En busca de museos de Medicina alrededor del mundo

  • Andrea Jiménez
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El pasado julio, el Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (MNCN-CSIC) inauguró la exposición El Legado Histórico de Santiago Ramón y Cajal, dedicada al científico más importante de su historia de España, padre de la neurociencia y uno de los dos únicos Premio Nobel de Medicina españoles.

Esta muestra exhibe una recreación del laboratorio y despacho del médico con mobiliario histórico que incluye, entre otros muchos objetos los armarios donde almacenaba las preparaciones científicas y los frascos con productos químicos, así como sus dibujos técnicos.

Este no sería el único espacio artístico dedicado a la Medicina en nuestro país. En Leioa, Vizcaya, se encuentra el Museo Vasco Historia de la Medicina, el cual atesora una rica colección de más de 6.000 piezas de todas las especialidades médicas y otras disciplinas científicas, utilizados en el País Vasco durante los siglos XIX y XX. En Madrid, se puede visitar las exposiciones temporales del Museo de Medicina Infanta Margarita, proyecto impulsado por la Real Academia Nacional de Medicina de España, y que cuenta con un patrimonio instrumental de miles de piezas pertenecientes a las diversas especialidades médicas y del ejercicio farmacéutico en la Edad Moderna: frascos con restos orgánicos, medicamentos, instrumental quirúrgico…

Los anteriores son solo unos pocos ejemplos de los tantos espacios artísticos alrededor del mundo dedicados a las distintas ramas de la medicina, algunos de los más curiosos.

Entre los más famosos destaca el Museo de Historia Médica de Berlín, que ofrece a los visitantes la posibilidad de observar piedras de una vejiga del año 1700, un colon enorme de hasta 27 kilos y tumores que fueron extraídos y preservados en el tiempo, entre otros ejemplos. Este centro, testamento de la historia médica alemán, también constituye un recorrido por su lado más oscuro, ya que cuenta con una sección que explica cómo fue la ciencia que desarrollaron los nazis para dañar a los judíos durante el Holocausto. 

En la ciudad de Brandemburgo, Gubeen, también en Alemania, se encuentra el Museo Plastinarium, obra de Gunther von Hagens, científico que conjugó su profesión médica con el arte. En sus primeras exposiciones, se exhibían cadáveres a los que se les extrajo la grasa y los fluidos, y fueron rellenados por una sustancia a base de plastilina, dando lugar a una estrambótica colección. Tras varias denuncias, las esculturas que en la actualidad se exhiben y permiten observar la fisonomía interior del cuerpo humano son ahora figuras de plástico que no utilizan muertos.

En París, encontramos el Museo Fragonard, dedicado a la historia de los perfumes y cómo evolucionaron todos sus procesos para elaborar distintas fragancias. No obstante, una parte de sus exposiciones está dedicada a la medicina, con cuerpos desollados en el siglo XVIII por el científico que da nombre al museo, Honoré Fragonard, cirujano que en el propósito de enseñar anatomía a sus alumnos que conservó los restos de caballos, monos y hasta fetos humanos en frascos.

El Museo Vrolik, en Ámsterdam, está dedicado a las patologías y deformidades tanto de humanos como animales. Se trata de una extensa colección privada conformada por más de 5000 especímenes con anomalías congénitas preservadas en frascos de formol. Un centro expone fetos con deformaciones en diferentes lugares del cuerpo y hasta niños con dos cabezas. El Museo de Patología Bart’s, en Londres, también incluye no solo partes disecadas de cuerpos humanos sino de objetos extraídos de ellos, como un cepillo de dientes que obstruyó en su momento el esófago de un paciente hace más de cien años. Y, en Austria, se puede visitar el Museo del Diente, un legado de la historia de la Odontología del último siglo.

Igual de llamativos son otros de los museos dedicados al ámbito de la historia de la Medicina fuera del continente europeo, como el Museo de las Enfermedades Humanas en Sydney. Australia, con muestras explícitas de más de dos mil enfermedades que afectaron a las poblaciones a lo largo de la historia y hasta la actualidad: la tuberculosis, tumores cerebrales o tejido nervioso afectado por la enfermedad de las vacas locas (encefalopatía espongiforme), entre otras, o el Mütter, un museo que forma parte del Colegio de Médicos de Filadelfia, en Estados Unidos y que contiene una colección de especímenes anatómicos y patológicos, así como un gran acervo de equipo médico.

En Corea del Sur, el Museo de Medicina de Choowondang, inaugurado en el 2008 en las instalaciones de un centro salud muy importante durante el siglo XIX, exhibe la historia de la medicina del país, con exposiciones donde abundan desde botiquines y documentos, hasta un laboratorio que produce medicamentos a base de hierbas. Y en Japón, el Museo Meguru, está exclusivamente dedicado a la parasitología. Con más de 70 especímenes, el centro muestra los parásitos más comunes que suelen atacar al cuerpo humano, pero también alguno de los más raros.

Aunque los ejemplos de exposiciones que cuentan la historia desde distintos ámbitos de las ciencias médicas son numerosos, no podría faltar uno de los más extravagantes. Se trata de la colección de Harvey Cushing, el médico estadounidense que instauró la neurocirugía como técnica quirúrgica. Además, de la exposición de fotografías de pacientes que fueron intervenidos cirugía cerebral, en el Centro Cushing, se exhiben más de 500 cerebros conservados en frascos de cristal.