., declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional.
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