El tiempo es esencial en la atención del paciente en las urgencias neurológicas

  • Pura C. Roy
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La Sociedad Española de Neurología (SEN) acaba de publicar el Manual de Urgencias Neurológicas, una herramienta dirigida a todos los médicos que atienden a pacientes con enfermedades neurológicas, y ayudar así a la toma de decisiones rápidas y precisas en situaciones de emergencia para minimizar las secuelas. 

Su edición la han realizado los doctores José Miguel Láinez, Cristina Íñiguez y Susana Arias y en él han participado más de 60 autores. Este manual se ha organizado tanto por patologías -ictus, traumatismos, enfermedades desmielinizantes, epilepsia, cefaleas- como por síntomas frecuentes en urgencias -síncope o estado confusional-. 

Además, se incluyen capítulos dedicados a la realización de la historia clínica orientada hacia la localización topográfica, a las exploraciones complementarias y sus indicaciones o al manejo de las complicaciones neurológicas que surgen en el embarazo.

Urgencias neurológicas: “el tiempo es oro”

De los 20 millones de urgencias hospitalarias que se atienden al año en España, el 15 % son neurológicas y en su gran mayoría son consideradas de nivel I-III (riesgo vital-riesgo vital potencial). Para Susana Arias, Vocal de la Sociedad Española de Neurología: “Aunque a lo largo de los años, la SEN ya había publicado algunas recomendaciones, e incluso algún manual acerca de la atención urgente de diferentes patologías, nunca se había hecho en una obra conjunta que aborde de forma específica y global la asistencia al paciente neurológico en urgencias”, explica Arias. 

En Neurología se sabe que el tiempo de actuación es un factor fundamental. Por ello en todos los apartados del manual se describe con gran precisión y de un modo práctico, el manejo de la patología neurológica aguda y las complicaciones de la patología neurológica crónica. Todos los capítulos están ilustrados con figuras, tablas, algoritmos e iconografías con el objetivo de facilitar toda la información y conocimiento disponible en cada área.

En neurología atuar con rapidez es prioritario. “Tenemos un lema: tiempo perdido es cerebro perdido. Uno de cada tres pacientes que atiende el neurólogo es una persona con ictus o con patología cerebrovascular. Para un buen resultado se estima que es fundamental actuar dentro de las primeras 4,5 horas. Esto que parece mucho tiempo, no lo es. Hay que tener en cuenta que desde que el paciente reconoce sus síntomas, es llevado a los servicios de urgencia, se avisa al neurólogo para hacer las pruebas pertinentes para el posible tratamiento pueden pasar horas. De ahí la importancia de tenerlo todo muy bien protocolizado que ayude a ganarlo”, explica Arias

Arias trabaja como neuróloga en la unidad de ictus del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, así que en su día a día trata a numerosos pacientes con problemas neurológicos, pero comenta que la principal causa de asistencia y atención en los hospitales es el ictus, la epilepsia y las cefaleas y después la patología neuromuscular. 

“Cuando comenzamos este siglo XXI, en muchos de los hospitales de nivel II y III, no contaban con un neurólogo en los servicios de urgencias, era simplemente un consultor. Actualmente todos los hospitales de nivel III tienen un neurólogo con presencia física y esto se está implantando en los hospitales de nivel II. Ya que se ha comprobado que mejora la asistencia sanitaria, reduce los tiempos y las lista de espera, los ingresos inadecuados y sobre todo mejora la supervivencia y minimiza las posibles discapacidades que puedan derivarse”.

Actualmente, señala Arias, muchas enfermedades neurológicas están relacionadas con el envejecimiento y la longevidad como el ictus, la demencia o el párkinson, ha sido necesario por tanto cambiar el paradigma de las actuaciones, ya que no todas requieren de la misma urgencia. No es lo mismo lo que se denomina enfermedades degenerativas que aquellas que no lo son. “Un paciente con ictus tiene un trombo en el cerebro que hay que deshacer en el menor tiempo posible. En las crisis epilépticas, con convulsiones, hay que cortar ese shock eléctrico para reducir la posible alteración neuronal y reducir así la discapacidad que esta pueda producir. Un paciente con cefalea, con signos de alta intensidad, puede conllevar una hemorragia cerebral. Esto ocurre también en embarazadas. El embarazo y el puerperio son periodos de grandes cambios fisiológicos que pueden producir complicaciones neurológicas o alterar el curso de enfermedades crónicas. Por tanto hay que saber priorizar las urgencias. Y los protocolos consensuados ayudan a diferenciar las patologías y las valoraciones clínicas”.

Para la especialista también hay que tener en cuenta todas las patologías infecciosas como las encefalitis o meningitis en las que es importante poner un tratamiento temprano y preventivo mientras llegan los resultados de la punción lumbar. “Luego tenemos algunas patologías neuromusculares como la miastenia gravis, en la que el neurólogo debe urgentemente ajustar el tratamiento. Igualmente con síndromes como el de Guillain-Barré, cuya evolución es positiva si se actúa tempranamente”. 

El manual está pensado para dar una respuesta rápida a todas las cuestiones para poder actuar sin demora. “Cuanto más tiempo pasa más neuronas se pierden, como es en el caso del ictus. Por ello se necesitaba una obra que abordara todos los protocolos y algoritmos de manejo en el paciente neurológico. El tiempo es esencial, y cada minuto cuenta”, concluye Arias.